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Bachar el Asad activa su arsenal químico

Los expertos consideran que lo más peligroso es que Damasco estuviese mezclando los componentes para activar las armas de destrucción masiva

Guillermo Altares

Como todo lo relacionado con las armas de destrucción masiva, las informaciones que circulan son escasas y a veces contradictorias. Pero varios servicios secretos occidentales y expertos militares coinciden en unos cuantos datos, más que suficientes para poner los pelos de punta a todo Oriente Próximo: Bachar el Asad tiene un nutrido arsenal de gas sarín y mostaza y del agente nervioso VX (una versión mejorada y todavía más letal del sarín); se han producido movimientos en torno a por lo menos cuatro lugares que albergan este tipo de armas; y Damasco tiene capacidad para cargarlos tanto en misiles como en proyectiles de artillería o en bombas que pueden ser lanzadas desde aviones.

Pero estas no son las peores noticias. A causa de la peligrosidad de este armamento, las armas químicas suelen almacenarse y transportarse —desmontadas—, es decir, con sus componentes separados para evitar accidentes. Solo se unen cuando van a ser utilizadas y eso precisamente lo que Washington acaba de denunciar que puede estar ocurriendo.

No es la primera vez desde el inicio del conflicto que circulan informaciones creíbles sobre movimientos del arsenal químico de Bachar el Asad, pero sí es inédito que se hable de un posible montaje de sus elementos.

Ya el pasado verano, el presidente Obama lanzó la primera advertencia contra el régimen de Damasco al asegurar que el uso de armas químicas representaría "cruzar una línea roja". Entonces, Bachar el Asad respondió que no pensaba utilizarlas salvo en caso de "agresión extranjera". En este caso, el Ministerio de Exteriores ha negado incluso este extremo. "Sean cuáles sean las circunstancias no vamos a utilizar estas armas contra el pueblo que estamos defendiendo", aseguró el portavoz de un régimen cada vez más acorralado y que ha demostrado una crueldad extraordinaria contra civiles en lugares como Homs, Alepo o Damasco.

La posibilidad de un movimiento desesperado con la capital cada vez en mayor peligro no es una hipótesis descabellada, aunque experiencias pasadas --las famosas e inexistentes armas de destrucción masiva de Irak que fueron utilizadas para justificar la invasión de 2003-- también despiertan un cierto escepticismo. Eso sí, la situación entonces era muy diferente a la de la ahora: el resto de la comunidad internacional, empezando por Francia, se ha sumado a la advertencia contra Bachar el Asad por parte de EEUU, que cuenta incluso con el respaldo por la OTAN. Y las informaciones, citadas por la prensa, provienen de diferentes fuentes, no exclusivamente de la CIA.

Solo Rusia, como siempre desde que empezó la guerra en Siria, se queda fuera del consenso. "No es la primera vez que circulan ese tipo de informaciones, que calificaría de rumores", señaló este martes en Bruselas en rueda de prensa el ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, al término del consejo Rusia - OTAN, celebrado en el marco de la reunión de los 28 titulares de Exteriores de la Alianza que tiene lugar hoy y mañana en Bruselas. Lavrov aseguró que se habían puesto en contacto con las autoridades sirias y desmintió que hubiese movimientos de armamento químico. "El régimen no planea nada parecido", afirmó.

Según informes de la CIA citados por la BBC, el régimen de Damasco tiene uno de los mayores arsenales de armas químicas de Oriente Próximo, repartido entre 50 ciudades. Serían en torno a 1.000 toneladas de diferentes agentes, la mayoría de ellos con posibilidad de ser cargados en proyectiles.

El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, fue preguntado directamente sobra la eficacia de las baterías del sistema antimisiles Patriot, que van a ser instaladas por la OTAN en las próximas semanas en Turquía, en caso de que se produjese un ataque con proyectiles cargados con armamento químico. "Son efectivos como interceptadores contra misiles, tengan armas químicas o no. Nuestro objetivo es defender el territorio turco ante cualquier ataque", señaló Rasmussen.

Utilizadas durante la I Guerra Mundial, con efectos muchas veces desastrosos para los propios ejércitos que las lanzaban ante los cambios de viento o el fuego amigo, las armas químicas son tan devastadoras como complejas de manejar por su volatilidad. Eso sí, los daños que provocan son inmensos. Cuando todavía era un aliado de Occidente por su enfrentamiento con Irán, Sadam Husein las utilizó en los años ochenta contra la población kurda del norte de Irak en un ataque que fue considerado genocidio.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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