Protestas en EE UU por la muerte de dos hispanos por disparos de la policía
La ciudad de Anaheim, en California, han estado marcada en los últimos años por tensiones entre la policía y algunos residentes de los barrios más pobres
Estados Unidos cumple una semana de protestas por la muerte de dos jóvenes hispanos, en dos sucesos diferentes, por disparos de la policía en Anaheim, California. Diversas organizaciones han convocado nuevas manifestaciones en los próximos días en ciudades como Los Ángeles o Nueva York, para denunciar la actuación policial que, según afirman, podría esconder motivos raciales.
En el incidente que desató las primeras protestas, Manuel Ángel Díaz, un hispano de 25 años, huía de dos agentes cuando uno de ellos abrió fuego contra él. La policía de Anaheim defiende que el fallecido había sido identificado como miembro de una banda criminal y que durante la persecución le vieron arrojar “objetos sospechosos” hacia los tejados. Sin embargo, las autoridades todavía no han revelado el motivo que llevó a uno de los agentes a dispararle a pesar de que no iba armado. Según una testigo que presenció los hechos, Díaz corría alejándose de los agentes cuando recibió dos disparos en la parte inferior de la espalda. Al caer arrodillado, recibió otro impacto de bala en la cabeza.
La policía convocó una rueda de prensa el pasado domingo para explicar lo ocurrido, pero el anuncio de una investigación y la suspensión de los dos agentes implicados en el suceso no logró calmar los ánimos. Un centenar de personas se concentraron en las inmediaciones del callejón donde falleció Díaz, una protesta que terminó con disparos de balas de goma por parte de la policía para dispersar a los participantes.
Al día siguiente, la policía volvió a disparar en medio de una nueva concentración a pesar de que entre el centenar de manifestantes había familias con niños. La escalada de protestas se agravó después de que un agente perdiera el control de un perro que acabó empujando el carrito de un bebé y mordiendo a uno de los manifestantes. Según el jefe de policía de Anaheim, John Welter, en la concentración había “miembros de bandas criminales ya conocidos” que lanzaron botellas y piedras contra los agentes.
Imágenes de la cadena de televisión CBS en las que se aprecia el ataque de un perro de la policía a los manifestantes.
Anaheim es una ciudad de California de unos 330.000 habitantes y marcada por la llegada en 1995 de uno de los complejos de Disneylandia. Desde entonces ha sido apodada como “el lugar más feliz de la tierra”. Pero la tensión que desde hace unos años se ha desatado entre la policía y algunos de los residentes en las zonas más pobres de la ciudad desafía la imagen de ciudad perfecta que Disney quiso vender en su día. En 1970 el 90% de la población era blanca. Ahora, más de la mitad de los residentes son hispanos.
“Los niños de barrios ricos no son blanco de la policía y, cuando se fijan en ellos, saben que no deben tener miedo. Pero eso no suele pasar con los jóvenes hispanos en barrios pobres”, denunció la abogada de la familia de Díaz, Dana Douglas, en declaraciones a la agencia Associated Press. “Sinceramente, cuando hay un grupo de hispanos charlando en una esquina, en uno de estos barrios, siempre son sospechosos”.
El pasado martes, unas mil personas protagonizaron la protesta más violenta, que derivó en destrozos en una veintena de negocios del centro de Anaheim, contenedores incendiados, calles cortadas y, según la policía local, lanzamiento de piedras y otros objetos a los agentes. Al día siguiente, 300 policías acudieron al centro de la ciudad para dispersar otra revuelta que se saldó con la detención de 24 personas, 6 heridos por disparos con pelotas de goma y otros dos reporteros que recibieron golpes con piedras.
El alcalde de la ciudad declaró esta semana en rueda de prensa que la oficina del Fiscal General ha accedido a revisar los incidentes en los que diferentes agentes dispararon contra sospechosos y que también se reunirá con miembros del FBI que participan en la investigación.
La familia de la víctima ha denunciado al Departamento de Policía de Anaheim por disparar al joven mientras éste huía de los agentes. Díaz había sido condenado en 2011 por posesión ilegal de drogas, por llevar un arma dentro de un recinto escolar y por pertenecer a una banda criminal.
Díaz es el sexto fallecido por disparos de la policía en este año. Horas después de su muerte, otro hispano sospechoso de haber cometido un robo falleció en Anaheim por los disparos de la policía. Según los agentes, la víctima había abierto fuego antes contra ellos. La sucesión de incidentes similares ha llevado a los familiares de las víctimas a reunirse frente al ayuntamiento, todos los domingos desde hace varios años, para exigir la creación de un organismo que investigue estos sucesos de manera independiente.
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