El magnate Sheldon Adelson seguirá apostando en política
El empresario se declara "socialmente progresista" en una entrevista a 'The Wall Street Journal'
La política es como una ruleta. A veces se gana, a veces se pierde. Y uno debe mantener el temple, aunque el resultado no sea el esperado. Ahí queda encapsulada la filosofía política de Sheldon Adelson, que precisamente ha cimentado su ingente fortuna (20.500 millones de dólares) construyendo y gestionando casinos en todo el planeta. En las pasadas elecciones norteamericanas apoyó a nueve candidatos con hasta 150 millones de dólares, según algunas estimaciones. Ocho de ellos, incluido Mitt Romney, perdieron.
Ahora Adelson ha hablado por primera vez de su gran apuesta. “Resulta que estoy en un negocio único, en el que ganar o perder es la base de todo el negocio”, ha dicho en una entrevista en el diario The Wall Street Journal. “Así que no lloro cuando pierdo. Siempre hay una nueva mano que jugar”. Por si acaso, ya le rondan varios presidenciables para las elecciones de 2016, como el gobernador de Luisiana, Bobby Jindall, o el de Virginia, Bob McDonnell.
En las elecciones de 2012, Adelson gastó el doble que en las de 2008, y en las próximas gastará “eso y más”
En las elecciones de 2012, Adelson gastó el doble que en las de 2008. Y en las próximas gastará “eso y más”. De los nueve candidatos a los que apoyó, sólo ganó Dean Heller, que se presentaba a la reelección por un escaño al Senado en Nevada, donde Adelson tiene residencia y la sede central de sus negocios. Adelson ha hecho suya también la causa de la defensa del Estado de Israel, y acompañó a Romney en un viaje que hizo a ese país en verano.
Adelson tiene ahora en mente otra apuesta, tal vez mayor: un macrocomplejo de juego en la Comunidad de Madrid, con un coste estimado de 18.000 millones de euros, con una docena de hoteles, seis casinos y 18.000 tragaperras. En septiembre anunció planes de ampliar sus operaciones en Macao, con una réplica de la Torre Eiffel como la que corona el casino París en Las Vegas, con un coste de 3.000 millones de dólares. La joya de su corona es el casino Venetian en Las Vegas, surcado por canales y góndolas.
Acostumbrado a la polémica, parece que a Adelson le gusta desafiar las ideas preconcebidas. Al Journal le ha dicho: “Socialmente soy progresista. Sé que nadie me creerá”. Cuesta creerlo, cuando sus millones, en estas elecciones, han ido a parar a algunos de los candidatos más conservadores. “Estamos a favor del aborto, a favor de la investigación con células madre”, dice en la entrevista, en referencia a él y a su mujer. Dice apoyar la reforma sanitaria y, sorprendentemente, “una sanidad socializada”, a la europea. Resulta curioso que su ideario social coincida tanto con el del presidente Obama y a la vez invirtiera tanto dinero en tratar de desbancarlo.
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