Robert Bork, adalid de la derecha judicial de EE UU
Se convirtió en un icono para los políticos conservadores
Robert H. Bork fue durante décadas el mayor adalid contra el ala más progresista de la judicatura de Estados Unidos. Feroz crítico del movimiento a favor de los derechos civiles, el antiguo juez y profesor de Derecho de la Universidad de Yale falleció el pasado 19 de diciembre en Arlington, Virginia, como consecuencia de un infarto, tenía 85 años. Durante este último año formó parte del equipo de asesores del Comité de Justicia y Tribunales del candidato republicano a la presidencia de EE UU, Mitt Romney.
Sus ataques a las decisiones que el Tribunal Supremo, de mayoría progresista, adoptó entre las décadas de los sesenta y setenta, lo convirtieron en un icono intelectual para una generación de políticos conservadores. En sus artículos de prensa, sus publicaciones universitarias o en sus discursos, Bork denunciaba que las decisiones adoptadas por los magistrados estadounidenses, prohibiendo los rezos en las escuelas, autorizando el uso de métodos anticonceptivos por las parejas casadas, legalizando el aborto u otorgando igualdad de derechos a los afroamericanos, estaban minando el modo de vida americano.
Bork tuvo un pequeño papel en el escándalo Watergate. Miembro de los Académicos por Nixon, el profesor asesoró al presidente en el desarrollo de su legislación para limitar los casos de segregación racial en el transporte escolar. En 1972 se convirtió en abogado del Estado de esa Administración. A las cinco semanas de ocupar el cargo, la Casa Blanca le pidió que ejecutara la orden de Nixon de cesar de su cargo a Archibald Cox, el fiscal que estaba dirigiendo la investigación del caso Watergate. Bork cumplió las órdenes que antes que él se negaron a seguir el Fiscal General del Estado y su número dos, que dimitieron de su puesto por no estar de acuerdo con Nixon.
Durante la presidencia de Gerald Ford, Bork continuó sirviendo en la Abogacía del Estado, para regresar a Yale en 1977, donde lideró la oposición a la iniciativa de la Universidad de prohibir que los bufetes de abogados que discriminaban a los homosexuales pudieran contratar a alumnos del centro. “La homosexualidad no es una condición inmutable, como puede ser la raza o el sexo, y en muchos Estados ese tipo de comportamiento se considera una conducta criminal”, escribió en una carta a la dirección.
Esas posturas tan reaccionarias fueron las que llevaron al Senado estadounidense a rechazar su nominación para convertirse en uno de los magistrados del Supremo en 1987. El proceso fue tan controvertido que creó un antes y un después en la forma de seleccionar a los candidatos por parte de los presidentes del país. Hasta tal punto su refutación fue un hito, que la frase “ser borkeado”, se ha acuñado como sinónimo de no pasar la aprobación del Congreso.
Cuando Ronald Reagan propuso a Bork para formar parte del alto tribunal, el senador Edward Kennedy señaló: “La América de Bork es una América en la que una mujer es forzada a someterse a abortos de manera clandestina, en la que los negros seguirían sentados en las esquinas al fondo de los restaurantes y en la que la policía podría tirar abajo sin más las puertas de los ciudadanos en sus redadas nocturnas”.
Cuando el Comité de Justicia del Senado, presidido por el actual vicepresidente, Joe Biden, rechazó su candidatura, Bork acusó a los senadores de haber adoptado una posición política, movidos por sus ideas conservadoras, y no jurídica. Un año después, Bork se retiró de la judicatura.
Robert Heron Bork nació en Pittsburg el 1 de marzo de 1927. En 1944 se alistó en el Cuerpo de Marines pero no llegó a entrar en combate durante la II Guerra Mundial. Cuando terminó el conflicto, Bork se inscribió en la Universidad de Chicago, donde interrumpió sus estudios de Derecho para participar en la guerra de Corea. Acabaría graduándose en ese mismo centro en 1953. En 1962 abandonó su carrera como abogado en Chicago para trasladarse junto con su primera mujer, Claire Davidson, y sus tres únicos hijos a New Haven, Connecticut. En los siguientes años enseñó Derecho Mercantil en Yale a alumnos tan destacados como Bill y HIllary Clinton. El juez se casó de nuevo en 1982 con Mary Ellen Bork, una antigua monja
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