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David Lidington | Secretario de Estado británico para Europa

“Tendremos que pactar un nuevo marco de convivencia en la UE”

David Lidington sostiene que la UE tendrá que negociar una nueva arquitectura para "acomodar las diferencias" entre aquellos que quieren más integración y aquellos que no

Andrea Rizzi
David Lidington, secretario de Estado británico para Europa.
David Lidington, secretario de Estado británico para Europa.Gorka Lejarcegi

Mientras la zona euro, por convicción o necesidad, avanza hacia niveles de integración inimaginables hasta hace poco, el Gobierno británico se muestra muy determinado en dar varios pasos atrás. Algunos analistas ya hablan de ‘Brexit’ —de una salida británica de la Unión—. David Lidington, secretario de Estado para Europa del Reino Unido, reafirma que su Gobierno considera que la pertenencia a la UE está en el interés nacional británico, pero advierte que en los próximos años será “necesario discutir una nueva arquitectura europea que acomode las diferencias” entre aquellos que quieren más integración y aquellos que la aborrecen. Lidington, de 56 años, concedió esta entrevista en Madrid, unos días antes de que el Ejecutivo fuera derrotado en los Comunes en una votación sobre Europa gracias a la alianza puntual entre laboristas y euroescépticos tories.

Pregunta. Reino Unido está fuera del euro y de Schengen. Su Gobierno mantuvo al país fuera del pacto fiscal y lo va a sacar de la cooperación judicial y policial. ¿Es el objetivo de su Gabinete ser simplemente miembros de un mercado único?

Respuesta. Creo que estamos ejerciendo, como en el pasado, un papel de liderazgo en muchos de los grandes éxitos de la Unión. El mercado único es el mayor logro económico. Pero desde el punto de visto político, si se mira a la historia de la ampliación de la UE, que consolidó la democracia en una parte del continente que no la tuvo durante décadas, hay que reconocer que ese proyecto debe mucho al impulso británico. Nosotros empujamos por la ampliación cuando otros eran escépticos. Más recientemente, por ejemplo, hemos tenido un liderazgo en la revisión de las relaciones con nuestros vecinos después de la primavera árabe y en la imposición de sanciones contra el programa nuclear iraní. Así que rechazo la idea de que de alguna manera hayamos estado apartados de lo que está haciendo la UE.

Rechazo la idea de que hayamos estado apartados de lo que está haciendo la UE

P. ¿No se está abriendo una brecha con la Zona Euro?

R. La zona euro avanza hacia una mayor integración. El reto es encontrar una manera para que nuestros amigos de la eurozona logren su objetivo, pero salvaguardando al mismo tiempo las cosas que son importantes para los Veintisiete, como el deber de las instituciones europeas de trabajar en el interés de todos los miembros, y no solo de un grupo de ellos; o que no se fragmente el mercado único. A largo plazo, recuerdo lo que ha afirmado nuestro primer ministro: que es un interés nacional del Reino Unido estar en la UE y ser un miembro activo; pero señalo también que estamos a gusto con la idea de diversidad y de geometrías variables. Nos movemos hacia una era en la que pronto seremos más de 30 miembros, de muy diferentes tamaños, historias. Creo que en los próximos años necesitaremos sentarnos todos a la mesa y examinar el modelo de arquitectura europea correcto para acomodar las diferencias.

La independencia para Escocia supondría tener que empezar de cero en Europa

P. El primer ministro David Cameron habla de establecer un nuevo marco de relaciones con la UE, y se declara dispuesto a convocar un referéndum sobre ello. Si el pueblo británico rechazara la pertenencia a la UE, ¿sería bueno para Reino Unido?

R. Esto es saltar unos cuantos puentes a la vez. En primer lugar, la nueva arquitectura tiene que ser para toda Europa. La búsqueda de un equilibrio satisfactorio para miembros de la Zona Euro y otros es necesaria para todos. Vamos hacia una era en la que algunos países querrán una mayor integración y otros, no. Necesitamos buscar una manera para acomodar eso. En cuanto al referéndum… depende del calendario, de las circunstancias, del contenido de los acuerdos. Sería prematuro hablar de ello ahora.

P. El ministro de Exteriores William Hague ha señalado que “la desilusión del pueblo británico hacia la UE nunca ha sido más profunda”. ¿Ha sido alguna vez la desilusión europea hacia con Reino Unido mayor que ahora? ¿Nota un endurecimiento en la posición de los socios europeos hacia ustedes?

R. Tengo que decir que en el trabajo práctico no noto un endurecimiento. No creo que esté pasando eso. Ciertamente hay, siempre los hubo, algunos que están incómodos con nuestra insistencia para aclarar siempre de antemano todas las consecuencias de las medidas que se adoptan, todos los detalles. Y también por nuestro énfasis sobre la responsabilidad y transparencia democrática. Es cierto que este es el momento de mayor desilusión del pueblo británico hacia la UE. Hay varias razones por ello. En parte, por el estado de la economía. En parte, porque a través de varios tratados, varias competencias han sido trasladadas de Londres a la Unión y nunca se le ha preguntado al respecto al pueblo. La sensación de que el poder ha sido trasladado sin consentimiento genera frustración. Este gobierno someterá a referéndum cualquier acuerdo que suponga un traslado de poderes a la Unión. Por otra parte, si ampliamos el foco, noto que desagradables formas de populismo crecen en muchos países de Europa. Así que creo que es un desafío para todos garantizar que en los nuevos acuerdos haya transparencia democrática. La UE es una comunidad de valores, no solo económica. Es muy importante que nos aseguremos de que nuestros acuerdos sean tales que tengamos la ciudadanía con nosotros.

P. En estas semanas se negocian los nuevos presupuestos de la UE. David Cameron ha sido claro: congelamiento presupuestario o veto. La distancia entre el congelamiento y un escenario probable de acuerdo es, siendo realistas, muy pequeña. ¿A qué responde una postura tan rígida: batalla de principios o ganar votos en las próximas elecciones?

R. Nosotros deseamos que se halle un acuerdo. Pero, para que haya acuerdo, este debe tener en cuenta la realidad fiscal de Europa. Muchos países miembros están adoptando medidas de austeridad extraordinariamente duras. Nuestro argumento es que no podemos decir que las instituciones europeas están exentas de todo eso. De hecho, creo que lo que nosotros proponemos es increíblemente generoso: no estamos siquiera pidiendo recortes al presupuesto europeo. Decimos que debería crecer de acuerdo con la inflación. Ese es el mismo nivel de protección que damos en Reino Unido al servicio nacional de salud. Todo el resto, policía, escuelas, universidades, defensa, ¡todo está siendo recortado! Lo que decimos es perfectamente razonable.

P. ¿Una declaración de independencia de Escocia supondría automáticamente que Escocia se encontraría fuera de la UE?

R. En primer lugar, confío en que los escoceses aprecien los beneficios de permanecer en el Reino Unido. En segundo lugar, la abrumadora mayoría de los expertos legales considera que Escocia tendría que empezar desde el principio procesos de adhesión a la UE, la OTAN y todas las organizaciones internacionales. En el contexto de la UE, eso significaría obtener el consenso de todos los demás miembros. Creo que es peligroso para los nacionalistas escoceses poner las cabezas en la arena y pensar que en cuanto dejen el Reino Unido todas esas relaciones seguirán normalmente. Eso no es cierto.

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Sobre la firma

Andrea Rizzi
Corresponsal de asuntos globales de EL PAÍS y autor de una columna dedicada a cuestiones europeas que se publica los sábados. Anteriormente fue redactor jefe de Internacional y subdirector de Opinión del diario. Es licenciado en Derecho (La Sapienza, Roma) máster en Periodismo (UAM/EL PAÍS, Madrid) y en Derecho de la UE (IEE/ULB, Bruselas).

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