El prooccidental Yibril se perfila vencedor de las elecciones libias
El líder de los Hermanos Musulmanes concede la victoria al ex primer ministro en las grandes ciudades
Dos días después de que el 62% de los 2,8 millones de electores libios registrados acudieran a las urnas por primera vez en 60 años para elegir una Asamblea nacional, los libios aguardaban el resultado de unas elecciones en las que el ex primer ministro Mahmud Yibril se perfilaba como vencedor. Aunque no había resultados oficiales, previstos para la noche de este lunes, alguno de los principales rivales de Yibril le concedían la victoria. "La Alianza de Fuerzas Nacionales [el partido de Yibril] ha conseguido buenos resultados en algunas grandes ciudades, salvo en Misrata. Tienen una clara ventaja en Trípoli y Bengasi", afirmó el domingo por la noche Mohamed Sawan, líder del Partido de la Justicia y la Construcción, el grupo creado por los Hermanos Musulmanes. De haber triunfado en las dos grandes ciudades del país, que concentran más de la mitad de la población de Libia, sería casi imposible que a Yibril se le escapara la victoria.
Yibril, jefe de la Alianza de Fuerzas Nacionales, apeló al centenar y medio de partidos a formar un Gobierno de coalición nacional. "Hacemos un llamamiento para un diálogo nacional para formar una gran coalición bajo una bandera", afirmó el domingo por la noche. "En las elecciones no ha habido perdedor ni ganador", aseguró. Yibril rechazó la etiqueta de laico y liberal con que se describe su partido, destacó que en su alianza de 60 partidos hay grupos de varias tendencias, y resaltó su compromiso con los principios islámicos. Unas declaraciones que pretenden facilitar la negociación con otros partidos con señas de identidad islamistas más marcadas.
Con todo, no va a resultar sencillo conocer con exactitud la composición de esta Asamblea, que nombrará un nuevo Gobierno y un nuevo primer ministro. Solo 80 de los 200 diputados son escogidos a través de las listas de partidos. Los 120 restantes son independientes, lo que dificulta mucho su adscripción a cualquiera de los grupos. En todo caso, el temor a que los disturbios y altercados ensombrecieran la jornada electoral se disiparon en gran medida. "Es destacable que casi todos los libios depositaron su voto libres del miedo e intimidación", ha afirmado este lunes Alexander Graf, miembro del equipo de observadores de la Unión Europea. "Los incidentes", agrego, "no ponen en cuestión la integridad de las elecciones".
"La puerta está abierta para el diálogo de todos los libios", ha comentado Ali Rhuma El Sibai, primer dirigente de Al Asala, un grupo de tintes salafistas. "Pero", añadió, "no hay acuerdo posible hasta que sepamos qué está sobre la mesa. No podemos transigir con nuestros principios". Al Watan, el partido dirigido por Abdelhakim Belhaj —excombatiente en Afganistán, comandante de una de las brigadas que liberó Trípoli, y que fue capturado hace casi una década en Malasia junto a su esposa, y entregado por el Reino Unido al dictador libio—, ha dicho que estudiará la propuesta de Yibril. El Partido de la Justicia y la Construcción, la formación creada por los Hermanos Musulmanes, no se ha pronunciado.
Yibril, en todo caso, sería un gobernante bien visto por los países occidentales. Exministro de Gadafi, encabezó el Gobierno durante la rebelión contra el tirano, apoyada por los decisivos ataques aéreos de la OTAN y de varios países árabes.
Sea quien sea el futuro jefe de Gobierno, la cuestión política más importante e inaplazable será la configuración administrativa del Estado. Cirenaica se ha sentido históricamente discriminada por Trípoli, algo de lo que incluso el virtual vencedor Yibril es consciente, una marginación que los 42 años de dictadura de Gadafi no hizo sino profundizar. Y lo que ha suscitado los recelos en Cirenaica durante los últimos meses es la distribución de escaños para esta Asamblea.
Un centenar se han elegido en Tripolitania, 60 en Cirenaica, y 40 en la sureña Fezzan. En el oriente del país abundan quienes rechazan esta distribución.Grupos armados de esta región oriental, donde se hallan la gran mayoría de los pozos petrolíferos de Libia, han saboteado durante 48 horas las terminales petroleras en el Mediterráneo; han cerrado con controles militares la autopista costera desde el límite entre Tripolitania y Cirenaica, y han asaltado colegios electorales y atacado algún helicóptero con material electoral. "Debería haber un diálogo serio con el este. Si hay un sincero deseo de su parte y de la nuestra, creo que podremos alcanzar un acuerdo", dijo Yibril.
Tampoco es un asunto menor la proliferación de milicias, algunas muy poderosas, que rechazan someterse a la autoridad del Gobierno central. En Zintán, quienes se rebelaron contra Gadafi mantienen cautivo a Saif el Islam, hijo del dictador capturado en el sur de Libia en noviembre. Hacen caso omiso a las peticiones de Trípoli, que pretende hacerse con su custodia. En Misrata, otra de las ciudades más combativas contra Gadafi, los hombres armados establecen controles militares a su voluntad y permiten el acceso de autoridades de Trípoli a su antojo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.