El TPIY absuelve al exgeneral croata Ante Gotovina de limpieza étnica contra serbios
En 2011 fue condenado a 24 años de cárcel por la matanza de 150 civiles serbios en la región croata de Krajina También ha sido exonerado Mladen Markac, uno de sus oficiales
Ante Gotovina, exgeneral croata condenado en 2011 a 24 años de cárcel por practicar la limpieza étnica contra los serbios, ha ganado este viernes su apelación y ha sido absuelto por el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia. Hace un año, los jueces aceptaron la tesis de la fiscalía y consideraron que había cometido crímenes de guerra y contra la humanidad. Sus colegas de la Sala de Apelaciones, por el contrario, han decidido que “no hubo un plan premeditado para deshacerse de los civiles serbios”. Sí han subrayado que no hay pruebas de que Gotovina dejara sin castigar las atrocidades cometidas por sus tropas. El fallo afecta también a Mladen Markac, uno de sus generales, que se libra de una pena de prisión de 18 años.
La noticia provocó escenas de éxtasis patriótico en Zagreb, capital de Croacia. Miles de personas, muchas vestidas con uniforme de excombatientes, se apiñaron en la plaza mayor para rendir homenaje a los que considera sus libertadores. En cierto modo, el país, que entrará en la UE el próximo 1 de julio de 2013, ha convertido a los dos militares en símbolo de su modo de percibir el conflicto balcánico: una guerra de independencia legítima contra el invasor serbio. El júbilo y sus aplausos contrastaron con la decepción serbia. Belgrado mostró enseguida su rechazo. “Es un Tribunal que cumple una agenda política y aplica una justicia selectiva”, dijeron el presidente serbio, Tomislav Nikolic, y el primer ministro, Ivica Dacic. Nacionalistas convencidos, Dacic fue portavoz del expresidente serbio Milosevic, acusado de genocidio por el mismo Tribunal. Para los serbios de a pie la pregunta fue clara: “¿Quién responderá ahora de unos crímenes que nadie, ni la propia corte, niega que se produjeran”.
Las sentencias originales provocaron una ola de protestas en Croacia, donde ambos son considerados auténticos héroes por haber roto el yugo serbio. La apelación ha producido grandes manifestaciones de júbilo en Zagreb, capital croata. Gotovina fue detenido en Tenerife en 2005 tras cuatro años de escapada de la justicia internacional. Hasta entonces, la UE bloqueó todos los intentos de adhesión del país. A partir de esa fecha, las negociaciones han progresado a buen ritmo y Croacia tiene previsto su acceso comunitario para el 1 de julio de 2013.
De 57 años, Gotovina llegó a cabo primero de la Legión Extranjera Francesa para reconvertirse luego en general del Ejército de Croacia. En 2001, justo al final de la guerra de los Balcanes, fue acusado por el TPIY de perseguir y asesinar a la población serbia. Para la justicia internacional, sus métodos, y los de Markac, fueron atroces y punibles. En particular su mayor campaña, la Operación Tormenta, lanzada en 1995 contra las fuerzas serbias al sur de la región croata de Krajina.
En una semana escasa, acabó con el control serbio de una zona que suponía una cuarta parte del territorio. Sin embargo, al menos 150 civiles serbios murieron en los ataques. Otros 200.000 fueron deportados. Muchos de ellos eran ancianos indefensos que perecieron al quedarse en sus casas. Carla del Ponte, antigua fiscal del Tribunal que le buscó con denuedo, acusó a Gotovina de haber permitido los asesinatos y posterior saqueo de las propiedades de las víctimas.
En 2011, ante la sentencia condenatoria, hasta la iglesia católica criticó al TPIY por “criminalizar” una guerra “de liberación”. Croacia también renegó de las acusaciones de la fiscalía, que señalaron al fallecido presidente, Franjo Tudjman, como instigador del ataque contra los serbios. Es más, en la lectura del fallo anterior, el juez Alfons Orie calificó la Operación Tormenta de “empresa criminal conjunta” de Tujdman y Gotovina. La entonces primera ministra croata, Jadranka Kosor, protestó diciendo que la ofensiva de sus compatriotas fue “legítima para echar al ocupante”. La absolución actual supone un duro revés para la fiscalía, empeñada en demostrar que el TPIY se fija en los crímenes cometidos por todos los bandos de la guerra de los Balcanes.
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