El ex fiscal general de Teherán queda en libertad después de un día detenido

Apenas 36 horas después de su detención, el ex fiscal general de Teherán Said Mortazavi ha quedado en libertad esta mañana, según han informado varios medios iraníes. Ninguna de las fuentes precisa si ha pagado una fianza. Mortazavi, un protegido del presidente iraní Mahmud Ahmadineyad acusado de graves violaciones de derechos humanos, fue trasladado a prisión en la noche del pasado lunes. A falta de explicaciones oficiales, la medida se interpretó en clave de la lucha de poder que enfrenta a Ahmadineyad y al presidente del Parlamento, Ali Lariyaní.

“Said Mortazavi, responsable del organismo de la Seguridad Social ha sido liberado el miércoles por la mañana”, ha anunciado IRNA, la agencia estatal de noticias iraní. Poco después, la semioficial ISNA citaba a un funcionario de prisiones que confirmaba la información.

A falta de más datos, periodistas iraníes basados en Dubái apuntaban a un teletipo de Fars, una agencia próxima a los Pasdarán —el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica —, que la había informado la noche anterior de una reunión de Sadegh Lariyaní, jefe del poder judicial y hermano del presidente del Parlamento, con el líder supremo de la revolución, el ayatolá Ali Jamenei. Aunque Fars no daba cuenta del contenido, su mero anuncio, horas después de que la detención de Mortazavi hubiera desencadenado un debate sobre divisiones en la cúpula del régimen, atestigua su importancia.

No está claro si tan destacados interlocutores estimaron que Ahmadineyad ya había recibido el mensaje de advertencia que significaba la detención de su aliado, o si consideraron que el efecto mediático de mantenerle en prisión era más perjudicial. En cualquier caso parece improbable que la máxima autoridad del país no estuviera al tanto de la detención, aunque algunos analistas no descartan que Sadegh Lariyani acudiera a darle explicaciones. A cuatro meses de las próximas elecciones presidenciales, Jamenei tiene especial interés en mantener la fachada de unidad del régimen para evitar que las pugnas internas den la oportunidad de que vuelva a estallar el descontento popular como sucediera en 2009.

Mortazavi ya era entonces una figura controvertida, y durante su etapa de juez se ganó el apodo de “carnicero de la prensa” por cerrar docenas de periódicos reformistas. Pero la represión de los manifestantes que denunciaron fraude en los comicios de aquel año hizo que perdiera su cargo de fiscal general de Teherán. Una investigación parlamentaria determinó que por su posición compartía la responsabilidad en la muerte de tres de los detenidos en una comisaría.

Ello no evitó que Ahmadineyad le pusiera al frente del organismo que gestiona los fondos de la Seguridad Social. Incluso fue más lejos y volvió a nombrarle cuando los diputados, molestos con la decisión, le obligaron a dejar el puesto. El Parlamento convocó entonces al titular de Trabajo, de quien depende el organismo de la Seguridad Social. El ministro no superó la moción de censura a pesar de que el presidente acudió a la Cámara con supuestas pruebas de un intento de soborno a Mortazavi por parte de Fazel Lariyani, otro de los influyentes hermanos. La detención de Mortazavi horas después sonó a vendetta por parte los Lariyani contra el jefe del Gobierno, con el que mantienen una larga guerra política.