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Brasil espió dependencias de la embajada de Estados Unidos

La oposición pide abrir una investigación y se pregunta "qué credibilidad tiene ahora el gobierno brasileño para protagonizar un movimiento mundial contra Estados Unidos”

Juan Arias
Página de la agencia brasileña de inteligencia
Página de la agencia brasileña de inteligencia

La Agencia Brasileña de Inteligencia (Abin) vigiló en Brasilia, una serie de salas alquiladas por la Embajada de Estados Unidos, además de espiar a diplomáticos Rusia, Irán e Irak, en una operación revelada este lunes por el diario Folha de São Paulo considerada por el gobierno como de "contraespionaje".

La operación de espionaje a las dependencias americanas lleva el nombre de Escritorio, en el documento revelado por Folha de São Paulo y cuya existencia fue confirmada por la Presidencia de la República, que ha calificado de “espionaje legal” las actividades de Abin.

Según el relato de las fuerzas de inteligencia brasileñas, aquellas salas usadas por la Embajada de Estados Unidos, ubicadas en el último piso de un centro comercial de tres pisos, en el Sector de Mansôes Dom Bosco, en el Lago Sur, barrio noble de Brasilia, “funcionaban diariamente con las puertas cerradas y con las luces apagadas y sin nadie trabajando en el lugar”, y añade que dichas salas “eran visitadas esporádicamente por alguien de la Embajada de Estados Unidos”.

La sospecha de Abin, que acabó espiando dichas salas, era que los americanos podrían tener allí equipos de comunicación, estaciones de radio y computadores. Hoy, diez años después de aquellas acciones de espionaje, dichas salas son las únicas del centro comercial que están protegidas con rejas de hierro. En dicho centro han confirmado que allí nunca han visto entrar a nadie.

Las noticias sobre el espionaje llevado a cabo por Brasil durante el primer gobierno del expresidente Lula da Silva, a pesar de haber sido considerado por el gobierno como un acto de contraespionaje y por tanto dentro de la legalidad de las leyes del espionaje internacional, han llevado a diputados y senadores tanto del gobierno de la presidenta Dilma Rousseff como de la oposición ha anunciar que mañana martes van a pedir la reunión de la Comisión Mixta de Control de las Actividades de Inteligencia del Congreso.

Lo ha confirmado el vicepresidente de dicha comisión, el senador Ricardo Ferraço del PMDB, el mayor partido aliado del gobierno. El senador ha afirmado: “Considero gravísimo ese espionaje, aunque tenemos que ver aún en qué contexto tuvo lugar, si fue autorizado por la Justicia y fue legal. De lo contrario estaríamos ante dos pesos y dos medidas: haz lo que yo mando, pero no hagas lo que yo hago. Para salir de eso, necesitamos investigar”.

El líder del partido DEM, de oposición, Renaldo Caido va a proponer la convocatoria del ministro de Justicia, Eduardo Cardozo, del de Asuntos Exteriores, Luiz Alberto Figuereido y del jefe de Gabinete de seguridad Institucional, de la Presidencia de la República, José Elito, además del director general de Abin, Wison Treza.

Caiado se ha preguntado hoy: “¿Qué credibilidad tiene ahora el gobierno brasileño para protagonizar un movimiento mundial contra Estados Unidos?”. También el senador Alvaro Dias, una de las figuras más importantes del oposicionista PSDB, ha afirmado que el documento revelado por Folha demuestra que el gobierno “practica lo que condena” y añade: “Si existe espionaje de Estados Unidos hacia aquí, también existe de aquí hacia allí. El aparato era diferente, pero el objetivo es el mismo”.

Según la información revelada por Folha, Brasil también espió a diplomáticos de por lo menos tres países extranjeros, Rusia, Irán e Irak, que fueron sometidos a labores de vigilancia y fotografiados por la Agencia Brasileña de Inteligencia (Abin) durante el primer Gobierno del expresidente Lula da Silva.

Los periodistas de Folha de São Paulo han conversado durante 15 días con agentes de la inteligencia brasileña, algunos de los cuales habían participado a la operación. Todos ellos confirmaron las acciones de espionaje a diplomáticos extranjeros. Desde la Presidencia de la República, el Gabinete de Seguridad Institucional, al que Abin está subordinado, reconoció que dichas operaciones de espionaje fueron llevadas a cabo pero que todas ellas fueron hechas según la legislación brasileña vigente.

Según el Gobierno se trató de operaciones de contraespionaje con objeto de proteger secretos de estado de Brasil. La presidenta Dilma Rousseff protagoniza con otros países en una campaña contra las acciones de espionaje de la NSA, la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos que había espiado a empresas brasileñas y a la misma mandataria. Ello la llevó, como gesto de protesta, a renunciar a la visita de Estado a Washington prevista para el pasado octubre.

Esta vez, sin embargo, según la Presidencia de la República, las acciones de espionaje a diplomáticos de países amigos como Rusia e Irán, llevadas a cabo por Brasil a diplomáticos que fueron seguidos y fotografiados no sólo dentro de las embajadas sino también en sus propias habitaciones, fueron llevadas a cabo "para proteger intereses nacionales".

El Gobierno de Brasil, en casos como este, “tampoco duda en movilizar a su brazo de espionaje contra otros países cuando identifica intereses brasileños”. Las dos acciones de espionaje a diplomáticos más importantes fueron la llamada Miucha en 2003, primer año del primer gobierno Lula, cuando fueron seguidos los pasos de tres diplomáticos rusos incluido el exconsul general en Río, Anatoly Kashuba, así como representantes de Rosoboronexport, agencia rusa de exportación de armas.

La Abin desconfiaba que dichos funcionarios estuviesen involucrados en acciones de espionaje en Brasil. Fue también seguido en todos sus pasos, el cónsul honorario de Rusia en Porto Alegre, el brasileño, Fernando Gianuca Sampaio, que ha dicho irónico a Folha: “Soy un agente ruso, pero un agente oficial”. La otra operación llamada  siguió los pasos de diplomáticos de Irán como el entonces embajador de aquel país en Cuba, Seyed Davood Mohseni Salehi Monfarad, que visitó Brasil entre los días 9 y 14 de abril de 2004.

Al parecer los diplomáticos iraníes podrían haber sido espiados por los servicios secretos brasileños a petición de los servicios de inteligencia de otros países amigos de Brasil. Por último, Brasil espió también a los diplomáticos de la embajada de Irak en Brasil tras la invasión del país por parte de Estados Unidos. En aquella época muchos diplomáticos de Irak buscaban refugio en Brasil y la Abin fue movilizada para seguirlos.

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