Dos lecciones bálticas
Letonia se dispone a entrar en el euro tras superar una pavorosa crisis El primer ministro que evitó su naufragio dimite por el letal derrumbe de un supermercado
En un panorama europeo repleto de políticos atornillados a los sillones del poder, llama bastante la atención la dimisión del primer ministro letón, Valdis Dombrovskis, por el trágico derrumbe de un supermercado en Riga, que causó la muerte de medio centenar de personas el pasado 21 de noviembre. Más llamativa todavía es la dimisión si se tiene en cuenta que Dombrovskis es generalmente considerado como el gran arquitecto de la salida del pequeño país báltico de la crisis de caballo que lo golpeó a finales de la década pasada.
Dombrovskis asumió el poder en 2009. Ese año, el PIB letón cayó un 17,7%, una contracción propia de una economía en guerra. El paro, que antes de la crisis rondaba el 6%, se disparó hasta el 18,6% en 2010. Riga tenía ante sí dos opciones para reactivar la economía: devaluar su divisa –lo que sin embargo habría complicado la convergencia hacia la Zona Euro- o una devaluación interna, es decir, sustancialmente, recuperar competitividad a través de una significativa reducción de los costes laborales.
El conservador Dombrovskis eligió la segunda vía. La favoreció en el sector privado, y aplicó con puño de hierro en el público. “En el Ministerio de Asuntos Exteriores hemos tenido rebajas salariales del orden del 30%-40%”, dice Edgars Rinkevics, el titular de la cartera, en una entrevista concedida durante la reciente cumbre europea de Vilna.
Tras la cura de choque, el PIB de Letonia ha crecido por encima del 5% en 2011 y 2012 y se prevé que este año y el siguiente lo haga a un 4%. Riga cumplió con las exigencias de Bruselas y entrará a partir del 1 de enero en la Zona Euro. Por encima de todo, el paro ha descendido hasta el 11%.
Ante la observación de que la reactivación económica puede haberse logrado a costa de un deterioro de la cohesión social –por la contemporánea reducción de sueldos y prestaciones sociales, que dañaron especialmente a las clases bajas- Rinkevics responde que la alternativa también hubiese sido dolorosa, que los recortes salariales han afectado a la enorme mayoría del espectro social, y que a partir de los próximos presupuestos del Gobierno ya estará en condiciones de aumentar las partidas destinadas a prestaciones sociales. “Pagamos un precio muy alto, pero lo pagó toda la sociedad y estamos saliendo del túnel”, dice.
La lección económica letona tiene luces y sombras, pero es sin duda digna de ser estudiada. El profesor que la impartió dimitió por el trágico derrumbe del supermercado Maxima de Riga, lo que también constituye una interesante lección política.
La responsabilidad política de un primer ministro por el derrumbe de un edificio no aparece a primera vista muy directa. Pero, tras la tragedia, voces críticas señalaron que los recortes en el gasto público mermaron los departamentos de inspección y control de edificaciones. En medio de una generalizada conmoción, Dombrovskis decidió asumir la responsabilidad política, a un mes de la entrada del país en el euro.
“Yo desapruebo su decisión, creo que no era necesario, y que la responsabilidad recae en las autoridades locales. Pero comprendo sus argumentos y pienso que actuó según los más altos estándares morales”, dice Rinkevics, que milita en un partido aliado al de Dombrovskis, en una coalición que, según señala el propio ministro, atraviesa una zona de turbulencias. ¿Hubo también algún cálculo político, además de moral, en la decisión de Dombrovskis? Difícil de descifrar. Sea como fuere, el capitán que llevó el barco letón en la tempestad no estará al frente del mismo para la llegada al puerto de la Zona Euro.
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