Madrid quiere a Londres en la UE, pero “no a cualquier precio”
España teme los efectos sobre la economía de abrir un nuevo periodo de incertidumbre en el futuro europeo
Tras el discurso del miércoles de David Cameron, en el que anunció un referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la UE para 2017, el Foreign Office se puso en contacto con La Moncloa y el Ministerio de Asuntos Exteriores español. El mensaje que les transmitió fue que el premier no quiere sacar a su país de la UE, sino mantenerlo dentro. La aclaración apenas tranquilizo a sus interlocutores.
Fuentes diplomaticas españolas advierten de que el anuncio de Cameron abre un periodo de cinco años de incertidumbre en un momento en que la UE intentan recuperar la confianza de los inversores. Precisamente España es uno de los países más perjudicados por esa desconfianza y atribuye buena parte de su prima de riesgo a las dudas sobre la solidez del euro.
Pero, aunque todas las fuentes consultadas cree que el anuncio de Cameron responde a un “movimiento táctico”, para aliviar la presión de los euroescépticos y asegurarse la reelección en 2015, alertan de que “alimenta la eurofobia y puede desencadenar una dinámica que él mismo no sea capaz de controlar”.
Además, Cameron puede utilizar el referéndum como un instrumento de chantaje, para que el Reino Unido obtenga un traje a medida en la UE, con todas las ventajas derivadas del Mercado Único y ninguno de los inconvenientes de la solidaridad.
Y es ahí donde el Gobierno del PP y el primer partido de la oposición amenazan con plantarse. “La Unión es una comunidad de destino, no solo de intereses. Hay que estar a las duras y a las maduras. Queremos que el Reino Unido se quede, pero no a cualquier precio”, resume el secretario de Estado para la UE, Íñigo Méndez de Vigo. “La solución no es una Europa a la carta y permitir que cada uno coja de la cesta las frutas que les parezcan bien”, dijo el día 23 el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, junto a su homólogo alemán, Guido Westerwelle.
Juan Moscoso, secretario ejecutivo del PSOE para la UE, asegura que “el referéndum-trampa no es admisible” y que en Europa “empieza a haber cierta fatiga del Reino Unido”. En su opinión, Cameron acierta cuando critica la falta de democracia, pero sus propuestas van “en dirección contraria a lo que se necesita: más integración europea en vez de menos Europa”.
Nadie sabe exactamente qué pedirá Cameron para quedarse.Probablemente, ni él mismo. Por eso, ha encargado al Foreign Office un informe sobre las competencias que Bruselas debería devolver a los estados. Pero una reforma del tratado debería aprobarse por unanimidad. “Si quiere irse, la decisión es suya. Si quiere quedarse con condiciones, la decisión la tomaremos los demás”, avisan las mismas fuentes.
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