La UE alerta de que la estrategia antiterrorista es insuficiente
Los países piden a la Comisión Europea una propuesta concreta contra el terrorismo
Internet y las redes sociales permiten a un ciudadano en apariencia integrado convertirse en terrorista prácticamente sin despegarse de la pantalla de su ordenador. La difusión de mensajes radicales y la organización de atentados escapan más que nunca al control de las autoridades, por lo que hace falta renovar los procedimientos para mejorar su eficacia. Los ministros de Justicia e Interior de la Unión Europea reconocen los “nuevos riesgos” que revelan casos como el atentado de Londres y piden a la Comisión Europea que proponga nuevas medidas contra esas amenazas. Así figura en el documento de conclusiones que los ministros aprobarán la próxima semana en una reunión dedicada en buena medida a cómo combatir el terrorismo.
Los terroristas que actúan en solitario –o al menos sin una red que los respalde- y los combatientes europeos que se enrolan en guerras que se libran a miles de kilómetros de distancia desconciertan a las policías europeas. En ambos casos, Internet es una herramienta clave para conseguir sus objetivos. “El uso de Internet y de las redes sociales requiere nuevas respuestas”, asegura ese texto, que insta a modernizar las estrategias empleadas hasta ahora. Aunque las competencias de lucha contra el terrorismo dependen enteramente de los Estados miembros, estos han optado por pedir a la Comisión que tome la iniciativa y presente un plan concreto para combatir la radicalización.
Fuentes diplomáticas europeas explican que el principal objetivo es abundar en lo que los expertos denominan desradicalización: detectar a ciudadanos –en buena medida jóvenes- que se puedan estar radicalizando, concienciar a los imanes para que disuadan a sus fieles contra la violencia o trabajar con la diáspora de los países en conflicto para estar al corriente de lo que piensan estos colectivos. Con el fin de compartir las mejores prácticas en esta política, la Unión Europea dispone desde finales de 2011 de una red para concienciar sobre el radicalismo (Radicalisation Awareness Network), con grupos de trabajo que conectan a investigadores, ONG y otras organizaciones que trabajan con personas con riesgo de radicalizarse.
Los ministros tenían ya previsto adoptar estas conclusiones antes del atentado de Londres, pero lo ocurrido avivará el debate sobre la necesidad de mejorar los instrumentos de que disponen las fuerzas de seguridad europeas. Aunque buena parte de los fenómenos de terrorismo actual estén ligados a extremismos religiosos, los países miembros quieren ser escrupulosos con el lenguaje y evitar cualquier mención al islam para referirse al fenómeno. Las fuentes europeas consultadas insisten en que este problema excede lo religioso.
Más allá de esos ataques solitarios, los ministros estudiarán los próximos 6 y 7 de junio en Bruselas un informe del coordinador europeo de la lucha contra el terrorismo, Gilles de Kerchove, sobre los llamados combatientes extranjeros: ciudadanos comunitarios que viajan a territorios en conflicto, como Siria, y se implican en la contienda. Ese fenómeno, cada vez menos aislado, preocupa a la Unión Europea, especialmente porque muchos de esos combatientes, si no mueren en el conflicto, suelen regresar a Europa radicalizados y dispuestos a acometer acciones violentas.
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