Nicaragua proyecta con una empresa china un canal para rivalizar con Panamá
El presidente Daniel Ortega invita a Obama a que entren inversores estadounidenses El costo de la obra podría superar los 40.000 milones de dólares
El presidente nicaragüense, Daniel Ortega, estrechó la mano de Barack Obama. Se trataba de un saludo protocolario cargado de simbolismo: el exguerrillero sandinista era uno de los principales enemigos de Estados Unidos en los ochenta y sigue siendo un feroz crítico del “imperialismo yanqui”. Tras el saludo, Ortega, rodeado esa tarde de todos sus colegas centroamericanos en la cumbre del SICA, realizada a inicios de mayo en San José, Costa Rica, anunció a Obama sin preámbulos: “Presidente, nosotros vamos con el canal por Nicaragua, estamos trabajando con una empresa china, y claro que nos interesaría que inversionistas norteamericanos participen de este proyecto”.
Ortega, quien en Nicaragua goza de una popularidad del 70% según las más recientes encuestas, ha desempolvado el viejo sueño nicaragüense de salir de la miseria con un canal que una el Pacífico y el Caribe. La idea del canal está tan metida en el ideario nicaragüense, que su sola mención por parte de un mandatario despierta pasiones en un país donde el 47% de la población vive en pobreza. Y más si ese mandatario se dirige al hombre más poderoso del mundo para informarle de sus planes.
El Gobierno de Nicaragua informó que ha trabajado directamente con “una gran empresa de la República Popular China” el proyecto de construcción del canal, cuyo costo, según Ortega, podría superar los 40.000 millones de dólares. Nicaragua ya ha establecido una Oficina del Gran Canal en Hong Kong, aunque todavía no se ha informado oficialmente el nombre de la empresa china que estaría interesada en el faraónico proyecto. Podría tratarse de la compañía de telecomunicaciones Xinwei, a la que la institución administradora de las telecomunicaciones de Nicaragua, Telcor, le otorgó el año pasado una licencia para operar en el sistema de comunicaciones del país.
El año pasado, ProNicaragua, agencia público-privada para la promoción de inversiones en la que trabaja como asesor Laureano Ortega, hijo del mandatario, anunció que había firmado un “memorándum de entendimiento” con una empresa recién formada, cuya sede está en Hong Kong: HK Nicaragua Canal Development Investment Co. Ltd, cuyo presidente es Wang Ji, quien también dirige a Xinwei Telecom Enterprise Group.
El Gobierno nicaragüense otorgó a un consorcio holandés formado por las empresas Royal HaskoningDHV y Ecorys el contrato para realizar un estudio de prefactibilidad para la construcción de un canal. El estudio, cuyo costo ascendía a 720.000 dólares, debería ser presentado a inicios de este año, pero el Gobierno no ha informado todavía de sus conclusiones. El consorcio holandés debería analizar la viabilidad técnica, económica y financiera de la construcción del canal, tomando en cuenta el impacto ambiental del proyecto. Salvador Montenegro, director del Centro de Investigaciones de Recursos Acuáticos de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), explicó que el canal nicaragüense no sería una competencia del de Panamá, que está en plena ampliación. Según Montenegro, en el proyecto nicaragüense se piensa en un canal tendría con capacidad de recibir barcos de hasta 250.000 toneladas métricas, con esclusas de 460 metros y una profundidad mayor a los 20 metros. Un proyecto faraónico que se ha topado con la preocupación de los ecologistas y el escepticismo de críticos del Gobierno.
Hasta ahora ningún funcionario del Gobierno ha dicho qué rutas tendría en canal anunciado por Ortega, aunque el mandatario aseguró que no sería por el río San Juan, fronterizo con Costa Rica. Algunos expertos consultados estiman que el proyecto podría desarrollarse tomando las rutas recomendadas por un estudio multidisciplinario presentado en 2006 por el entonces presidente Enrique Bolaños, que planteaba la construcción del canal iniciando en las costas del Caribe de Nicaragua, cerca de la bahía de la ciudad de Bluefields, avanzando por ríos dentro de territorio nicaragüense y pasando por el Gran Lago de Nicaragua, de más de ocho mil kilómetros cuadrados, en un recorrido de 280 kilómetros.
Es precisamente una ruta a través del Gran Lago, o lago Cocibolca, lo que ha preocupado a expertos y ecologistas de Nicaragua, que temen un deterioro irreversible en la que es la principal reserva de agua del país, porque se deberían remover sedimentos y dragar ocho kilómetros del lago para permitir el paso de barcos de enorme calado. “Un proyecto de grandes dimensiones como este atenta contra el futuro del lago”, dijo a este diario el célebre ecólogo nicaragüense Jaime Incer Barquero, para quien el proyecto del canal por esta ruta es “una visión desarrollista, insostenible y muy negativa para el desarrollo del país”. “Yo no me opongo al progreso, pero las consideraciones ambientales son suficientemente fuertes”, dijo. Al experto también le preocupa que el país que pone los fondos para la obra sea precisamente China. “Es el país más contaminado del mundo, siempre ha despreciado el medio ambiente”, dijo. “El Gobierno de Nicaragua no puede ni siquiera meter la mano, los chinos la van a meter por nosotros con su concepto despreciativo por el medio ambiente. Es demasiado proyecto para Nicaragua”, remarcó Barquero.
Daniel Ortega parece estar dispuesto a completar el proyecto, que es el eterno sueño de los nicaragüenses, pero críticos del sandinista han tomado con escepticismo el anuncio hecho con bombos y platillos. Carlos Fernando Chamorro, el periodista más respetado de Nicaragua, recordó en su programa diario de televisión que Ortega ha prometido en el pasado otros megaproyectos, como la construcción de una refinería financiada por Venezuela con una inversión de cuatro mil millones de dólares. El proyecto aún no se ha llevado a cabo, lo que genera dudas sobre el canal de 40 mil millones de dólares, un monto 25 veces mayor al presupuesto de gastos de Nicaragua, que asciende a 1.619 millones de dólares anuales.
“Antes de seguir sacando las cuentas de la lechera, porque mucha gente piensa que prácticamente el canal es una realidad, Nicaragua debería reflexionar con seriedad, primero sobre los aspectos institucionales para desarrollar un megaproyecto, porque aquí se habla de megaproyectos pero no se ha hecho ninguno”, dijo Chamorro. “Hay que hacer un examen de fondo, y ojalá que estas ilusiones no desvíen la atención del país de otros temas que son más pertinentes, como la productividad y los problemas de salud y educación”, agregó el periodista.
Ortega, sin embargo, pasa por sus horas más altas desde que regresó al poder en Nicaragua en 2007, y espera consolidar ese apoyo popular apelando al ansiado sueño nicaragüense de contar con un canal interoceánico que sacaría a este pequeño país de la miseria. El pasado domingo, como si fuera un encantador de serpientes, el exguerrillero se dirigió a centenares de sus simpatizantes en la pequeña ciudad de Niquinohomo para una celebración del 118 aniversario del natalicio de Augusto Sandino, el gran héroe de Nicaragua. Arropándose en la figura de Sandino, Ortega anunció que había notificado a Barack Obama que ahora sí, por fin, el canal será construido. “Es una inversión muy grande, una inversión que andará quizás arriba de los 40,000 millones de dólares, porque es una obra completa, porque es el Canal, porque son los Puertos que se van a construir también, porque son las pistas aéreas que se van a incorporar a todo el proyecto, porque es el ferrocarril también, porque son los oleoductos para que pueda cruzar petróleo del Mar Caribe al Pacífico. O sea, es una obra gigantesca”, dijo el caudillo a sus seguidores.
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