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Los bombardeos israelíes causan casi 600 muertos y fuerzan a miles de libaneses a huir

Hezbolá ha lanzado este martes más de 300 cohetes contra el norte de Israel, un récord desde el inicio de la contienda

Una familia del sur del Líbano camina con sus pertenencias por la carretera de Damour en dirección a Beirut, la capital, este martes.
Una familia del sur del Líbano camina con sus pertenencias por la carretera de Damour en dirección a Beirut, la capital, este martes.WAEL HAMZEH (EFE)
Burj Rahaal (Líbano) / Tamra (Israel) -

Apenas dos sonidos interrumpen el silencio en la desierta Burj Rahaal, en la zona de Tiro, en la que se produjeron 90 de los 492 muertos de la víspera: las sirenas de las ambulancias (transportando heridos en dirección norte) y la rítmica caída de las bombas, en series de siete. Es la nueva oleada de bombardeos, en el mediodía de este martes, que ha añadido decenas de víctimas mortales a la masacre de la víspera y totaliza ya al menos 569, más 1.835 heridos. “En la última hora, los aviones de guerra han bombardeado objetivos de Hezbolá en el sur de Líbano, incluidos lanzaderas de misiles, edificios militares e instalaciones donde se almacenaban armas”, ha indicado un portavoz del ejército israelí. Entre los muertos hay 94 mujeres y 50 niños, más del doble que todos (22) los que habían perdido la vida en los 11 meses previos de enfrentamientos entre Israel y Hezbolá.

La milicia libanesa, por su parte, ha disparado a lo largo de este martes más de 300 cohetes contra el norte de Israel, en lo que supone un récord desde el inicio de la contienda. Esa ofensiva ha hecho sonar las sirenas en ciudades israelíes como Haifa, Safed, Nazaret y Yokne’am, así como en toda Galilea. También tres drones sobrevolaron el sur de Haifa. Las autoridades consideran que se trata de la incursión de este tipo que más lejos se ha adentrado en territorio israelí.

Algunos de esos proyectiles han impactado sin llegar a ser interceptados por las defensas antiaéreas israelíes en zonas que no habían sido golpeadas durante los más de 11 meses de contienda. Dos agentes recogían al mediodía del martes los restos de un misil que acabó sin causar víctimas en la parte trasera de una vivienda de Tamra, una localidad de población árabe a las afueras de Haifa, en el noroeste de Israel y a una treintena de kilómetros en línea recta de territorio libanés. Mientras los agentes cargaban el amasijo de metal en una furgoneta, el cielo se llenaba de trazos de humo blanco y explosiones del sistema de defensa al interceptar nuevos lanzamientos. Es algo que puede observarse fácilmente varias veces cada día por todo el norte del país sin que, aparentemente, se altere la normalidad. Pese a todo, la presión de estos últimos días de Hezbolá ha obligado a suspender las clases escolares en una parte importante del norte de Israel.

En Líbano, la milicia chií ha perdido varias figuras clave en los últimos días, desde el pirateo masivo de sus comunicaciones y la pérdida de sus buscas y walkie-talkies, detonados a distancia previsiblemente por el Mosad. La última, este martes, Ibrahim Qubaisi, responsable de la unidad de cohetes y misiles y uno de los principales líderes militares de la organización, según Israel. Hezbolá no ha confirmado que muriese en el ataque, que ha dejado seis muertos en Dahiye, el feudo del partido-milicia al sur de Beirut.

Esa baja se produce en el tercer bombardeo de los últimos cuatro días que lanza la aviación israelí sobre Dahiye, el feudo de Hezbolá, al sur de Beirut. Tras intentar asesinar el lunes a Ali Karaki, un alto mando cuya milicia asegura que sobrevivió y está a salvo, Israel ha lanzado este mediodía otro ataque localizado contra Qubaisi, en un edificio de cinco plantas que ha quedado calcinado. También en Saida, a 45 kilómetros al sur de la capital, se escucha algún bombardeo.

“La situación es catastrófica”, con decenas de heridos aún en estado crítico, ha dicho el ministro de Sanidad, Firas Abiad, en una entrevista con la cadena de televisión libanesa MTV. “Nos enfrentamos a un desafío sin precedentes”.

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En la carretera de la costa, entre Beirut y Tiro, continúan los desplazamientos masivos de miles de personas, con enormes atascos de quienes bien iniciaron su desplazamiento un día antes, bien esperaron pensando erróneamente que este martes sería más fácil. También se pueden ver militares controlando el paso, ambulancias intentando circular entre los atascos y decenas de coches abandonados en los arcenes. Algunos se quedaron sin combustible, ya que hay solo tres tipos de gasolineras: las vacías, las que informan con un precario cartel pegado a los surtidores de que se les han acabado las reservas y las que tienen colas para repostar que entran en el carril derecho de la autovía.

Llamas y humo se elevan tras un ataque aéreo israelí en el valle de Khiam, visto desde la ciudad de Marjayoun, en el sur del Líbano, este martes.
Llamas y humo se elevan tras un ataque aéreo israelí en el valle de Khiam, visto desde la ciudad de Marjayoun, en el sur del Líbano, este martes. Hussein Malla (Associated Press/LaPresse)

Los colchones atados al capó, los camiones con familias enteras o con ganado (vacas, ovejas…) y los desplazados caminando por un lateral, junto a los coches, se han convertido en la nueva normalidad de la carretera entre el sur y la capital, o su desvío hacia el interior. 87 escuelas han sido habilitadas para recibir a los huidos, que en su mayoría recurren más bien a familiares y conocidos, a tenor de sus testimonios. El Ministerio de Educación ha anunciado este martes que no habrá clases en escuelas ni universidades al menos esta semana.

Un hombre da instrucciones durante las labores de retirada de escombros en el lugar de un ataque israelí en el sur de Beirut, este martes.
Un hombre da instrucciones durante las labores de retirada de escombros en el lugar de un ataque israelí en el sur de Beirut, este martes.Amr Abdallah Dalsh (REUTERS)

Desde Israel, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha dirigido un nuevo mensaje a la población libanesa: “Nuestra guerra no es contra ustedes. Nuestra guerra es contra Hezbolá. [Su líder, Hasan] Nasralá los está llevando al borde del abismo. Ayer les dije que evacuaran las casas en las que haya un misil en el cuarto de estar y un cohete en el garaje. Quien tenga un misil en cuarto de estar y un cohete en el garaje ya no tendrá casa”, ha señalado en una visita a una base de los servicios de inteligencia militar, en la que se ha mostrado “impresionado por el trabajo que se ha hecho y no menos impresionado por el que se va a hacer”.

En este contexto bélico, Israel no descarta llevar a cabo una invasión terrestre de Líbano. De hecho, hay “golpes adicionales ya preparados” contra Hezbolá, según ha dicho el ministro de Defensa, Yoav Gallant, precisamente durante un simulacro de esa incursión para la que se han dispuesto decenas de miles de efectivos de varias divisiones, algunas llegadas desde Gaza. El ministro ha apelado a la experiencia adquirida en los últimos meses por esos soldados en la Franja palestina. “Cualquier fuerza de Hezbolá que se encuentre con vosotros será destruida, están preocupados por la experiencia que habéis adquirido en combate”, les animó, según informa Times of Israel.

A medida que se prolongan los bombardeos, continúan las cancelaciones de rutas aéreas desde y hacia Beirut y, en menor medida, a Tel Aviv. Air France-KLM, Air Algerie y Air Arabia, entre otras, las han anunciado. Algunas compañías las suspenden hasta final de mes o hasta octubre; otras, hasta nuevo aviso. El portavoz de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Kirby, ha pedido a los estadounidenses en Líbano —a los que ya había llamado a abandonar el país de inmediato— a hacerlo ahora que pueden. “Queremos asegurarnos de que todavía haya vuelos comerciales para que los estadounidenses se vayan, y deberían hacerlo ahora mientras esas opciones estén disponibles”, ha afirmado en una entrevista televisiva. España, con más de un millar de nacionales, la mitad de ellos soldados de la Finul (Fuerza Interina de Naciones Unidas para la Líbano), también está preparando una evacuación de civiles, por si “las circunstancias lo exigen”, según el Ministerio de Exteriores.

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