La ONU denuncia ejecuciones masivas por parte de islamistas en el norte de Siria
Las víctimas son civiles y combatientes que ya no participaban en las hostilidades
La Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, ha denunciado este jueves que en el norte de Siria se están perpetrando ejecuciones masivas por parte de grupos opositores armados de línea dura, en particular por parte del Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS). El número de estas muertes —que podrían constituir un nuevo crimen de guerra, otro más en la larga lista de ejemplos que arrastra ya un conflicto con no menos de 130.000 muertos— no es posible de concretar, por la falta de personal internacional, independiente, trabajando sobre el terreno, pero Pillay afirma que a través de “testigos fiables” han tenido conocimiento de estos asesinatos, “muchos”, en las ciudades de Alepo, Idlib y Raqqa, esta última, sometida al control del ISIS desde principios de esta semana.
Las ejecuciones se han detectado durante las dos últimas semanas, el tiempo en el que se ha disparado la crudeza de los combates entre diversos grupos opositores al régimen de Bachar El Asad, una lucha enmarañada entre el Ejército Libre de Siria (ELS), el Frente Al Nusra —vinculado a Al Qaeda—, milicias más moderadas y el ISIS. Las víctimas, confirma la ONU, eran civiles y combatientes que ya no participaban en las hostilidades.
Pilay ha puesto como ejemplo los casos documentados en Alepo, donde el día 6 de este mes fueron encontrados tres cuerpos, esposados y con heridas de bala en la cabeza, de individuos que estaban en poder del ISIS en la base de Makhfar Al Salehee. En esta misma ciudad, el día 8, se localizaron “numerosos cuerpos”, también esposados y con los ojos vendados, en un hospital infantil que había sido usado como base del grupo yihadista hasta que se vio obligado a abandonarlo por el avance de otros rebeldes. Un testigo identificó al menos a cuatro activistas locales y a varios combatientes de otras milicias.
En Idlib, por su parte, estas matanzas se registraron de forma regular en la primera semana de enero mientras que en Raqqa los casos han sido más difíciles de verificar, pero llegan “informes muy preocupantes” de más ejecuciones del ISIS, igualmente masivas, que se concentraron, añade la ONU, cuando los islamistas se retiraron temporalmente de la ciudad y a principios de esta semana, cuando lograron recuperar el control.
Pilay reconoce que esta nueva denuncia es “especialmente alarmante” por el “gran número de personas” que se cree que el ISIS tiene en custodia como rehenes. En sus manos hay locales, civiles y no civiles, pero también extranjeros, entre ellos cooperantes y periodistas como los españoles Javier Espinosa, Ricardo García Vilanova o Marc Marginedas. La Alta Comisionada ha exigido expresamente la liberación de todas las personas retenidas y ha recordado que tanto las detenciones como las ejecuciones “atentan contra la Convención de Ginebra”.
Los grupos armados contrarios a Damasco, sectarios y radicales, alejados por completo de las protestas pacíficas con que comenzó la revuelta en marco de 2011 contra los excesos de la dictadura, han terminado por crear su propia guerra en Siria. Según el Observatorio Sirio por los Derechos Humanos (OSDH), 1.069 milicianos rebeldes han muerto desde principios de año en estos choques internos, que ya no tienen al Ejército de Asad enfrente. En estas batallas, sostienen, han fallecido 608 combatientes moderados, 312 del ISIS y, además, 130 civiles atrapados en el fuego cruzado, más del 12% de las bajas. La mayor parte de las muertes se han registrado, según esta oficina opositora con sede en Londres, en las ciudades de Alepo, Idlib, Raqqa, Homs, Hama y Deir El Zor.
El último diagnóstico hecho por Inteligencias como la israelí sostiene que el Estado Islámico de Irak y Levante tiene actualmente en Siria unos 6.000 efectivos, muchos de ellos llegados desde Irak. La proporción respecto al resto de rebeldes es de un miliciano contra 15, pero se reduce a uno contra tres en el norte, donde se llevan a cabo los más duros combates.
Mientras, el Ejército de Siria ha ganado terreno en los alrededores de Alepo, según informan hoy los Comités Locales de Coordinación. Los afines a Asad han conseguido retomar el control sobre cinco barrios de las afueras, aprovechando precisamente que varios contingentes de los opositores se han desplazado más al norte para participar en la otra lucha intestina.
La Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) también ha reconocido este jueves que se está encontrando con escollos para hacer desaparecer las armas químicas del régimen, un proceso que tiene que estar completamente finalizado en junio, tal y como Asad se comprometió a hacer ante Estados Unidos y Rusia. El primer porte de armas, las más peligrosas, está ya en un barco danés pero el volumen total de lo retirado hoy de suelo sirio, a través del puerto de Latakia, “no es muy alto”, ha confirmado desde Roma su director, Ahmet Uzumou. Confiesa que los problemas técnicos y la guerra están retrasando el transporte del arsenal y se han puesto en marcha “medidas adicionales” para garantizar que los plazos se cumplen. Ya la salida de los primeros contenedores se retrasó una semana –debía estar lista el 31 de diciembre-, pero aun así Uzomou “confía” en estar a tiempo.
La agencia Reuters ha filtrado que el barco danés cargado de armas de Asad recalará en el puerto italiano de Goia Tauro, donde el material, unos 1.500 contenedores, pasará de este buque a uno norteamericano, donde se destruirá definitivamente. El puerto calabrés, al sur del país, se ha elegido “por ser seguro y fácil de gestionar si hay manifestaciones” de vecinos contrarios a la manipulación en su suelo de unas armas tan peligrosas como el gas sarín.
En el plano diplomático, el enviado especial de la Liga Árabe y la ONU para Siria, Lajdar Brahimi, ha anunciado que el Comité de Coordinación por el Cambio Democrático, una coalición opositora siria que aglutina comunistas o kurdos bajo unas mismas siglas, no va a participar en la cumbre de paz del próximo día 22 en Ginebra (Suiza). Brahimi “respeta” su decisión pero la “lamenta profundamente”. Haitham Manna, portavoz del grupo, ha explicado a Le Monde que “si la oposición participa en la reunión será su suicidio político y una capitulación” ante el poder de Asad. Sin embargo, otras fuentes del comité han dicho que podrían cambiar de opinión dependiendo de lo que mañana vote, en Estambul, la Coalición Nacional Siria, reconocida por Occidente como el interlocutor clave entre los disidentes.
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