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La caza del coronel Montano

Almudena Bernabéu, una abogada española, impulsó la persecución del militar salvadoreño

Los cuerpos de los jesuitas asesinados en El Salvador en 1989.
Los cuerpos de los jesuitas asesinados en El Salvador en 1989.AP

Almudena Bernabéu, de 41 años, nacida en Alicante es la abogada de los familiares españoles de las víctimas jesuitas, entre ellos el reputado teólogo Ignacio Ellacuría. Es una cazadora de criminales de lesa humanidad que comenzó a colaborar desde joven con este tipo de casos, desde los años en que el fiscal Carlos Castresana, actual fiscal del Tribunal Supremo de España, emprendió en 1996 los juicios por justicia universal en Chile y Argentina.

A los 26 años colaboró en el proceso contra Pinochet y luego se desempeñó en la parte acusadora del militar Adolfo Scilingo, uno de los responsables de los “vuelos de la muerte” en Argentina. En 2006, junto a un grupo de abogadas especializadas en derechos humanos, logró la reapertura de la investigación del genocidio en Guatemala ante la Audiencia Nacional española, incluyendo la violación masiva de mujeres.

Tras esos casos de crímenes de lesa humanidad, Bernabéu y el CJA (Center for Justice an Accountability) buscaron la reapertura de otros casos, como el genocidio en Guatemala, la búsqueda de los autores materiales del magnicidio del Arzobispo de San Salvador Oscar Romero en 1980 y la reapertura del caso de la masacre de seis jesuitas y sus dos empleadas, madre e hija.

Finalmente este martes logró atrapar en Estados Unidos a uno de los 10 ex altos jefes militares cuya extradición pide España por la masacre de los jesuitas.

Almudena Bernabéu echó a andar el caso de la masacre de los sacerdotes en 2008

El caso de la masacre de los sacerdotes se remonta a 2008, cuando Bernabéu emprendió ante la Audiencia Nacional un juicio en nombre de las Asociaciones Pro Derechos Humanos de España y de los familiares de Ignacio Martín-Baró, uno de los jesuitas españoles asesinados.

El juez Eloy Velasco aceptó en 2011 el caso presentado por los familiares, y se basó en tres argumentos: que un proceso de 1991 en El Salvador fue fraudulento y no apuntó a los autores intelectuales, que en un nuevo proceso en 2001 tampoco hubo un proceso apegado a derecho y que la amnistía decretada en marzo de 1993 en aquel país no ampara a quienes cometieron delitos de lesa humanidad.

El caso de los jesuitas es singular, dice Bernabéu: “Es el único caso de justicia universal en la Audiencia Nacional española en la que la fiscalía emitió un informe favorable por unanimidad”.

Con paciencia de sabueso, la abogada y el CJA comenzaron a perseguir al Montano: “Fruto de la investigación nos enteramos que Montano estaba viendo en un pueblito de Massachusstes, y que viajaba a su país de vez en cuando”. El coronel fue localizado en algún momento entre finales de 2010 y principios de 2011: “Comunicamos a las autoridades norteamericanas que se encontraba en territorio norteamericano. Para entonces el juez Velazco ya preparaba el auto de procesamiento y los pedidos de extradición”.

La primera victoria legal llegó pronto: “Nos reunimos con el juez Velazco, y él decide la orden de arresto, para que diera base legal a los norteamericanos para poder detenerlo”. Era la punta de la madeja y Bernabéu comenzó a tirar de ella. Pero tuvo un traspié: “La órdenes arresto internaciones con fines de extradición de Montano fueron entregadas ante EE UU pero no se hace nada y se incumple el convenio de cooperación con España”.

A Montano lo localizaron en un pueblito de Massachusstes

Entonces Bernabéu acudió a los medios. En julio de 2011 se publicó un reportaje en el diario Boston Globe. “Pienso que el artículo pudo ser decisivo para que se materializara el arresto de Montano en agosto de 2011”.

El FBI detuvo a Montano intentando escapar en coche por tierra camino a su país. Fue atrapado en Virginia intentando escapar vía México hacia El Salvador. En agosto 2011 el gobierno de Estados Unidos comienza el caso por violar leyes migratorias y perjurio en su declaración.

El caso dio una nueva vuelta de tuerca el 4 de noviembre de 2011, a poco de los 22 años de la masacre, cuando el juez Velasco emitió las órdenes internacionales de detención: “Fue muy emocionante”, recuerda la abogada. “Había una esperanza casi inocente de que fueran tramitadas las ordenes de extradición desde El Salvador a España de todos los altos mandos militares de la guerra civil”.

Pero no fue así y la Suprema Corte salvadoreña dictaminó lo siguiente: “De accederse a la cooperación judicial, sus efectos impactarían de forma negativa el proceso de pacificación que se ha venido construyendo desde la finalización del conflicto armado interno”.

Almudena recuerda el episodio, cuando los altos ex jefes militares se refugiaron en un cuartel a esperar el fallo favorable de la Suprema Corte: “Fue una sorpresa, una provocación increíble, espeluznante”. La respuesta del presidente Funes fue decepcionante para la abogada: “Fue una respuesta insuficiente; y de alguna manera el Presidente abdicó ante las intrigas de las Fuerzas Armadas. Por eso el caso Montano es un emblema ahora”.

La condena de Montano abre finalmente esperanzas de justicia: “Permite que, al hacerse cumplir la legalidad norteamericana, no haya ningún impedimento de que se atienda la solicitud de extradición a España”. El balón cae ahora en la cancha del presidente Barack Obama: “Esperamos que cumpla con la obligación de Estados Unidos de extraditar al coronel Montano a España”.

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