El Banco de Inglaterra, baluarte ante el tsunami económico
La acción del instituto emisor ha estabilizado el impacto de la crisis en Reino Unido
Reino Unido se apresuró a reforzar su maltrecho sistema bancario después de la quiebra de Lehman Brothers en otoño de 2008. A pocas horas del desastre, el Tesoro británico adquirió un paquete mayoritario del Royal Bank of Scotland y un paquete minoritario pero de control en el Lloyds Banking Group. Barclays aseguró que podía sobrevivir por su cuenta (más tarde canalizó capital de Oriente Próximo) y HSBC utilizó sus propios recursos para cubrir las enormes deudas que afectaron a los bancos.
Una vez estabilizado el sector bancario, el Gobierno tenía que apoyar la economía, en la que el pánico había derivado en una recesión. El Gobierno laborista aprobó un fondo de 1.000 millones de libras (1.250 millones de euros) para apoyar a las empresas constructoras, una reducción temporal del IVA del 17,5% al 15% y un nuevo tope fiscal del 50%.
La restricción de crédito que impedía que los bancos se prestaran dinero unos a otros empujó al Banco de Inglaterra a intervenir con un recorte de los tipos de interés y un programa de 200.000 millones de libras para comprar bonos del Tesoro. La compra de bonos, el llamado “ajuste cuantitativo”, pretendía demostrar que el banco central iba a sustituir el dinero retirado de la actividad económica por las empresas y los hogares reacios a gastar.
Desde 2009, el Banco de Inglaterra ha emitido otros 175.000 millones más de libras, y se espera que en noviembre imprima 50.000 millones más, hasta un total de 425.000 millones.
En 2010, con la economía fuera de la recesión, el Gobierno de la coalición de demócratas liberales y conservadores aprobó un estricto presupuesto de austeridad diseñado para eliminar el déficit estructural antes de 2015. El déficit estructural expresa el volumen de gasto excesivo de los Gobiernos en su presupuesto normal, no de emergencia.
El Gobierno de coalición incrementó el IVA hasta el 20% y en la práctica congeló el gasto público, con el resultado de recortes, en términos reales, en todas las áreas salvo educación y sanidad. Desde 2010 han desaparecido alrededor de 730.000 empleos del sector público.
Los detractores del Gobierno alegan que el programa de austeridad eliminó la confianza del sector empresarial y, unido a la crisis del euro, llevó a la economía a una segunda recesión.
Las cifras más recientes del déficit público muestran que el Gobierno puede aprobar un gasto excesivo de hasta 25.000 millones de libras, lo cual pone de relieve, a juicio de los críticos,que el programa de austeridad es contraproducente.
Un informe independiente sobre la regulación de la banca recomendó separar la banca de inversiones de la banca personal. El informe Liikanen de la UEllegaba a la misma conclusión, en contraste con la Ley Dodd-Frank con la que Estados Unidos permitió que dos gigantes de la banca, JP Morgan y Bank of America, combinaran sus actividades especuladoras con las de banca personal.
El Reino Unido, pese a su mediocre comportamiento económico, que ha supuesto un crecimiento cero desde el verano de 2010, disfruta de unos tipos de interés bajos para su deuda, sobre todo gracias a la decisión de no unirse al euro y conservar la libra. Un banco central independiente, capaz de fijar los tipos de interés, garantiza a los inversores que Gran Bretaña es dueña de su propio destino.
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