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El Kremlin aprueba la ley para reprimir los mítines con el rechazo de la oposición

La norma deja el concepto de infracción a merced de valoraciones subjetivas susceptibles de ser manipuladas políticamente

Un momento del debate en la Duma.
Un momento del debate en la Duma.SERGEI CHIRIKOV (EFE)

La polémica ley que endurece las condiciones para celebrar mítines en Rusia fue aprobada poco antes de la medianoche de este martes en Moscú en la Duma Estatal (cámara baja del parlamento) con los votos de Rusia Unida (RU), el partido de los seguidores de Vladímir Putin, que es mayoritario en la cámara.

Fue una sesión parlamentaria sin precedentes. Todas las fuerzas políticas de oposición -Rusia Justa (RJ), el Partido Comunista (PC) y el Partido Liberal Democrático (PLD)- votaron en contra de la ley, que en una sola y maratoniana jornada se aprobó en segunda lectura (con 239 votos a favor) y en tercera y definitiva, con 241 votos. La cámara consta de 450 escaños, y para aprobar la ley se necesitaban 226 votos.

El debate de la Duma fue trasmitida en directo en páginas web, como la de la emisora el Eco de Moscú, y comentado activamente en las redes sociales y en twitter. Los legisladores, que no están habituados a debatir abiertamente ante la sociedad, se vieron de repente obligados a argumentar ante una galería global de hecho, que les comunicaba su disgusto sin dilación.

Durante más de ocho horas se prolongaron los debates, pues la oposición presentó más de 400 enmiendas (380 de ellas del partido RJ) al proyecto, que tuvieron que ser debatidas y votadas una a una. Los ponentes recibieron inicialmente tres minutos para defender cada propuesta, pero ese tiempo acabó siendo recortado a 15 segundos.

Para castigar las infracciones en los mítines la nueva ley contempla multas de hasta 300.000 rublos (cerca de 7.500 euros) para las personas físicas y de hasta 1.000.000 rublos para las entidades jurídicas. El documento deja el concepto de infracción a merced de interpretaciones subjetivas susceptibles de ser manipuladas políticamente. Además, introduce elementos restrictivos de las libertades cívicas que la oposición juzga anticonstitucionales. La ley genera contradicciones e interferencias en el código procesal administrativo, por cuanto introduce los “trabajos forzosos” como posible penalización a las infracciones. También desequilibra el sistema de multas existentes en Rusia, cuya cuantía está muy por debajo de la prevista para los infractores en los mítines.

El proyecto de ley ha sido tramitado con extraordinaria celeridad y desoyendo argumentos jurídicos de peso como los que ha presentado Mijaíl Fedótov, el jefe del consejo adscrito a la presidencia para el desarrollo de la sociedad civil y los derechos humanos. Según Fedótov, la ley contradice un reciente decreto del presidente Vladímir Putin para involucrar a la sociedad en el debate de las leyes y, en contra de lo establecido, no va acompañada de un dictamen del gobierno.

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El motivo de las prisas del Kremlin son las protestas anunciadas por la oposición para el 12 de junio. Los dirigentes rusos, incluidos el presidente Vladímir Putin y el jefe del Gobierno, Dmitri Medvédev, han alegado que la ley supone la introducción en Rusia de normas de orden público vigentes en las “sociedades civilizadas”. De forma reiterada, la televisión estatal emite diversas muestras de disolución policial de protestas callejeras en países europeos, entre ellos Grecia y últimamente España.

“Si ahora no podemos hacer mítines, ¿qué será en el futuro?”, dijo el lunes en la Duma el diputado de oposición Serguéi Ivanov, y dirigiéndose a los legisladores de Rusia Unida, afirmó: “Toda sus jactancias y seguridad se basan en la creencia de que la policía y los obreros de los Urales les defenderán, pero ustedes han convertido a estos obreros en funcionarios”.

Putin ha cultivado la relación con los trabajadores de los Urales desde que los sindicalistas de una fábrica de tanques de la región se ofrecieron para ayudar a la policía a disolver los mítines de protesta de Moscú.

Serguéi Mirónov, el líder del partido RJ, manifestó que la ley de los mítines es “un escupitajo” a la sociedad, aprobada mediante la manipulación del reglamento y con desprecio a los procedimientos. “Quédense señores de Rusia Unida con esa ley vergonzosa”, sentenció antes de abandonar el parlamento. Junto al edificio de la Duma se habían concentrado anoche grupos de personas que portaban cintas blancas en señal de protesta.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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