Shamir, el defensor del “gran Israel”
El ex primer ministro luchó con los terroristas contra un territorio palestino
Halcón entre los halcones, Isaac Shamir ocupó infinidad de puestos en la política israelí, incluido el de primer ministro en dos ocasiones. El pasado sábado murió a los 96 años en la residencia de ancianos en la que vivía enfermo de alzhéimer.
La clase política israelí se ha volcado para rendir homenaje al que fuera su séptimo primer ministro (entre los periodos 1983-1984 y 1986-1992) y miembro de los grupos terroristas que atentaron contra árabes y británicos en los años previos a la creación del Estado de Israel. Hoy lunes, Shamir recibirá sepultura en el cementerio del monte Herzl, donde descansan los ilustres israelíes.
En Israel se recuerda su firme oposición al mínimo compromiso territorial con los palestinos y su defensa del llamado “gran Israel”, el que no deja lugar en el mapa para la creación de un Estado palestino. De este líder de la derecha nacionalista han dicho este fin de semana los políticos israelíes que fue un hombre “firme a la hora de rechazar concesiones y duro como una roca de granito”, en palabras de Ehud Barak, el ministro de Defensa. “Pertenece a la generación de gigantes que fundaron el Estado de Israel y lucharon por la libertad del pueblo judío en su tierra”, consideró el actual primer ministro Benjamín Netanyahu. Fue un político que “no cedía en las negociaciones diplomáticas que pudieran debilitar a Israel”, dijo el portavoz de la Knesset, Reuven Rivlin.
Shamir nació en Ruzhany (Bielorrusia) en 1915 y emigró a la Palestina del mandato británico en 1935. Su familia no le acompañó en el viaje, y murió en los años del Holocausto. El joven militante sionista se alistó en el Irgún y después en la Stern, los grupos armados clandestinos que operaron los años previos a la creación del Estado de Israel en 1948. A Shamir lo capturaron y deportaron a Eritrea, para volver años más tarde a lo que ya era un país reconocido por la comunidad internacional. En 1955 lo reclutaron en el Mossad donde espió durante 10 años. Tiempo durante el cual persiguió a fugitivos nazis y recorrió los países de la zona en busca de información. Más tarde fue nombrado ministro de Exteriores con el derechista Likud.
En 1979 se abstuvo de refrendar el acuerdo de paz con Egipto, que impuso la retirada de las tropas israelíes del Sinaí. Este hombre rudo y falto de carisma llegó a principios de los ochenta a ser primer ministro israelí, a los 68 años y casi por casualidad. Defendió la expansión de las colonias judías en los territorios palestinos y en 1991 participó en la célebre conferencia de paz de Madrid presionado por Washington. Un año más tarde fue derrotado por Isaac Rabin en las urnas.
Las posiciones políticas de Shamir no podían ser más distintas de las de Rabin, su sucesor en el cargo, asesinado por tratar de tender puentes con el eterno enemigo. “Judea y Samaria [terminología bíblica, hoy la Cisjordania palestina] son parte integral de la tierra de Israel. No han sido capturadas ni van a ser devueltas a nadie”, dijo Shamir, empleando el mismo lenguaje que aún hoy utiliza la derecha nacionalista israelí.
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