Familiares de desaparecidos protestan en México durante el Día de la Madre
Cientos de mujeres reclaman al Gobierno que busque a sus hijos
“Hoy no tenemos nada que celebrar”, dice desesperada Yolanda Morán, una madre de Guanajuato que lleva cuatro años, cuatro meses y 12 días sin saber dónde está su hijo. En su caso se lo llevaron militares mientras hacía un recorrido en coche trabajando para una empresa de seguros. Cinco agentes fueron detenidos y asesinados después en la cárcel, pero nada se supo de su paradero. “El expediente está paralizado”, señala. Como su caso, el de Selena Delgado, una muchacha que desapareció en abril de 2010, de 14 años, en el Estado de México. “Se despidió para ir al colegio como todos los días, ella estudiaba secundaria, y nunca volvió”, asegura su madre. Sospechan de su dentista, una persona con un padre influyente, por lo que, denuncia, “nadie busca”. Las autoridades han llegado a decirle que la niña se fue con su novio, nada más. También Ana, de Honduras, busca a su hijo, Oscar Antonio López, desaparecido en Puerto Vallarta hace más de 3 años. “Hoy cumpliría 23”. Desde enero de 2010 no sabe nada de él. Megáfono en mano pide a las autoridades que se “toquen el corazón y sientan el dolor que como madres” ellas padecen, lo que describe como “una agonía en vida”.
Estos son solo tres de los cientos de testimonios de quienes marchaban este viernes por la capital mexicana, durante la protesta llevada a cabo por distintas organizaciones, entre las que se encuentra Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos en México, con motivo del Día de la Madre. Este es el segundo año que se unen para denunciar la “nula respuesta” de las autoridades en la que han bautizado como Marcha de la Dignidad Nacional. “Cuando se llevaron a nuestros hijos, nos robaron la mitad de la vida. Esta otra mitad que nos queda es para buscarlos y para atender al resto de nuestra familia”, alega una de las mujeres.
Algunas lloran o gritan pidiendo justicia. Otras, simplemente, caminan en silencio, con la mirada perdida. Unas llevan años buscando, otras meses que parecen años. Alrededor de unas doscientas personas partían poco después de las diez de la mañana del monumento a las madres, situado a unos metros del céntrico Paseo de Reforma.
En la plaza donde se inicia el recorrido, una conocida marca de cerveza organiza un gran despliegue publicitario en honor al día. La presencia de mujeres llegadas de todos los Estados de la República para reclamar justicia, quedó solapada durante unos minutos por el otro acto festivo, colocado en un lugar más visible. “Solo hemos podido venir algunas, nos desplazamos con nuestros recursos, investigamos también con nuestro dinero. A nosotras nadie nos patrocina”, gritaban las manifestantes.
El hermano de Brenda, Héctor Rangel, de 28 años, desapareció en 2009. “Se lo llevaron policías municipales y fue entregado al crimen organizado en Monclova, en el Estado de Coahuila”, dice ella. Como todas las que participan en la marcha Brenda reclama compromiso, resultados y reuniones con el presidente de la República, con el comisionado nacional para la seguridad, con el procurador de Justicia y con el secretario de Gobernación. “El problema es que no hay presupuesto para los desaparecidos”, grita. El Gobierno de Peña Nieto ha reconocido que ascienden a más de 26.000 los casos de personas en paradero desconocido documentados durante el sexenio anterior.
Enrique, de 29 años y médico, decidió unirse a la protesta para denunciar la desaparición de su padre, Mario Enrique Salgado Miranda. “Ocurrió a las dos la tarde del 3 de enero de este año, se lo llevaron de su trabajo, un estacionamiento en Teloloapan”, municipio del Estado de Guerrero. “Allá esto pasa todos los días, pero nadie publica nada”. Asegura que las autoridades le han pedido que si quiere hacer algo, “hable con los delincuentes a ver si lo encuentra”. “Allá nadie te ayuda. Todos vivimos con temor. Los propios presidentes municipales son gente puesta por el narco, las autoridades están coordinadas con ellos y no puedes hacer un solo trámite de gobierno sin darle cuota a una persona que esté relacionada con el crimen organizado”, dice.
Mientras, durante un acto oficial del organismo encargado del Desarrollo Integral de la Familia, su presidenta, Angélica Rivera, afirmaba: “En el DIF nos importa cómo están las mamas y cómo se sienten. Vamos a apoyarlas en todo lo que necesitan”. Pero ni ella ni su esposo, el presidente de la República, recordaron en sus discursos a ninguna de las madres que han sido privadas de celebrar este día, que en México se festeja por todo lo alto. Su lucha, en parte, es combatir el silencio al que las someten las autoridades.
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