La Casa Blanca tendrá un plan de control de armas el martes o antes
Barack Obama formó una comisión especial tras la matanza de 20 niños en Connecticut
Sin mucho –o ningún- terreno en común que compartir, el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, recibió este jueves en la Casa Blanca a la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA, siglas en inglés), en un primer avance para intentar neutralizar la resistencia del lobby ante los esfuerzos de la Administración de Barack Obama para dar vía libre a una legislación más restrictiva en el control de armas.
Antes del encuentro, Biden manifestó su intención de escuchar a todas las partes interesadas, “estuvieran en el lado del debate que estuvieran” para lograr el objetivo encomendado por el presidente a finales de año de formar un grupo de trabajo que presentara medidas precisas para atajar el problema en un corto plazo tras la matanza de Connecticut que conmocionó al país. “Me he comprometido con él [Obama] en que tendrá las recomendaciones el martes o antes”, declaró el vicepresidente a la prensa. De esta manera, Obama contará con un borrador de trabajo incluso antes del plazo pactado –finales de enero- y una semana antes de su toma de posesión el próximo lunes 21 –oficialmente es el día 20, pero debido a que la fecha cae en domingo la ceremonia pública se ha trasladado al lunes aunque Obama jurará el cargo de forma privada en la casa Blanca ese domingo-.
De momento, el vicepresidente comentó este jueves que a pesar de no tener cerrado su documento final sí creía haber logrado un consenso sobre ciertas sugerencias que ha oído repetidamente de boca de los diferentes grupos con los que se ha reunido esta semana. Algunos de esos consejos tienen que ver con poner en práctica “una revisión de antecedentes universal” de los compradores de armas, reducir el número de balas de los cargadores y prohibir las armas de asalto. Sin duda, algunas de esas propuestas –las dos últimas- encontrarán una fuerte oposición de los grupos defensores de la posesión de armas y en concreto de la potente NRA.
Describiéndose a sí mismo como “poseedor de armas” aunque “no un gran cazador” –“básicamente hago tiro al plato”, dijo-, el vicepresidente insistió en la idea de que tiene que haber “un terreno en común, sino para resolver todos y cada uno de los problemas, al menos sí para disminuir la probabilidad” de futuros tiroteos de masas. “Esto es todo, no tengo todavía conclusiones concretas”, admitió. A continuación, Biden se refirió a la masacre de Newtown diciendo que “no hay nada que haya movido más la conciencia del pueblo americano como la imagen de pequeños de seis años cosidos por las balas… con impactos de bala en sus clases”.
El tema de las armas se ha convertido para Obama en quizá el mayor reto dentro de su segundo mandato presidencial tras el ataque del pasado diciembre en un colegio de Connecticut en el que un joven de 20 años acabó con la vida de 20 niños de entre 6 y 7 años y seis adultos con armas de alta capacidad compradas legalmente por su madre, su primera víctima. Justo este jueves, otro tiroteo en un centro educativo desataba el pánico. Un hombre armado, que fue reducido por la policía y se encontraba detenido, disparó contra dos estudiantes de un instituto que tuvieron que ser hospitalizados.
Fuentes de la Casa Blanca reconocían este jueves que era muy improbable que la NRA apoyara sin reparos los cambios que la Administración demócrata está esbozando, pero es a la Asociación Nacional del Rifle a quien debe de ablandar primero si quiere ganarse después el favor de los congresistas pro armas del Capitolio.
En el pasado, la NRA ha bloqueado intentos de endurecer el control de armas y tras el asalto de Newtown los directivos del poderoso lobby rechazaron de plano cualquier nueva legislación que haga más difícil acceder a las armas de fuego. Como única alternativa a los tiroteos de masas, el vicepresidente de la NRA, Wayne LaPierre, propuso poner guardas armados en los centros educativos. Ni LaPierre ni el presidente, David Keene, acudieron al encuentro con Biden. La NRA envió en su representación a su mayor lobista, James Baker (nada que ver con el James Baker que sirvió con Ronald Reagan y George Bush padre), que ya ha trabajado con Biden con anterioridad en temas de armas.
Por su parte, Wal-Mart, la mayor cadena de almacenes del país –que vende rifles de asalto como el que portaba el asesino de Connecticut en casi la mitad de sus 4.000 centros comerciales-, se entrevistó a última hora de la tarde con el secretario de Justicia, Eric Holder, en lugar de con Biden.
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