Lu Xueyi, el sociólogo que defendió al campesinado chino
Abogó por reforzar la clase media e introducir un salario mínimo en el país asiático

Lu Xueyi (Jiansu, este de China, 1933,) eminente sociólogo chino conocido por sus estudios sobre la transición social china y su crítica al Gobierno, falleció el pasado día 13 a los 79 años. Su trabajo se centró en las consecuencias sociales y conflictos derivados del rápido desarrollo económico del país. Cercano al Gobierno, Lu Xueyi fue miembro del comité de la Academia China de Ciencias Sociales (ACCS), el principal centro de investigación estatal y órgano de gran importancia dentro del Gobierno. El fallecido sociólogo, fue, no obstante, un activo crítico del Partido Comunista. Las objeciones de Lu se enfocaban al desarrollo económico indiscriminado de las últimas tres décadas, la necesidad por parte del Gobierno de prestar atención al sector rural y las crecientes diferencias entre ricos y pobres.
Lu era director honorario de la Sociedad China de Sociología y dirigió el Instituto de Sociología de la ACCS. A partir de 1978, centró sus investigaciones en temas rurales, coincidiendo con las reformas económicas y la apertura llevada a cabo por Deng Xiaoping.
Lu fue uno de los pocos académicos chinos que expresaron preocupación por las consecuencias sociales del rápido desarrollo económico. Abogaba por la creación de una amplia clase media que pudiera amortiguar los posibles conflictos y la inestabilidad. Para el sociólogo, la creciente desigualdad entre ricos y pobres era una seria amenaza para la estabilidad del país. Lu creía que las leyes debían enfocarse en sacar al mayor número de gente posible de la pobreza, y consolidar la clase media.
Fue también uno de los primeros en apoyar la introducción de un sueldo mínimo, algo que se ha hecho realidad en muchas zonas urbanas del país. Entre sus principales exigencias al Gobierno se encontró la reforma del estricto sistema de registro de residencia —el denominado hukou, que limita la emigración entre provincias en China— para que se equiparen los derechos de los emigrantes con los residentes urbanos.
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