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Buteflika enreda con Margallo y el Barça el final de la campaña electoral en Argelia

El presidente Buteflika utilizó su reunión con el ministro español para acusar a su principal rival

Javier Casqueiro
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, con el presidente argelino, Abdelaziz Buteflika.
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, con el presidente argelino, Abdelaziz Buteflika.Jorge Fuentelsaz (EFE)

La campaña de las elecciones presidenciales en Argelia, que terminó oficialmente el domingo y que tiene convocadas las urnas para este jueves, se calienta y se tensa al máximo al menos en los cenáculos y la prensa de la capital argelina. No así en la calle, donde reina el desinterés. Y España, en concreto su ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, juega un extraño papel de invitado oportuno que se ha visto enredado por el uso que hizo el actual presidente y principal candidato, Abdelaziz Buteflika, de la audiencia oficial en la que le recibió el pasado fin de semana y en la que aprovechó para acusar a su gran rival, Ali Benflis, de hacer “terrorismo” con sus acusaciones de fraude electoral.

La casual visita de Margallo en pleno cierre electoral ya no había sido bien recibida de entrada por los candidatos de los cinco partidos de la oposición. Tampoco lo fue, en mitad de la campaña, la del secretario de Estado norteamericano, John Kerry. Sus adversarios políticos acusan al veterano Buteflika y su equipo de beneficiarse de esos contactos para proyectar la imagen de que son los únicos que pueden generar estabilidad y seguridad tanto internamente en el país como ante los socios y aliados internacionales. Argelia pretende constituirse en una alternativa de granero energético para Europa. Ya lo es para España, a donde exporta el 50% del gas que consumimos.

Tanto la audiencia con Kerry como la de Margallo han sido, además, las dos únicas veces que los argelinos han podido ver y escuchar algunas tímidas palabras por la televisión pública de su presidente en estos 15 días de campaña oficial. Buteflika lleva resguardado entre algodones desde hace casi un año cuando sufrió en Francia un ictus que le mantuvo ingresado 80 días. De hecho, su estado de salud es el principal asunto de debate en estas elecciones. No ha realizado ningún mitin, ni acto electoral y su único discurso fue leído por otro orador al inicio de este periodo.

En las dos audiencias, tanto la de Kerry como la de Margallo, se ha cuidado mucho la escenografía. Buteflika esperó a ambos en pie, unos segundos, luego se sentó, se le proporcionó un micrófono inalámbrico para que sus breves palabras pudieran ser grabadas y luego emitidas por la televisión pública. Pero en ambos casos falló la suerte o la salud. Con Kerry el incidente fue la literalidad de sus expresiones al quejarse en su cara de la poca colaboración del Gobierno norteamericano para compartir información confidencial sobre la grave situación del terrorismo en la franja del Sahel. El tono sonó a reprimenda. Kerry se quedó algo desconcertado.

El pasado sábado, a un día del cierre de la campaña, Buteflika y su equipo decidieron al parecer sobre la marcha que la imagen del anciano dirigente, tiene 77 años, podría ser buena para los telediarios manteniendo una buena charla con el ministro de Exteriores español. El Gobierno español había cerrado la oportunidad de celebrar esos dos días en Argel un foro empresarial que se montó a prisa y corriendo. Margallo fue avisado de que el presidente le quería ver y fue trasladado a una residencia en la que se recoge a unos 30 kilómetros de Argel. Allí estuvieron a solas una hora.

Los periodistas solo pudieron ver las imágenes grabadas. En el mudo de las mismas sí se escucha a Buteflika inquiriendo a Margallo sobre el último partido de semifinales de la Champions entre el Atlético de Madrid y el Barça. Esa intervención se escucha bien. Algunos medios han cuestionado en Argelia ese interés futbolístico, aunque los mismos han dedicado mucho espacio este fin de semana al gol del jugador del Granada Brahimi al Barça que ha podido sentenciar la liga en España. Políticos y periodistas entienden que en Argelia hay ahora otros problemas más graves, como los económicos, de seguridad y de libertades, como ayer mismo denunció en un informe Amnistía Internacional. De eso no se sabe si hablaron. Margallo solo ha transmitido a su equipo que vio bien de salud al presidente argelino.

Pero Buteflika se guardaba una sorpresa que descolocó a todos. Aprovechó la cita para lamentar que en estos días algunos políticos de su país estén dando pábulo a las eternas acusaciones de fraude electoral en Argelia. “Eso es terrorismo vía televisión”, se le escuchó. No le citó por su nombre pero todo el mundo entendió que se refería a su gran rival en esta contienda. Benflis también. Este martes ha convocado a la prensa para responder. Ayer su equipo tildó esa alusión a la palabra tabú en Argelia de “terrorismo” como “miserable y triste”. Margallo, presente, puso cara de póker. No sabía que en Argelia las campañas fuesen también tan duras.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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