La policía centra en los pilotos la investigación del avión desaparecido
Kuala Lumpur pide ayuda a 25 países para el rastreo del MH370 en el Índico
La búsqueda del avión del vuelo MH370 de Malaysia Airlines que se esfumó con 239 personas a bordo se antoja una labor extremadamente difícil diez días después de su desaparición cuando volaba de Kuala Lumpur a Pekín, al tiempo que arrecian las críticas al Gobierno malasio por su gestión de la crisis. El Ejecutivo de Najib Razak ha pedido más ayuda internacional y coordinación para localizar el aparato, de modo que los países implicados en el rastreo han pasado de 14 a 25. Peor que buscar una aguja en un pajar. “El pajar es cada vez mayor y está constantemente en movimiento por las corrientes”, lo describió el piloto militar malasio Fareq Hassan a France Presse.
Tampoco las autoridades malasias tienen claro por dónde entrar al pajar. India explicó este domingo que ha suspendido la búsqueda en las islas de Andamán y Nicobar, situadas entre el estrecho de Malaca y el golfo de Bengala, a petición del Gobierno malasio, que quiere reorganizar las prioridades del rastreo.
La policía centra ahora sus pesquisas en los pilotos, el resto de la tripulación y los pasajeros, toda vez que Malasia ya ha confirmado que alguien a bordo desconectó los sistemas de comunicación y cambió el rumbo del avión a propósito. El ministro de Transportes, Hishammuddin Hussein, explicó que se ha solicitado a los 14 países que tenían ciudadanos en el avión que investiguen sus antecedentes, en vista de que algunos ya lo han hecho, pero otros aún no.
La policía centra su investigación en la vida personal, el historial político y el pasado religioso de todos ellos, y ya ha registrado los domicilios de los pilotos, Zaharie Ahmad Shah, de 53 años y Fariq Abdul Hamid, de 27.
La policía investiga, en particular, el simulador de vuelo casero que tenía Shah en su domicilio y a los ingenieros que tuvieron contacto con el Boeing 777 poco antes del vuelo. Shah había publicado en Internet fotos del simulador que construyó con tres grandes monitores y otros accesorios.
Los mensajes que había colocado en Facebook sugieren que el comandante era un activo oponente de la coalición que ha gobernado Malasia durante los 57 años transcurridos desde la independencia.
Los datos confirmados hasta ahora reflejan que alguien cortó el sistema ACARS (que envía mensajes sobre el estado del avión al centro de mantenimiento o al fabricante) a la 1.07 (hora local) del sábado 8 de marzo, unos minutos antes de que la tripulación del B-777 se despidiese normalmente del centro de control aéreo malasio (1.22) y apagase el transpondedor (que responde a los radares de los controladores aéreos). Luego el avión cambió radicalmente el rumbo y se dirigió al oeste, según registraron los radares militares.
La última señal se recibió casi siete horas después en un satélite sobre el océano Índico pero según los datos disponibles se pudo recibir desde puntos tan distantes como el Himalaya o los mares del sur de Australia.
Con esa información, los expertos concluyen que o bien uno o ambos pilotos desviaron el avión, por decisión propia o bajo amenaza, o alguien con conocimientos de pilotaje se hizo con los mandos. “No hay aún ni cadáver, ni móvil ni arma del crimen”, sentencia José María Vázquez, piloto y expresidente del sindicato Sepla. “Pero está claro que quien lo hizo no era un principiante y tenía un plan para seguir volando”.
Este domingo se supo también que los investigadores han reproducido esta semana con un Boeing 777-200 idéntico la ruta que se cree que siguió el aparato desaparecido, y que la prueba ha confirmado que dio media vuelta y se dirigió hacia el oeste, según France Presse. El ensayo pretendía confirmar si los datos de los radares militares y los satélites que captaron su presencia coincidían con los del vuelo MH370, y así ha ocurrido.
Precisamente el hecho de que los radares militares malasios detectasen un objeto no identificado cruzando buena parte de su espacio aéreo y no lo interceptasen ha provocado estupefacción. Según una fuente de la investigación citada por The New York Times el avión tuvo que pasar por tres radares militares e incluso sobrevoló la ciudad malasia de Penang (de 1,6 millones de habitantes) pero las cuatro personas encargadas de mirar el radar de la cercana base de Butterworth, en la costa oeste de Malasia, “no se enteraron”, según el diario.
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