Merkel: “Espiar a los amigos es totalmente inaceptable”
Crece la indignación en Alemania después de que el Gobierno revelase que el móvil de la canciller ha podido ser interceptado
Angela Merkel, una de las líderes europeas espiadas por los servicios estadounidenses, expresó ayer la necesidad de trabajar con Estados Unidos sobre nuevas bases. “La confianza se ha dañado seriamente y hay que reconstruirla”, señaló la canciller alemana. La propuesta que sale de cumbre de los los líderes europeos en Bruselas es una iniciativa franco-alemana de negociar a lo largo de este año un acuerdo con el que puedan colaborar a partir de ahora los servicios secretos de los países amigos. A esta iniciativa podrán sumarse los países de la UE que lo deseen.
Ante la avalancha de preguntas sobre el escándalo que ha sepultado el resto de temas de la cumbre, Merkel adoptó el tono más emotivo al mencionar los esfuerzos conjuntos que el Ejército alemán ha desarrollado con el estadounidense. “Hemos enterrado juntos a nuestros soldados en Afganistán. No puede ser que nos tengamos que preocupar de que nuestros aliados nos espíen”, enfatizó.
Merkel no quiso dar detalles de la conversación que el día anterior había mantenido con Barack Obama, pero sí habló de la sensación con la que se había quedado tras hablar con el presidente de EE UU. Tras mostrar su convencimiento de que a partir de ahora los servicios de inteligencia de los dos lados del Atlántico colaborarán en nuevo escenario, Merkel aseguró que cree que Obama comparte este punto de vista.
Alemania había convocado por la mañana al embajador estadounidense en Berlín, John B. Emerson, para pedirle explicaciones sobre el supuesto espionaje del teléfono móvil de la canciller. El ministro de Exteriores, Guido Westerwelle, demandó que “por fin tenga lugar el esclarecimiento completo” de lo sucedido. Los servicios de seguridad alemanes sospechan que la vigilancia sobre Merkel se prolongó durante años.
Según el diario Die Welt, un número de teléfono antiguo de la canciller aparece en uno de los documentos filtrados por el exanalista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) estadounidense Edward Snowden. La canciller usó dicha línea de comunicación entre 1999 y el pasado mes de julio. Berlín cree que los espías norteamericanos podrían haber intervenido tanto los mensajes de texto como las llamadas de la jefa del Gobierno alemán. La Fiscalía Federal, que se ocupa de delitos de terrorismo y amenazas a la seguridad de Alemania, ha abierto una investigación sobre el caso.
El miércoles, la propia canciller Merkel llamó a Obama para protestar por el presunto espionaje de su teléfono personal. Un portavoz de la Casa Blanca aseguró acto seguido que Washington “ni vigila ni vigilará” el móvil de Merkel. Pero no descartó que lo hiciera en el pasado.
Su indignada reclamación a Washington no libró a la canciller de nuevas críticas por su actitud contemporizadora ante las revelaciones previas sobre el espionaje masivo a ciudadanos alemanes y europeos. Este verano, el diario británico The Guardian y el semanario alemán Der Spiegel revelaron que la NSA y otras agencias de EE UU y Reino Unido rastrean con gran precisión millones de comunicaciones en sus países aliados. Basaban sus informaciones en documentos sustraídos por Snowden, que denunció la pasmosa magnitud del fisgoneo a las redes internacionales de Internet y telefonía por parte de estadounidenses y británicos.
Tras el consiguiente escándalo en Alemania, donde las vulneraciones a la privacidad generan considerable inquietud pública, Merkel dijo en una entrevista televisada el 18 de agosto que ella carecía de “razones para dudar de que las cuestiones que se plantearon [con las revelaciones] estén ya aclaradas”.
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