Condenados a muerte 152 acusados por los motines en Bangladesh en 2009
La revuelta de los guardias fronterizos causó 74 muertes La justicia condena a cadena perpetua a otros 161 acusados
La Justicia de Bangladesh ha condenado este lunes a morir a 152 antiguos agentes de la guardia especial de fronteras, acusados de asesinato, que en 2009 participaron en una revuelta en la que fueron asesinadas 74 personas, entre ellas un general y jefe del cuerpo.
El tribunal de Dacca, capital del país, ha condenado asimismo a cadena perpetua a otros 161 acusados —entre ellos un exdiputado del Partido Nacional de Bangladesh, Nasiruddin Ahmed Pintu, y Torab Ali, miembro de la gubernamental Liga Awani— y a diferentes penas de prisión a otros 250. Además, 271 inculpados han sido absueltos.
El macrojuicio ha durado 56 meses y es el más grande celebrado hasta ahora en relación con aquellos hechos. Cuatro de los acusados murieron en prisión durante el proceso, otros 20 escaparon de la cárcel y 13 fueron liberados bajo fianza. Otras 4.000 personas comparecieron en los tribunales para ser juzgados por cargos menos graves.
A finales de febrero de 2009, soldados de los entonces llamados Rifles de Bangladesh, el cuerpo uniformado más veterano del país y que cuenta con más de 60.000 hombres repartidos en 42 acantonamientos, se amotinaron en varios cuarteles, entre ellos el de la capital, Dacca, tras una disputa con mandos militares por cuestiones salariales. La revuelta duró 36 horas y en ella murieron 57 oficiales del Ejército. El levantamiento provocó tiroteos en las ciudades de Feni, Teknaf, Satkania, Sylhet, Dinajpur y Naogaon, según fuentes policiales y testigos.
Los amotinados depusieron las armas después de que tanques del Ejército rodeasen los acuartelamientos y la primera ministra, Sheikh Hasina, que llegó a prometer una amnistía para los amotinados, negociase con ellos un acuerdo.
El Gobierno ha denunciado que el motín fue una "conspiración" contra las autoridades civiles y que ha encontrado una "conexión" de un grupo islamista proscrito con la revuelta.
Human Rights Watch ha criticado en varias ocasiones los abusos padecidos por los acusados en prisión. Según la organización humanitaria, al menos 47 sospechosos han muerto en la cárcel y muchos de los detenidos han denunciado torturas, cometidas principalmente por los Batallones de Acción Rápida, como golpes, electrochoques o colgar boca bajo a los detenidos.
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