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Estrasburgo condena a Rusia por negarse a investigar una matanza de 1940

Unos 22.000 militares polacos fueron asesinados por las fuerzas soviéticas en el bosque de Katyn en una de las masacres más conocidas de la II Guerra Mundial

Pilar Bonet
Cuerpos descubiertos en el bosque de Katyn en 1943.
Cuerpos descubiertos en el bosque de Katyn en 1943.EFE

Rusia no ha dado pasos para investigar a fondo la matanza de la élite militar polaca a manos de la policía soviética en los bosques de Katyn (provincia rusa de Smolensk) en 1940 tras el reparto de Polonia entre la URSS de Stalin y la Alemania nazi y se ha negado también a suministrar al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo (TEDH) el documento secreto de 2004 por el cual interrumpió la investigación oficial sobre este asunto.

Así lo establece una sentencia de la Gran Cámara del alto tribunal conocida este lunes, que supone la última respuesta de este organismo a la demanda presentada por un grupo de familiares de las víctimas de la matanza de varios miles de prisioneros de guerra polacos a manos del NKVD (Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos), en cumplimiento de órdenes del régimen de Stalin. Según una disposición del Politburo (máximo organismo de la dirección de la antigua URSS) de marzo de 1940, fueron exterminados casi 22.000 polacos que estaban recluidos en campos de la URSS (incluido Katyn) en los territorios de Rusia, Ucrania y Bielorrusia.

Durante medio siglo, la URSS culpó de la matanza de Katyn a la Gestapo

La Gran Cámara dictaminó de forma unánime que Rusia “no ha cumplido con sus obligaciones” para facilitar el examen del caso (artículo 38 de la Convención Europea de Derechos Humanos). La Gran Cámara constató que Rusia hizo investigaciones importantes sobre las matanzas a principios de la década de los noventa del siglo pasado, pero “no se han dado pasos investigadores reales después de mayo de 1998”, según el comunicado de prensa del TEDH. Moscú ratificó la Convención Europea de Derechos Humanos en mayo de 1998.

Durante medio siglo, la URSS culpó de la matanza de Katyn a la Gestapo, pero en 1990, el entonces presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov, entregó a su colega polaco Jaruzelski la lista de los fusilados y otros documentos que evidenciaban la autoría soviética del delito. Las investigaciones iniciadas entonces se cerraron en 2004, durante la presidencia de Vladímir Putin, en virtud de una disposición secreta de la Fiscalía Militar. De los 183 volúmenes de la investigación, 36 fueron clasificados como secretos. El tema ha enturbiado las relaciones entre Varsovia y Moscú y es hasta hoy un enorme obstáculo para crear un clima de confianza entre los dos países vecinos.

En 2010, Dmitri Medvédev, a la sazón presidente de Rusia, prometió que se levantaría el secreto sobre los materiales que todavía no han sido desclasificados, sin embargo eso no ha ocurrido hasta hoy.

La decisión del TEDH no satisface a Memorial, una prestigiosa ONG que vela por el esclarecimiento y la memoria de los crímenes de Stalin. Durante cinco años, de 2006 a 2011, Memorial trató de conseguir en vano la rehabilitación personal de las víctimas, pero no lo consiguió porque los tribunales rusos invocaron la disposición secreta de la fiscalía militar.

Documento de 1940, desclasificado, con la autorización de Stalin (la primera firma, en azul) para llevar adelante la masacre.
Documento de 1940, desclasificado, con la autorización de Stalin (la primera firma, en azul) para llevar adelante la masacre.

En abril de 2012 TEDH en su anterior fallo estableció ya que Rusia transgredió el artículo 38 de la Convención Europea de defensa de derechos humanos que la obligaba a entregar copia de todos los materiales necesarios para el examen de los casos. Rusia recurrió la decisión y el resultado definitivo es el veredicto de la Gran Cámara conocido este lunes.

Advirtiendo que los detalles jurídicos todavía deben ser estudiados, portavoces de Memorial se mostraron insatisfechos con el dictamen del lunes. “La decisión supone de hecho una inhibición sobre el asunto y el mensaje que envía el tribunal internacional es que nos toca a nosotros actuar en Rusia, si queremos llegar hasta el final en las responsabilidades y restablecimiento de la verdad histórica de la matanza de Katyn”, manifestó Alexandr Guriánov, de Memorial.

Según Guriánov, los parientes las víctimas se encuentran en un círculo vicioso artificial que les impide tanto la rehabilitación de sus antepasados como el acceso a los expedientes de estos. Por decisión de la Fiscalía Militar, la matanza de Katyn y las otras similares que se llevaron a cabo por decisión del régimen estalinista fueron clasificadas como una manifestación de “abuso de autoridad” y este delito ya ha prescrito. Los parientes de las víctimas no pueden recurrir ni involucrarse en un proceso por un delito que ya ha prescrito y tampoco tienen derecho a examinar sus expedientes. Como además son extranjeros, tampoco pueden examinar material clasificado como “secreto”.

Memorial insiste en que las matanzas orquestadas tras el reparto de Polonia sean considerada o bien delito de guerra o bien delito contra la humanidad, lo que los situaría en la categoría de delitos que no prescriben. También insiste en la necesidad de publicar la disposición mediante la cual la Fiscalía militar suspendió la investigación.

En noviembre de 2010 la Duma Estatal de Rusia (cámara baja del Parlamento) aprobó una declaración sobre la Tragedia de Katyn en la que subrayaba que “el exterminio masivo de ciudadanos polacos en el territorio de la URSS durante la II Guerra Mundial” había sido realizado por orden de Stalin y que era necesario continuar “verificando la lista de víctimas y recuperando el buen nombre de los que perecieron en Katyn y en otros lugares, así como revelando las circunstancias de la tragedia”. Para no presentar el documento de la fiscalía militar, el gobierno ruso ha dicho que las leyes nacionales rusas le impiden levantar el secreto ante organizaciones internacionales, si no hay garantía de confidencialidad, señala la nota de prensa del TEDH, que ha rechazado esta explicación.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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