Los panameños ya pueden manejar con alcohol etílico
La gasolina tiene ahora 5% de etanol, en una controversial medida rechazada por ambientalistas y que provocó confusión por el impacto en los automóviles
En cualquier circunstancia, los panameños podrán conducir automóvil con alcohol etílico. En una rápida y sorpresiva medida anunciada en agosto y vigente a partir del pasado primero de septiembre, la gasolina tiene 5% de etanol o alcohol carburante obtenido de la caña de azúcar. En un proceso progresivo, para avanzar a 7% en 2014 y a 10% en 2015, el gobierno de Panamá proclamó que la meta es dinamizar al sector agrícola, generar empleos y disminuir la emisión de gases de efecto invernadero, ya que es un sistema ecológico de mayor eficiencia en octanaje y combustión.
El objetivo es lograr la cobertura total de los más de 78 mil kilómetros cuadrados de territorio panameño con la nueva mezcla. La Secretaría de Energía de Panamá informó a EL PAÍS que “el gobierno ha sido muy cuidadoso” con la ejecución del plan, por lo que es gradual y progresivo, y bajo el criterio de que el combustible de gasolina más alcohol y sin agua “no amenaza la seguridad alimentaria” de la nación.
Tras alegar que las nuevas acciones “son una herramienta” para el desarrollo económico, recalcó que el etanol es el “combustible del futuro”, ya que dispone de “un balance energético positivo. Esto significa que cada unidad de energía contenida en el mismo es mayor que la energía utilizada para su producción”.
La empresa privada Campos de Pesé, que producirá etanol con caña de azúcar en la zona central de Panamá, se comprometió con el gobierno y “delimitará las tierras” dedicadas a ese propósito, puntualizó.
El gobierno de Pañamá proclamó que la meta es dinamizar al sector agrícola y disminuir la emisión de gases de efecto invernadero
Los biocombustibles “se concibieron con un alcance multipropósito. No se trata, ni mucho menos, de reemplazar o sustituir el consumo de combustible de origen fósil. Se busca sí depender menos de ello, ya que además de ser cada vez más costoso y escaso, es altamente contaminante”, argumentó la Secretaría.
El monto de la factura de petróleo y derivados de Panamá—que es una de las economías más competitivas de América—sigue en ascenso y superó los 2.250 millones de dólares en 2012, aunque pasó de 447 millones de dólares en 2000 a 1.723 millones de dólares en 2010, según cifras oficiales.
El bioetanol anhidro o alcohol carburante, detalló, “se origina de la fermentación natural, de materias primas renovables. Panamá utilizará la caña de azúcar para estos fines. El etanol, también conocido como alcohol etílico, es un líquido incoloro que posee mayor octanaje que la gasolina”.
La mezcla inicial de 5% permitirá estabilizar precios, “ya que siempre sabremos el costo de este porcentaje de etanol, lo que no sucede con los combustibles tradicionales, cuyos precios fluctúan constantemente”, aclaró.
No obstante, el nuevo escenario destapó inquietudes.
Cóctel de malestar
Si hay confusión de los usuarios en los primeros días de ejecución del programa, por dudas mecánicas sobre el impacto en sus automóviles en un país en el que, según la estatal Autoridad de Tránsito y Transporte Terrestre, el parque vehicular total es de unas 800 mil unidades, el malestar cunde entre los ambientalistas.
“El problema es el origen del combustible. Es obvio que la combustión de alcohol de caña en emisiones es menos nociva que la de los fósiles”, admitió la panameña Raisa Banfield, directora ejecutiva de la Fundación Panamá Sostenible, ente no estatal de esa nación. “Pero para llegar a esta reducción se pasó por un proceso de uso de tierra para sembrar caña que requiere más pesticidas y agroquímicos y mayor uso de agua, y termina quemándolos para combustible: es decir, usamos tierras y recursos que pueden ser utilizados para producir alimentos ante una cada vez más creciente inseguridad alimentaria de Panamá”, dijo Banfield a EL PAÍS.
El monto de la factura de petróleo y derivados sigue en ascenso y superó los 2.250 millones de dólares en 2012
Panamá, advirtió la activista, “está cada vez más importando sus alimentos”, por lo que producir etanol “crea una presión de transformación de usos de tierra para este fin. La producción de caña de azúcar está subvencionada para usos de combustible, no así otros productos que tienen grandes problemas, como arroz y frijoles”.
La ambientalista apuntó a otros conflictos, como la debilidad de las políticas de ordenamiento territorial y conservación de tierras. También prevé una demanda creciente de alcohol etílico, porque la flota vehicular aumenta cada año. Si el porcentaje de etanol en la gasolina se incrementará a 7% en 2014 y a 10% en 2010, y la cantidad de vehículos también aumenta, “es clarísimo que se van a requerir más tierras y más pesticidas y así en un círculo vicioso”, recalcó.
“Es una demanda infinita ante un recurso finito de la tierra. Y habrá presiones y competencias con otros usos de los suelos de Panamá. Áreas de conservación o boscosas importantes están compitiendo y son usadas ahora para minería, concesiones hidroeléctricas, extracción de arena, explotación de costas y desarrollo inmobiliario. Ahora se suma un elemento que irrumpe y es la producción de caña para combustible”, alertó. “Ha sido una imposición inconsulta y sin planificación”, lamentó.
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