West Point se suma a los escándalos sexuales que dañan al Ejército de EEUU
La prestigiosa academia militar destituye de su cargo a un sargento por colocar una cámara en las duchas y los vestuarios para grabar a las cadetes
Un nuevo escándalo con connotaciones sexuales vuelve a sacudir el Ejército de EE UU, en este caso afectando a una de sus más prestigiosas instituciones, la academia militar de West Point (Estado de Nueva York), donde un sargento de primera clase ha sido acusado de esconder una cámara en los vestuarios y duchas de las cadetes femeninas para grabarlas desnudas.
Michael McClendon ha sido apartado de sus labores tras ser acusado de cuatro diferentes delitos, entre ellos el de actos indecentes, negligencia en el ejercicio de su deber, crueldad y maltrato y violación del orden y la disciplina. El sargento ha sido trasladado a Fort Drum, también en Nueva York, donde ejerce funciones militares y no está encerrado en una celda.
El diario The New York Times fue quien primero informó del incidente. En este momento, el Ejército se encuentra en el proceso de contactar a las mujeres que fueron filmadas –una docena, aproximadamente- para ofrecerles asistencia psicológica en caso de necesitarla.
McClendon, un condecorado combatiente de la guerra de Irak que lleva en el Ejército desde 1990, fue transferido a West Point en 2009. El sargento formaba parte del equipo de apoyo a los cadetes y fue acusado el pasado 14 de mayo siguiendo el Código Militar de Justicia. Algunas de las acusaciones se remontan a 2009.
McClendon fue apartado de su trabajo hace más de un año –el 17 de mayo de 2012- y obligado a no mantener contacto alguno con los cadetes
Pero según el Ejército, McClendon fue apartado de su trabajo hace más de un año –el 17 de mayo de 2012- y obligado a no mantener contacto alguno con los cadetes. El largo periodo de tiempo desde que fue retirado de su puesto y se le han imputado cargos tiene que ver con la complejidad del caso y la necesidad de recuperar todas las pruebas posibles en su contra. El sargento fue condecorado en el pasado con una Medalla de Bronce por su servicio en Irak.
El caso de West Point es el último de una serie de detenciones e incidentes relacionados con asaltos sexuales dentro del Ejército –y la publicación del informe del Pentágono que dice que en 2012 más de 26.000 mujeres militares sufrieron abusos- y sale a la luz justo cuando este fin de semana el secretario de Defensa, Chuck Hagel, se trasladará a la renombrada academia militar para dar un discurso de inicio de curso.
En este escenario, que ha sido calificado por el jefe del Estado Mayor, Martin Dempsey, como de “crisis” dentro de las filas de uniformados, un grupo de congresistas está impulsando una serie de nuevas leyes para castigar a los perpetradores de estos crímenes y poner en marcha un cambio que ayude a acabar con la cultura machista dominante que ha tolerado estos asaltos.
Un grupo de congresistas está impulsando una serie de nuevas leyes para castigar a los perpetradores de estos crímenes y poner en marcha un cambio que ayude a acabar con la cultura machista dominante que ha tolerado estos asaltos
En rueda de prensa esta mañana, las senadoras Claire McCaskill (demócrata de Missouri) y Susan Collins (republicana de Maine), junto con los representantes Mikki Tsongas (demócrata de Massachusetts) y Michael Turner (republicano de Ohio), han presentado un proyecto de ley destinado a proteger a las víctimas de asaltos sexuales mientras que se haga más difícil para los verdugos quedar libres de cargos por sus delitos.
La iniciativa de ley prohibirá que los oficiales puedan anular sus condenas o negarse a enfrentar cortes marciales bajo cargos de asalto sexual o violación y obligará a que sean licenciados con deshonor en el caso de que sean condenados por violación, asalto sexual, sodomía forzada o intento de perpetrar cualquiera de los actos anteriores.
La senadora Collins argumentó que la legislación mandará “un claro mensaje” de que lo que el Ejército tolerará en términos de asaltos sexuales será nada. “Política de cero tolerancia”, finalizó Collins.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.