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El Papa afirma que el futuro exige la “rehabilitación de la política”

Francisco cede el estrado a un extoxicómano en su reunión con la élite brasileña

Un fiel participa en la vigilia de este sábado en Río.
Un fiel participa en la vigilia de este sábado en Río.A. L. (EFE)

Durante su semana brasileña, el papa Francisco ha visitado las favelas, se ha reunido con jóvenes toxicómanos y con un grupo de presos, ha almorzado ensalada y arroz con champiñones con muchachos de los cinco continentes e incluso ha puesto a Jesús por testigo de los desvaríos de políticos y príncipes de la Iglesia.

Subido a un jeep descapotable o al ya famosísimo Fiat Idea —atrás quedaron para siempre los cochazos oscuros y blindados—, Jorge Mario Bergoglio ha cruzado una y otra vez el feliz desbarajuste de una ciudad tomada por medio millón de muchachos, pero solo ha reservado un momento para codearse con el poder. Ayer por la mañana, en el Teatro Municipal de Río de Janeiro, se concentró lo más granado de la cultura, la economía, la política y la diplomacia brasileña.

Los elegidos. Por fin ellos iban a tener su momento. Pero resultó que no.

Que Bergoglio les tenía reservada una sorpresa. Además de leerles la cartilla —aquello de la responsabilidad social, de erradicar la pobreza y del diálogo como método—, el papa argentino prefirió que al estrado no subiera un representante de la flor y nata, ningún nacido para triunfar, sino Walmyr Junior, un joven de 28 años nacido en la favelas, huérfano, hijo de la violencia y las drogas, convertido en profesor de Historia gracias a su determinación y a la ayuda de su parroquia.

El Papa, partidario de una Iglesia que vuelva a calentar el corazón, dejó que Walmyr transmitiera su emoción a un selecto auditorio que al final vio cómo el Papa se fundía en un abrazo largo con el antiguo toxicómano que hizo de su rehabilitación una bandera de esperanza. El aplauso, forzado o no, de los dueños de Brasil al hijo de las favelas se convirtió en otro icono de los nuevos tiempos.

Jorge Mario Bergoglio, que pronunció su discurso en español, añadió varios comentarios improvisados sobre el texto que traía escrito. Entre lo añadido, una frase lapidaria: “El futuro nos exige la rehabilitación de la política, que es una de las formas más altas de la caridad”.

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