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Rusia alega que las pruebas de EE UU sobre el ataque no son concluyentes

Moscú dice que son “cálculos” vagos sin “coordenadas geográficas ni nombres”

Pilar Bonet
El ministro de Exteriores ruso Serguei Lavrov.
El ministro de Exteriores ruso Serguei Lavrov.Ivan Sekretarev (AP)

Los datos suministrados por Estados Unidos sobre el uso de armas químicas en Siria son vaguedades que no convencen en absoluto a Rusia, según ha afirmado el ministro de Exteriores de este país, Serguéi Lavrov, este lunes en una reunión con estudiantes de relaciones internacionales en Moscú.

Los estadounidenses presentaron “unos cálculos” que “no contenían nada concreto, ni coordenadas geográficas, ni nombres, ni ninguna prueba sustancial”, ha señalado el jefe de la diplomacia rusa, para el que la documentación compartida por Washington como supuesta prueba de la actuación de las tropas de Bachar el Asad “no contiene hechos”, sino elucubraciones y “muchas disparidades y absurdidades”.

Lavrov señala que en los documentos no se menciona que algunos expertos plantean serias dudas sobre los vídeos que circulan en Internet

Lo que los norteamericanos, británicos y franceses enseñaron en los últimos tiempos y anteriormente “no nos convence en absoluto”, ha sentenciado Lavrov. El ministro explicó que cuando se les pide más detalles a los norteamericanos, estos contestan que “todo es secreto” y que, por ello, no lo pueden enseñar, lo que supone que los hechos pueden considerarse como inexistentes a efectos de una colaboración internacional. “Si de verdad hay datos supersecretos seguramente habría que levantar ese secreto, pues se trata de una cuestión de guerra y paz”, ha opinado Lavrov.

El sábado, el presidente, Vladímir Putin, afirmó que Washington no había presentado pruebas de sus argumentos, pero al día siguiente el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, alegó que Moscú había preferido ignorar la documentación —a su juicio irrefutable— sobre el uso de armas químicas por parte del régimen sirio.

Invocando la opinión de expertos, Lavrov ha puesto en cuestión las imágenes que “circulan” por Internet en las que se muestran supuestas víctimas del ataque y ha acusado a Occidente de mostrar un “doble rasero” en relación a Oriente Próximo y el Norte de África, por tratar de derrocar a los líderes autoritarios que no son de su gusto y tolerar a aquellos líderes que le ayudan. Lavrov ha insistido en que la celebración de una conferencia internacional sobre Siria sigue estando sobre la mesa, aunque un ataque a Siria alejaría “tal vez para siempre” su eventual celebración.

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Al mismo tiempo que critica la actitud norteamericana y muestra escepticismo sobre los argumentos de Washington, Rusia cultiva su propia imagen. Putin se presentó ayer como un abanderado del diálogo ruso-norteamericano al apoyar a los presidentes de las dos Cámaras del parlamento (Valentina Matvienko del Consejo de la Federación y Serguéi Naryshkin, de la Duma Estatal) que, según la versión oficial, se ofrecieron para encabezar un diálogo entre los parlamentos de Rusia y Estados Unidos. Putin calificó la iniciativa como “una parte sustancial del desarrollo de las relaciones ruso-norteamericanas en su conjunto”.

Aunque Siria no figura en el orden del día de la cumbre del G-20 que se celebra el jueves y el viernes de esta semana en San Petersburgo, con toda probabilidad el tema se abordará en el marco de la cita que reunirá bajo el mismo techo al presidente estadounidense, Barack Obama, y a su homólogo ruso, Vladímir Putin.

Después de que Rusia acogiera a Edward Snowden, que denunció las prácticas de espionaje masivo de Estados Unidos, Obama canceló la visita oficial que debía haber realizado a Moscú en vísperas del G-20.

Lavrov subrayó que la invitación al líder norteamericano para visitar Rusia sigue en pie, pero, hoy por hoy, las múltiples discrepancias entre Washington y Moscú indican que Obama no lo tiene fácil en este país ni siquiera en un foro colectivo como el G-20.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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