“No es justo culpar a Europa de la crisis”

¿Cómo será Europa en 2030? ¿Y cuál será entonces el papel de España en Europa? Hace cinco años, esa pregunta hubiera sido respondida de forma casi unánime: en dos décadas el continente habría avanzado aún más en su proceso de integración; y España, como parte inseparable de la familia comunitaria, sería parte fundamental de ese proceso. Pero la crisis ha hecho cambiar profundamente la imagen que los europeos tenemos de la Unión Europea y del proceso de construcción continental.

¿Como ven los más jóvenes este creciente escepticismo europeo? "Se está echando la culpa de la crisis a Europa, y no es justo", afirma Leticia Labernia, del instituto Profesor Máximo Trueba, de Boadilla del Monte (Madrid). "Creo que el problema es que vemos a Europa como unos padres estrictos que ya no nos dejan hacer lo que queremos", señala Alejandro Gómez. "Y reaccionamos en plan '¡Dejadnos ya!". Leticia y Alejandro son dos de los 30 estudiantes de secundaria que han participado en la iniciativa My Europe (Mi Europa), organizada por el Frankfurter Zukunftstrat y el Instituto para los Asuntos Culturales Corporativos, con EL PAÍS como medio asociado.

En los dos días que ha durado la iniciativa, estos estudiantes de primero y segundo de Bachillerato, seleccionados por la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid de seis institutos de secundaria de la región, han discutido su visión sobre el presente y el futuro de Europa. La IE University acogió la jornada inaugural, y EL PAÍS el cierre.

El euroescepticismo ha crecido incluso en los países históricamente europeístas, como Alemania o España. Según los datos del Eurobarómetro, en la primavera de 2004 el 63% de los españoles tenía una imagen positiva o muy positiva de la UE, mientras que solo un 7% tenía una imagen negativa o muy negativa. En el último estudio, hace seis meses, estas cifras pasaron a un 28% y a un 38%, respectivamente.

Hace unos años, todo el mundo estaba contento con formar parte de Europa” Julia Fuentes, estudiante

"Estar dentro de la UE nos ha dado una estabilidad que nunca tendríamos si nos hubiéramos quedado fuera", considera Jaime Rubio, del instituto San Juan Bautista de Madrid. "Hace unos años, todo el mundo estaba contento con formar parte de Europa", recuerda Julia Fuentes. "La gente tiene que echarle la culpa a alguien".

Berna González-Harbour, subdirectora de EL PAÍS, evocó en su charla a los estudiantes la vocación europeísta que desde su fundación ha tenido el periódico, vocación que se manifiesta, sobre todo, en el suplemento Europa, elaborado con la colaboración de otros cinco grandes periódicos europeos. "No es fácil, porque, al igual que en la UE, cada uno de nosotros tiene una sensibilidad distinta", recordó. "Pero al asociarnos ganamos fuerza".

Pero, para los estudiantes, Europa también tiene sus fallos. "Alemania ha tomado las riendas de la UE y la gente se resiente", cree Alonso Campos. "Vale que hay que reducir el gasto público, pero se puede hacer de otra manera". Violeta Sotoca, del instituto Fortuny, también es escéptica con las recetas de la canciller Angela Merkel. "En Alemania hay abuelos que tienen minijobs en supermercados para completarse la pensión", afirma. "No podemos ahogarnos en políticas de recortes".

"De esta solo podremos salir de dos maneras", afirma Iker Soria, del instituto Laguna de Joatzel, en Getafe (Madrid). "O Europa sale más fortalecida o volvemos a ser países independientes y separados". Pero, en general, los estudiantes creen que la crisis de la idea europea es un fenómeno normal y que no será permanente. "Es estúpido pensar que el progreso va a llegar sin problemas", dice África Aguiar. "En el fondo es positivo, porque en las crisis podemos mejorar", señala Nicolás Hernando. Para Rubén Alarcón, la crisis tiene que ser una oportunidad para construir un verdadero Gobierno central europeo. ¿Y para cuándo? "Creo que para 2020 será posible".