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El Vaticano ficha a un periodista de la Fox para mejorar su política de comunicación

Greg Burke, de 52 años y miembro del Opus Dei trabajará a las órdenes directas del Secretario de Estado

Greg Burke,en Roma.
Greg Burke,en Roma.ALBERTO PIZZOLI (AFP)

La política de comunicación de la Iglesia clama al cielo. El bueno del padre Federico Lombardi, portavoz del Vaticano, se las ve y se las desea cada vez que tiene que enfrentarse a la prensa. Ni posee datos ciertos que comunicar –apenas tiene contacto directo con el Papa— ni tampoco el oficio suficiente para vestir el santo. El problema se ha hecho más patente desde que, hace ahora un mes, fuese detenido el mayordomo de Benedicto XVI y despedido con cajas destempladas el responsable del banco del Vaticano. Tan crítica es la situación que el Vaticano –esa lenta y pesada maquinaria— ha decidido fichar a Greg Burke, de 52 años, un periodista norteamericano que, hasta ahora, era el corresponsal en Roma del conservador canal Fox News.

Oficialmente, el trabajo de Burke será el de “asesor para la comunicación” de la secretaría de Estado del Vaticano, cuyo titular –por el momento—es el cardenal italiano Tarcisio Bertone, principal objeto de discordia en las guerras de poder que sostienen distintos sectores de la Curia. O sea, que Burke se va a meter de lleno en el avispero. Eso sí, experiencia no le falta. Desde hace 25 años se ocupa de contar lo que sucede en la Santa Sede para las agencias UPI y Reuters y también para el Time. Además, es miembro del Opus Dei, así que un cable ya le podrá echar Joaquín Navarro-Valls, el médico y periodista español que durante 22 años (desde 1984 a 2006) fue el portavoz de Juan Pablo II. Tal vez el primer trabajo de Burke sea decirle a su jefe Bertone que, eso de decir que los periodistas están poseídos por el Maligno, además de antiguo es difícil de probar.

Por lo pronto, Greg Burke, que el pasado mes de mayo obtuvo la ciudadanía italiana, ha declarado que piano piano. “Yo veo la comunicación de la Santa Sede”, le ha dicho al Corriere della Sera, “como un gran barco que maniobra lentamente. No entraré en esa máquina al estilo de los marines, sino que lo haré con prudencia. Para mí es un desafío. No tengo planes, pero espero poder echar una mano para que esa antigua máquina de comunicación pueda dar un paso hacia delante”. El vaticanista –así se llama a los periodistas especializados en la información de la Santa Sede— añade que su experiencia será un grado a la hora de decirle a los cardenales qué decir y cómo: “No soy un experto en relaciones públicas, pero sé qué buscan los periodistas. Puedo decir: tengamos cuidado con esto, recordemos aquello…”. Burke, que asegura que su nombramiento no ha sido impuesto al Vaticano por los cardenales de Estados Unidos, admite que uno de sus principales objetivos es dar la guerra en Internet: “Acercaré el Vaticano a la Red”.

Una buena forma de acercarlo –obras son amores—sería colgar en la página web de la Santa Sede las razones legales y las supuestas pruebas que permiten al Estado vaticano mantener encerrado e incomunicado desde hace un mes y un día a un tal Paolo Gabriele, de 46 años, casado y padre de tres hijos, mayordomo de Benedicto XVI hasta que, supuestamente, robó y filtró a los medios de comunicación su correspondencia secreta. O lo que es lo mismo: ¿qué fue del mayordomo del Papa?

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