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El Papa pide el fin del derramamiento de sangre en Siria, Nigeria y Malí

Benedicto XVI llama a no perder la esperanza que representa la Navidad y que puede brotar hasta en los sitios más castigados por la violencia

Benedicto XVI, durante el mensaje Urbi et Orbi.
Benedicto XVI, durante el mensaje Urbi et Orbi.Gregorio Borgia (AP)

El papa, Benedicto XVI, ha llamado a no perder la esperanza, ni siquiera en los lugares del mundo más castigados por la violencia, entre los cuales ha citado Siria, Nigeria o Malí. En su tradicional mensaje Urbi et Orbi (a la ciudad de Roma y al mundo) ha clamado contra el derramamiento de sangre en Siria y ha pedido atención a los refugiados de este conflicto. El Pontífice ha saludado en 65 idiomas ante miles de personas estaban presentes en la plaza de San Pedro del Vaticano.

Benedicto XVI ha utilizado la metáfora de la “buena tierra” para destacar que la esperanza que representa la Navidad no debe morir, ni siquiera en las regiones que atraviesan las peores situaciones. “Esta buena tierra existe y, también hoy, en 2012, de esta tierra ha brotado la verdad. Por tanto, hay esperanza en el mundo, una esperanza en la que podemos confiar, incluso en los momentos y situaciones más difíciles”.

Ha sido en las situaciones en Siria, Nigeria y Malí en las que más se ha detenido. “Esperemos que la paz florezca para el pueblo de Siria, profundamente herido y dividido por un conflicto que no repara en los indefensos y se lleva a víctimas inocentes”, ha dicho el Pontífice. Por tanto, ha llamado “a poner fin al derramamiento de sangre, más fácil acceso a la ayuda para los refugiados y desplazados y diálogo para conseguir una solución al conflicto”.

También ha condenado los conflictos en Malí y Nigeria, dos países castigados por la violencia islamista. “Que el nacimiento de Cristo favorezca el regreso de la paz en Malí y de la concordia en Nigeria, donde actos salvajes de terrorismo siguen cosechando víctimas, particularmente entre los cristianos”. El norte Nigeria ha sufrido en los últimos meses cruentos ataques sobre iglesias cristianas con cientos de víctimas mortales a manos de la secta islamista Boko Haram, que lucha por imponer la sharia (ley islámica) en el norte del país.

En Mali, los islamistas ligados Al Qaeda se han hecho con el control del norte del país, la región de Azawad, que han proclamado república islámica, destruyendo la herencia religiosa de la región.

También se ha dirigido el Papa a las autoridades chinas, a las que ha pedido tolerancia religiosa y “estimar las contribuciones de las religiones”. En China no se permite a los católicos aceptar la autoridad papal, obligándoles a ser miembros de la Iglesia patrocinada por el Estado.

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