El fiasco del ‘drone’ alemán sacude al Gobierno de Merkel
La cancelación del proyecto de avión no tripulado cuesta más de 500 millones
El fracaso del proyecto de avión no tripulado (drone) militar Euro Hawk ha puesto al ministro de Defensa alemán, el democristiano Thomas de Maizière, en serios aprietos por el despilfarro de cientos de millones de euros públicos. Aunque la canciller, Angela Merkel, expresó el miércoles a través de un portavoz su “plena confianza” en su compañero de partido, De Maizière atraviesa la situación más delicada de su carrera política, que intenta salvar con el aval del Tribunal Federal de Cuentas. El drone iba a ser la primera gran aeronave no tripulada con tecnología alemana, pero no logró obtener la licencia de vuelo para su producción en serie. Defensa decidió parar el proyecto para evitar más gastos. La oposición socialdemócrata acusa a De Maizière de haber cerrado los ojos durante dos años a los problemas que presentaba el proyecto estrella de su ministerio, hasta que no le ha quedado más remedio que cancelarlo para detener la sangría presupuestaria. Defensa habla de 562 millones de euros invertidos hasta ahora, pero la oposición cree que los costos del fiasco podrían casi doblar esa cantidad.
A esta preocupación se añaden las dudas sobre el proyecto de vigilancia terrestre de la Alianza Atlántica, que contará con drones Global Hawk, análogos a los Euro Hawk alemanes. Participan en el proyecto Alemania, Estados Unidos, Italia, Noruega y otros nueve miembros de la OTAN. Todo indica que estos drones de la Alianza tendrán problemas similares para obtener la licencia de vuelo en Alemania, con el consiguiente encarecimiento del programa.
El Euro Hawk es un ingenio de 40 metros de envergadura y más de 8 toneladas de peso con sistemas militares de espionaje y reconocimiento. Su desarrollo se repartió entre Cassidian, una filial con sede en Múnich del gigante aeronáutico europeo EADS, y la californiana Northrop Grumman. De Estados Unidos vienen la carcasa y la tecnología de vuelo del drone alemán, análogos a los de la máquina de la OTAN Global Hawk. Los sensores y los sistemas de reconocimiento fueron desarrollados por Cassidian, que también participó en el desarrollo del caza europeo Eurofighter o el drone español Atlante, mucho más pequeño que el alemán.
En EADS no quieren saber nada de los problemas del Euro Hawk. El tremendo artilugio no ha obtenido licencia de vuelo porque carece de un sistema de alerta contra las colisiones. Es un fallo garrafal para un proyecto tan ambicioso, que podría haberse subsanado cuando empezó a desarrollarse hace 10 años. Según investigaciones del Frankfurter Allgemeine, ya en 2004 llegaron advertencias de las autoridades de seguridad aérea. A finales de 2011, concluyen los reporteros, era ya obvio que poner a punto el drone para el espacio aéreo alemán costaría 500 millones de euros adicionales. Pero el proyecto ha seguido adelante hasta la semana pasada. Ni las empresas implicadas ni las Fuerzas Armadas admiten responsabilidades.
Dirk Erat, portavoz de Cassidian, explicó ayer que los sensores desarrollados para el Euro Hawk costaron algo más de 250 millones de euros y que podrán utilizarse en otros aparatos de la Luftwaffe (Ejército del Aire) alemana. Probablemente en aviones militares tripulados, fabricados por Airbus, otra filial de EADS. La multinacional europea de aviación militar y civil no va a responder por el fracaso del ambicioso plan. Paga el contribuyente.
En mayo de 2011, apenas unos meses después de la deshonrosa dimisión por plagios en el doctorado de su predecesor Karl-Theodor zu Guttenberg, el flamante ministro De Maizière encargó la construcción de tres barcos de reconocimiento con tecnología similar a la desarrollada para el drone. El experto en Defensa socialdemócrata Hans Peter Bertels considera que la medida “despierta sospechas de que se intentaba compensar la cancelación del Euro Hawk”. Además, el ministerio ocultó los problemas del vuelo inaugural de un prototipo del drone, que en julio de 2011 perdió el contacto con los satélites de control mientras cruzaba el Atlántico volando a 20.000 metros de altitud y a 500 kilómetros por hora.
En boca de Merkel la expresión “plena confianza” es más ominosa que reconfortante. Con toda la “confianza” de Merkel dimitieron el plagiario Zu Guttenberg, el ministro de Medio Ambiente, Norbert Röttgen, en 2012, o la de Educación, Annette Schavan, este año. De Maizière, anunció ayer que el Tribunal de Cuentas tiene hasta primeros de junio para estudiar las pérdidas de su proyecto.
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