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300 detenidos y 35 heridos durante las protestas del sábado en Brasil

La jornada estuvo marcada por la violencia en las manifestaciones Algunos manifestantes irrumpieron en el desfile por el Día de La Independencia Nacional

Juan Arias
Un grupo de personas se manifiesta en el centro de Sao Paulo (Brasil).
Un grupo de personas se manifiesta en el centro de Sao Paulo (Brasil).efe

La jornada de protesta social del sábado en más de 150 ciudades brasileñas, con motivo de la celebración del día de la Independencia Nacional, fue más violenta que las de junio pasado con un balance de 300 personas detenidas, 35 heridos, desfiles militares invadidos y autoridades saliendo corriendo y escoltados.

A pesar de la prohibición a las personas de salir a la calle con el rostro tapado por máscaras o pañuelos, o quizás a causa de la prohibición, se pudieron ver más enmascarados que otras veces.

Quién creó la polémica fue el artista Caetano Veloso, que bajo el lema “prohibido prohibir”, cubrió él mismo su cara con el típico pañuelo negro y pidiendo “paz”.

Reinaldo Azevedo en su blog había aplaudido la decisión de las autoridades de prohibir taparse el rostro alegando que “no se está en una dictadura en Brasil” y que todos pueden salir con la cara al descubierto.

Los jóvenes respondieron que había policías también con el rostro cubierto y vestidos de paisano y que, precisamente porque se vive un régimen de libertad, cada uno es libre de salir a la calle con el rostro cubierto o descubierto.

Las redes sociales, sin embargo, que han sido el motor desde junio de las convocaciones de las manifestaciones, han criticado el exceso de violencia tanto de la policía que en algunos lugares llegó a ser más numerosa que los manifestantes y hasta tiró al suelo a un señor de 80 años e hirió a periodistas, como la de los Black bloc, que sólo en Sâo Paulo atentó contra siete agencias de bancos y en Brasilia trató de asaltar las oficinas de la TV Globo.

Los videos de los considerados excesos policiales corrían este domingo por las redes sociales juntos con otros que muestran la reacción de los manifestantes contra las fuerzas del orden.

En el diario O Globo uno de los jóvenes recordó que esa violencia que la sociedad bien está viendo ahora en las calles de algunos grupos de jóvenes contra la policía militar es la misma que “ellos usan con la gente anónima de las favelas”.

Los sociólogos estudian el fenómeno de estos jóvenes que actúan cada día con mayor violencia en las manifestaciones tanto contra la policía como contra los que ellos llaman “símbolos del capitalismo”. Algunos recuerdan que muchos de esos jóvenes son universitarios que provienen de las periferias pobres y violentas de las grandes ciudades como Río, Sâo Paulo o Recife. Ellos o sus padres fueron ya víctimas de la violencia del Estado y hoy que estudian toman conciencia de dicha violencia contra las clases pobres.

¿Justifica ello el que se conviertan en un boomerang contra la violencia ya sufrida? Analistas políticos y hasta psicólogos están estudiando ese nuevo tipo de violencia urbana hasta ahora sólo en manos de la policía o de los traficantes de droga.

Los medios de comunicación no consiguieron este domingo hacer un mapa completo de las manifestaciones del sábado en tantas ciudades del país. Cada una de ellas tuvo sus características propias; sus sorpresas y hasta sus escenas kafkianas.

En Maceió, en el nordeste del país, por ejemplo el grupo Grito de los Excluidos, apoyado por la Jerarquía Católica, llegó a invadir el desfile militar donde el gobernador Teotonio Videla tuvo que salir disparado en medio del desfile escoltado por media docena de agentes.

En Río, aún se están preguntando cómo fue posible que un grupo de 300 personas consiguiera romper un cerco policial de más de dos mil agentes armados hasta los dientes e invadir el desfile militar. A los manifestantes se les había permitido desfilar en una calle paralela a la Avenida Getulio Vargas donde se realizaba la parada militar a la que, por cierto, no habían acudido ni el gobernador Sérgio Cabral ni el alcalde que prepara los Juegos Olímpicos del 2016, Eduardo Paes, previendo ya la violencia de los grupos extremistas.

Los manifestantes hacían la marcha paralela al desfile, que estaba escoltado por más policía que ellos mismos. De repente, consiguieron burlar a la policía y un grupo invadió la parada militar.

Para detenerles, las fuerzas policiales lanzaron contra ellos bombas lacrimógenas que llegaron a alcanzar a los convidados a la parada que salieron corriendo abandonando las tribunas.

Este domingo el teniente Coronel del llamado Grupo Policial de Protección de Multitudes explicó: “Debió haber habido un error de comunicación entre agentes que no advirtieron que un grupo de manifestantes había abierto el bloqueo llegando hasta el desfile”.

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