Rosarios y pócimas para el líder
Seguidores del presidente venezolano realizaron toda clase de exorcismos para devolverle la salud en la Capilla de la Esperanza, construida por su hija
Los feligreses de esa religión que es el chavismo ya tienen su primera iglesia. Construida por iniciativa de María Gabriela, hija del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, al lado del Hospital Militar donde murió en la tarde del martes el mandatario, la llamada Capilla de la Esperanza recibió a quienes se acercaron a respaldar al mandatario en su hora final.
El martes los fieles seguidores de Chávez ocuparon los 30 asientos de la pequeña capilla, una construcción a base de vigas y columnas de acero rematada con ladrillos cortados en forma de cruz. En las paredes había un cartel de la última campaña electoral presidencial, una imagen del jefe del Estado pegada sobre un pedazo de cartulina en la que se leía: “Hay que visualizarlo sano”.
En la antesala estaba Abril Pérez acompañando El Rosario en silencio, con un leve movimiento de labios. Llevaba en sus manos varias fotocopias de un artículo del veterano periodista deportivo Juan Vene, que reseñó una receta de un sacerdote franciscano, fray Romano, que supuestamente funciona a modo de pócima mágica que disminuye el tamaño de los tumores malignos o los erradica definitivamente.
La gente le pide a los santos que obren el milagro de salvar al presidente
Abril es enfermera y todos sus colegas del hospital donde trabaja en Los Valles del Tuy, una lengua de tierra caliente rodeada de una frondosa vegetación, a 30 minutos de Caracas, siguen la lógica implacable de la ciencia médica. Pero ella, que en esta capilla no era enfermera sino una devota seguidora del presidente Chávez, le tenía mucha fe a fray Romano porque aseguraba que la receta había curado de cáncer de seno a su hermana y un linfoma no-Hodgkin en el abdomen de un vecino.
De pronto otras dos mujeres la rodearon para escuchar la explicación: mezclar medio kilo de miel pura, otro medio kilo de sábila (aloe) y 50 mililitros de ron y tomarlo 20 minutos antes de las comidas en sesiones de diez días. Eso cura. Su hermana se bebió ese brebaje antes del segundo ciclo de quimioterapias y cuando los médicos le hicieron los estudios encontraron que el tumor había disminuido de tamaño dos centímetros. “En el siguiente chequeo había desaparecido por completo”, afirma. Abril le quiso contar a los fieles chavistas que el milagro era posible y que si alguien le acercaba la receta a Hugo Chávez podría salvarle la vida.
El Rosario continuó hasta por la tarde. Nelly Arias caminó entre el público con una imagen del Nazareno de San Pablo al lado de una de las tantas fotos que se ha tomado el líder bolivariano con la banda presidencial. Ella también llevaba entre manos una vieja imagen de los días cuando el comandante estaba preso en la cárcel de Yare por la intentona golpista contra Carlos Andrés Pérez en 1992. Nelly tomó la foto, besó justo la parte donde sonreía el presidente. Venía del este de la ciudad, de Petare, a pedirle a los santos que obraran el milagro que la ciencia no pudo cumplir.
Su devoción podía sugerir que no resistiría la ausencia definitiva del presidente, pero ella también parecía consciente de la gravedad del mandatario. “Si nos falta Chávez, nos queda Nicolás Maduro”, afirmó “Fui seguidora de Carlos Andrés Pérez, pero ya he despertado. Ellos [refiriéndose a la oposición] nunca más volverán”.
Cuando El Rosario culminaba la mujer que dirigía los rezos anunció a Abril. Y ella empezó a contar la misma historia que poco antes había relatado.
La burocracia gubernamental también aprovechó la hora del almuerzo para elevar una plegaria por la salud de Chávez, desaparecido desde el pasado 10 de diciembre. “No podemos permitir que perdamos a este hombre amado como perdimos a Jesucristo”.
La gente escuchaba con atención a Abril acaso porque entendía que ya todo está en manos de Dios y decidio.
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