China promete acelerar las reformas económicas e incentivar el consumo
Pekín promoverá el traslado de los habitantes del campo a las ciudades para fomentar la demanda
El pasado noviembre, China puso en marcha el mayor plan de reformas económicas y sociales del país en décadas en el Tercer Pleno del 18 Comité Central del Partido Comunista Chino (PCCh). Decidió liberalizar más los mercados, otorgar un mayor papel a la empresa privada, acelerar los planes de urbanización de la población, suavizar la política del hijo único y poner fin a los campos de reeducación, entre otros. Pekín dio un impulso a la iniciativa privada y mostró la clara intención de los líderes de reformar en profundidad la economía para hacerla más sostenible, menos dependiente de las inversiones y la exportación, y más del consumo interno, y reducir la brecha social. Desde entonces, ha emprendido pasos en este sentido, y, hoy, el primer ministro chino, Li Keqiang, ha dado un nuevo acelerón, en la apertura de la sesión anual de la Asamblea Popular China (APN) -el Parlamento-, en la plaza Tiananmen, en Pekín.
Li, que accedió el cargo hace ahora un año, ha leído con voz pausada durante una hora y 45 minutos el informe sobre la labor del Gobierno en 2013 y las perspectivas para el año en curso, y ha dejado claro que “la reforma es la prioridad número uno del trabajo del Gobierno para este año”. “Nos concentraremos en la reforma estructural de la economía”, ha asegurado en el gigantesco salón de actos del Gran Palacio del Pueblo ante los cerca de 3.000 diputados llegados desde todos los rincones del país para debatir durante las dos próximas semanas, y refrendar lo ya aprobado por la cúpula dirigente. En el exterior, cientos de policías, soldados y agentes de paisano vigilaban cada centímetro de la plaza, la mayor parte de la cual estaba cerrada al público. Ocho controles hacía falta pasar desde que se llegaba a Tiananmen hasta acceder al anfiteatro.
Antes de iniciar Li Keqiang su intervención, los asistentes han mantenido un minuto de silencio por las 29 víctimas mortales del ataque a cuchilladas llevado a cabo el sábado pasado por ocho separatistas de la región autónoma de Xinjiang, según ha dicho la policía, en la estación de tren de Kunming.
Li ha prometido abrir industrias estatales, como la banca, el petróleo, la generación eléctrica, los ferrocarriles y las telecomunicaciones al capital privado. “Continuaremos liberalizando los tipos de interés, dando a las instituciones financieras más poder para fijarlos”, ha dicho el primer ministro. También ha afirmado que China debe garantizar que “el mercado juega un papel decisivo” en la economía –aunque el Estado seguirá teniendo el papel central-, y ha dicho que Pekín “mantendrá la tasa de cambio del renminbi básicamente estable y en un nivel equilibrado y adecuado, y expandirá la tasa de fluctuación”, actualmente fijada en un 1% hacia arriba y otro 1% hacia abajo desde un punto fijado por el banco central. Pekín dará gran prioridad a la reforma de los sistemas fiscal y de impuestos, abrirá más sectores al capital extranjero, adelgazará la Administración y delegará más los procesos de decisión en los gobiernos locales.
El Gobierno pretende convertir el consumo en uno de los principales motores de la economía, consciente de que el actual modelo de desarrollo, principalmente basado en la inversión y las exportaciones, se ha agotado. Y esta es otra de las prioridades de Pekín: incentivar la demanda interna, para lo cual, según ha reconocido Li, es necesario incrementar los ingresos de la gente.
El dirigente ha anunciado una previsión de crecimiento de la economía para este año del 7,5%, frente al 7,7% que subió finalmente en 2013 para una previsión que había sido fijada en esta misma fecha hace un año en el 7,5% igualmente. La inflación prevista para 2014 es del 3,5%, la misma que en 2013 y cuyo valor real al final fue del 2,6%.
El primer ministro ha asegurado que los desafíos por delante son importantes, y, entre ellos, ha citado los siguientes: “los cimientos para sostener un crecimiento económico constante aún no son firmes”, “los riesgos escondidos” en la banca púbica, el exceso de capacidad de producción en algunas industrias, la creciente dificultad para incrementar los ingresos en las zonas rurales, “la gravedad de la contaminación del aire, el agua y el suelo” en algunos lugares, los problemas de seguridad alimentaria, el coste de la vivienda, la -irregular- distribución de los ingresos, las expropiaciones de suelo y la corrupción. Sin embargo, ha insistido, que “China tiene la base y las condiciones para mantener una tasa de crecimiento económico media-alta durante tiempo”.
Otra medida importante que acelerará China este año es el proceso de urbanización –es decir, el desplazamiento de millones de habitantes de las zonas rurales a las urbanas-, porque, según ha dicho Li, “es la vía segura hacia la modernización” y hacia la creación de nuevos consumidores. Esto implicará la reforma progresiva del sistema de empadronamiento o hukou (el registro de residencia familiar que liga a cada chino a su lugar de nacimiento y le impide, cuando emigra a otras ciudades, gozar de los mismos beneficios sociales que los locales). El Gobierno pretende dar también a los campesinos más derechos de propiedad sobre la tierra. Pekín incrementará el gasto en educación, consolidará el sistema de seguro médico básico e impulsará el sistema de seguridad social.
Li Keqiang –interrumpido cada cierto tiempo por los aplausos de los diputados- ha tenido palabras para la grave situación medioambiental que sufren algunas regiones de China, como Pekín, donde la contaminación atmosférica alcanza a menudo niveles muy peligrosos. Ha dicho que se tomarán más medidas, especialmente para mejorar la situación en las grandes ciudades, como el cierre este año de 50.000 pequeñas calderas de carbón, la clausura de acerías y plantas cementeras, la limpieza de plantas térmicas de carbón y la retirada de la circulación de seis millones de vehículos muy contaminantes. “Declararemos la guerra contra la polución y lucharemos con la misma determinación que luchamos contra la pobreza”, ha afirmado.
Li ha asegurado que China continuará el proceso de modernización del Ejército y seguirá “aumentando las capacidades de disuasión y combate de las fuerzas armadas en la era de la informatización”. El presupuesto de defensa para 2014 es de 808.230 millones de yuanes (96.000 millones de euros), un 12,2% más que en 2013.
El primer ministro ha criticado duramente la corrupción. “Castigaremos a los infractores sin piedad, de acuerdo con la ley”, ha advertido. También ha arremetido contra los excesos y el malgasto en la Administración y el partido, y ha pedido a los gobiernos de todos los niveles “que se aprieten el cinturón”.
Los diputados chinos deben dar ejemplo de austeridad en esta campaña de lucha contra el lujo y la extravagancia. Fu Ying, portavoz de la Asamblea Popular Nacional, dijo el martes que el partido ha prohibido a los parlamentarios que celebren banquetes, intercambien regalos y pidan “comida, vino y bebidas caros” durante su estancia estos días en la capital.
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