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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Genoma de 2013

Este año los Gobiernos continuarán tratando mejor a los bancos que a los ciudadanos

Francisco G. Basterra

De 2013 casi no sabemos aún nada, salvo que es el primer año con todos sus dígitos diferentes desde 1987, pero ya el recién nacido ha ofrecido los primeros síntomas de su eventual rumbo. Los Estados Unidos de América, todavía la primera potencia por vocación, no se han lanzado al abismo arrastrando tras sí su economía y la mundial. Amante del riesgo y de esperar hasta el límite, su sistema político ha utilizado las horas posteriores a la Nochevieja para parir un acuerdo remendón y salir del paso, concediéndose un plazo de dos meses más para pactar un recorte de gastos que le permita atajar su enorme déficit. Washington ha dado una patada a la lata hacia adelante ganando tiempo, imitando a la ya añeja táctica europea. EE UU no puede continuar gastando como un país con un gran Gobierno, mientras obtiene los ingresos fiscales de una nación con un pequeño Gobierno. Está bien que China, su gran banquero, confíe en su primer deudor, pero nada dura para siempre. Le ha llegado la hora de afrontar la sostenibilidad de sus programas sociales, los subsidios públicos, sobre todo las pensiones y la sanidad para los jubilados.

Obama, por primera vez en una generación, ha conseguido que paguen más impuestos los más ricos haciendo tragar cicuta a un Partido Republicano que ha perdido la razón. Pero le resta la contrapartida: qué gastos debe sacrificar antes del 28 de febrero sin perder la cara ante su electorado, en la batalla política más importante de su segundo mandato. Los europeos, ya hechos a la cronificación de la saga del euro, y con una perspectiva de otro añito en el infierno de la recesión y más paro, a la espera de lo que Godot / Merkel tenga a bien tras las elecciones de septiembre, saludamos con júbilo las subidas de las Bolsas tras el acuerdo en Washington. Síntoma evidente de nuestra profunda depresión, también psicológica. Nos lo debiéramos mirar. Por cierto, en 2013 se celebran los 60 años del estreno teatral de Esperando a Godot, de Samuel Beckett.

Todos los Años Nuevos son exprimidos por las predicciones de analistas y visionarios varios. Suelen acertar en las grandes tendencias para fallar estrepitosamente en el detalle. Quién nos hubiera dicho hace solo un lustro que nos tocaba entrar en el sexto año de la Gran Crisis. El Consejo Nacional de Inteligencia de Estados Unidos ya le ha pasado a Obama el Global trends 2030: alternative worlds. Antes de esa fecha, y por primera vez en la historia, una mayoría de la población mundial no será pobre y una poderosa clase media, justo la que está siendo laminada hoy en el póquer de los mercados bajo el gobierno de la economía, agrupará a 3.000 millones, hoy 1.000, para una población total de 8.300 millones; Asia superará el poder económico y militar, combinados, de EE UU y Europa; se agudizarán los conflictos por el acceso al agua y los derivados del cambio climático. Como ven, nada del otro mundo.

Nos gustaría conocer, sin embargo, el genoma que vertebrará 2013 y el dibujo que tendrá el mundo. Demos por seguro que los políticos continuarán decepcionando a los votantes. Como escribe Gideon Rachman en el Financial Times, qué lejos queda el lema La libertad funciona, confiada creencia acuñada tras la caída del muro de Berlín en 1989. Apostemos, con poco riesgo, a que los Gobiernos continuarán tratando mejor a los bancos que a los ciudadanos y a que proseguirá la dolorosa agonía de los periódicos en papel. Y el próximo otoño, con la llegada del 50º aniversario del asesinato de John F. Kennedy, nos veremos sumergidos por una ola de libros con nuevos datos sobre quiénes y por qué asesinaron al presidente. Pero, ¿no es posible concretar más? Sí. Reino Unido no se saldrá en 2013 de la UE; China y Japón no irán a la guerra por los islotes Senkaku / Diaoyu, que reivindican como propios en el mar de China Oriental; Estados Unidos llegará a un acuerdo con Irán para no bombardear sus instalaciones nucleares; finalmente se producirá una intervención occidental en Siria.

Para iniciar el año con buen cuerpo busquemos un índice de satisfacción que nos muestre qué país es el mejor para nacer en 2013, el que ofrece las mejores oportunidades para una vida sana, segura y próspera. Lo ha hecho la Unidad de Inteligencia de The Economist (EIU). Convendría nacer en Suiza o, de no ser posible, en Australia, Noruega o Suecia. Estados Unidos ocupa el puesto 16 y España el 28, por detrás de Italia o Francia, y por delante de Portugal, Grecia o Brasil. El bebé chino saldría desde el lugar 49, y en cualquier caso habría que evitar nacer en Nigeria, que cierra la lista. ¡Feliz 2013!

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