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PROGRAMA ATÓMICO IRANÍ

Irán pide concesiones por un parón nuclear

Los jefes de las diplomacias de las grandes potencias acuden a Ginebra para negociar con Teherán una moratoria de su programa atómico a cambio de suavizar las sanciones

Ángeles Espinosa
John Kerry, a su llegada a Ginebra, hoy.
John Kerry, a su llegada a Ginebra, hoy. FABRICE COFFRINI (AFP)

La perspectiva de un entendimiento con Irán sobre su programa atómico llevó a Ginebra al secretario de Estado norteamericano, John Kerry, y los ministros de Exteriores del Reino Unido, Francia y Alemania, a quienes hoy se unirán el de Rusia y un enviado diplomático chino. Allí les esperaba su colega iraní, Mohamed Javad Zarif, cuyas conversaciones de la víspera con la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, sugirieron que Teherán podía aceptar una moratoria de su programa nuclear si se le ofrecían incentivos suficientes. Un mero desbloqueo de los fondos congelados en bancos extranjeros no parecía bastante para lograr un parón de seis meses en las actividades nucleares.

“Hemos comunicado a Occidente que debe considerarse el asunto [del levantamiento] de las sanciones sobre el petróleo y las transacciones bancarias”, declaró Majid Takht-Ravanchi, uno de los negociadores iraníes, citado por la agencia Mehr.

Sus palabras, poco antes de Ashton, Zarif y Kerry se reunieran anoche, daban a entender que los negociadores iraníes habían aceptado en principio la propuesta estadounidense de limitar sus actividades nucleares por un periodo de entre seis meses y un año, mientras se negocia el acuerdo final. Sin embargo, consideraban insuficiente la contrapartida, consistente en descongelar los 50.000 millones de dólares que Irán tiene bloqueados en bancos extranjeros.

Zarif y su equipo necesitan conseguir un beneficio más contundente para justificar el parón en el programa atómico, convertido por la propaganda oficial no sólo en un “derecho inalienable” sino en un pilar del orgullo nacional. De ahí que, además de que el acuerdo final les permita mantener su proyecto, aspiren a que se levanten de inmediato las restricciones que paralizan su economía. Las sanciones sobre el petróleo y las transacciones financieras les han hecho perder el 60% de sus ingresos en los últimos años.

“Las conversaciones han alcanzado ahora un nivel de complejidad que hace necesario que continúen a nivel más alto”, declaró Abas Araqchi, el número dos de Zarif poco antes de la llegada de Kerry. “Confiamos en reducir las difrencias, pero no creo que nadie deba confundirse y aún quedan importantes escollos que salvar”, concurrió el secretario de Estado tras señalar que el P5+1 está trabajando duro para lograrlo. El P5+1 son los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (EE UU, Rusia, China, Reino Unido y Francia) más Alemania. Sus representantes, encabezados por Ashton, están reunidos desde el jueves con la delegación iraní en esa ciudad suiza para tratar de poner límites al controvertido programa nuclear de Teherán, que Washington y sus aliados sospechan que tiene objetivos militares a pesar de las persistentes negativas iraníes.

El secretario de Estado trataba de rebajar la expectación despertada ante la posibilidad de un preacuerdo después de una década de esfuerzos diplomáticos infructuosos. Sin embargo, su mera presencia allí junto al británico William Hague, el alemán Guido Westervelle y el francés Laurent Fabius, parecía indicar que se estaba más cerca que nunca de lograr un avance. El ruso Serguéi Lavrov llegará hoy, según Reuters, dando por hecha la extensión de esta segunda ronda de conversaciones, en principio prevista para jueves y viernes.

Pero la oportunidad de un acuerdo no es tanto fruto de la negociación en sí como del cambio de clima político que se ha producido en Irán a raíz de la elección de Hasan Rohaní el pasado junio. El nuevo presidente, él mismo un antiguo negociador nuclear, llegó al Gobierno con la promesa de mejorar las relaciones internacionales de Irán, una condición que él mismo calificó de “imprescindible” para arreglar la catastrófica situación económica interna, que es la mayor preocupación de los iraníes y de sus gobernantes. Eso exige solucionar el contencioso nuclear que está en el origen de las sanciones económicas y financieras que asfixian a la República Islámica.

De ahí que Rohaní haya contado en su empresa con el apoyo explícito del máximo dirigente del país, el ayatolá Ali Jameneí, quien hasta ahora no había estado interesado en hacer concesiones. El pasado fin de semana, en el gesto de respaldo más claro hasta el momento, Jameneí calificó a los miembros del equipo negociador nuclear como “hijos de la revolución” y advirtió a los recalcitrantes que dejaran de criticarles.

Aunque la mayoría de los clérigos han seguido el mandato del líder, algunas declaraciones sirven de recordatorio de que un sector importante (aunque minoritario) de los iraníes recelan del camino emprendido.

“Es peligroso subestimar al enemigo porque sólo hace trampas”, dijo durante la plegaria el ayatolá Movahedi Kermani, convencido de que cualquier acuerdo en Ginebra perjudicará a Irán. Los ultraconservadores desplazados en las últimas elecciones esperan la menor oportunidad para restregar el fracaso a Rohaní.

Una década de disputas diplomáticas

2003. Febrero. El presidente iraní, Mohamed Jatamí, asegura que la República Islámica producirá combustible nuclear. Inspectores del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) comienzan a revisar las instalaciones atómicas del país.

2004. Noviembre. Alemania, Francia y Reino Unido logran que Irán acepte suspender el enriquecimiento de uranio durante las negociaciones.

2005. Abril. Teherán anuncia que pondrá en funcionamiento la conversión de uranio en la central de Isfahán.

2006. Febrero. Irán confirma que ha reanudado las actividades nucleares en Natanz.

Diciembre. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprueba la resolución 1737 que impone sanciones a Irán.

2007. Enero. Teherán prohíbe la entrada a 38 inspectores.

Marzo. La resolución 1747 del Consejo de Seguridad impone nuevas sanciones.

2008. Marzo. Tercera ronda de sanciones de la ONU.

Abril. El presidente Mahmud Ahmadineyad anuncia la instalación de 6.000 nuevas centrifugadoras en Natanz.

Junio. La Unión Europea lanza una nueva batería de sanciones, que afectan al principal banco de la República Islámica.

2009. Abril. Irán anuncia que no renunciará a su actividad nuclear, pese a la oferta del presidente estadounidense, Barack Obama, de mejorar las relaciones bilaterales.

2010 Febrero. Ahmadineyad ordena iniciar el proceso de enriquecimiento de uranio.

2011 Enero. Irán asegura que tiene capacidad para producir placas de combustible nuclear. Estambul acoge una reunión entre Irán y el grupo 5+1. Teherán exige acabar con las sanciones para llegar a un acuerdo nuclear.

Julio. Irán anuncia la instalación de una nueva generación de centrifugadoras para el enriquecimiento de uranio.

Noviembre. El OIEA adopta una resolución contra Irán por sus actividades nucleares.

2012 Enero. El OIEA confirma que Irán ha comenzado la producción de uranio enriquecido con una pureza del 20%. La UE embarga la importación de petróleo iraní.

Febrero. En respuesta, Irán suspende las exportaciones de petróleo a Francia y Reino Unido. El OIEA advierte de que Irán ya dispone de unos 110 kilos de uranio enriquecido, la mitad de lo necesario para fabricar una bomba nuclear.

2013 Abril. Irán insiste en su derecho a enriquecer uranio, ya sea al 5% o al 20%, durante la quinta ronda de negociaciones con el Grupo 5+1.

Agosto. Más de 700 centrifugadoras enriquecen uranio al 20%, según el ex director del Organismo nuclear iraní (OEAI), Fereydun Abasi.

Septiembre. Obama y el nuevo presidente iraní, Hasan Rohaní, mantienen la primera conversación entre los líderes de ambos países desde 1979, sobre el programa nuclear que alienta las expectativas de un posible acuerdo.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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