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El Gobierno irlandés confía en un triunfo del 'sí' en el referéndum del pacto fiscal

Se prevé que la mayoría de los irlandeses den un 'sí' a regañadientes al Tratado de Estabilidad

Apertura de una de las urnas para el recuento de votos en el hotel Citywest de Dublín.
Apertura de una de las urnas para el recuento de votos en el hotel Citywest de Dublín.Niall Carson (AP)

Aunque la baja participación (alrededor de un 50% a las 21.00 según una estimación de la televisión pública) aún daba esperanzas al no, es muy posible que el recuento proclame la victoria del en el referéndum de ratificación del Tratado de Estabilidad celebrado este jueves en Irlanda. Será, de todas formas, un “a regañadientes”, en palabras de Shay Cody, el secretario general de Impact, el segundo sindicato del país. “Tengo que pensar en los intereses de mis afiliados. La mayoría depende del sector público y creemos que si gana el no, Irlanda tendrá más problemas para financiarse. Por eso, aunque no me gusta la austeridad, recomendamos el a regañadientes”, defendió recientemente en un debate en la Sociedad Irlandesa de Sordomudos en Drumcondra, Dublín. 

A unas horas de que a partir de las seis de la tarde se difundan los resultados oficiales, el Gobierno irlandés confía en una victoria del por un margen holgado, según han dicho dos fuentes gubernamentales a la agencia Reuters. "Podemos asegurar que sale el por un margen de 60% a 40%", según una de las fuentes.

Lo más llamativo del debate quizás fueron las preguntas: Nadie se interrogó sobre cuestiones de retórica nacionalista o de avasallamiento de la UE. Apenas se suscitó el dilema entre la austeridad o los estímulos. Lo que de verdad le interesa al público es qué opción es mejor para le economía de Irlanda. “Si rechazamos el tratado estaremos permitiendo al Gobierno hacer una declaración de intenciones de que quieren un pacto diferente. Y eso va a reforzar a las fuerzas antiausteridad en Europa”, sostuvo tras el debate Mícheál Mac Donncha, concejal del Sinn Féin.

¿Cómo va a financiar Irlanda los 39.000 millones de euros que necesitará en 2014-2015, cuando ya se haya acabado el actual caparazón del rescate internacional? “Nosotros creemos que sí es posible encontrar el dinero en los mercados internacionales”, mantiene Paul Murphy, de la Alianza de la Izquierda Unida, que cree que el déficit que haya en 2014 se deberá a los intereses del pago de la deuda. “Nosotros defendemos una moratoria del pago de intereses por la deuda y la diferencia se podría cubrir fácilmente subiendo el IRPF a los ricos, tasando los rendimientos del capital y subiendo el Impuesto de Sociedades”, explica.

"Ningún Gobierno puede seguir manteniendo a largo plazo diferencias tan grandes entre ingresos y gastos"

El economista Gavin Bennett, del University College Dublin, sostiene que el debate entre austeridad o estímulos es falso: “Creo de verdad que no estamos ante una elección entre austeridad-que-no-funciona y estímulos-que-sí-funcionan. Necesitamos una combinación de austeridad y estímulos”.

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“Ningún Gobierno puede seguir manteniendo a largo plazo diferencias tan grandes entre ingresos y gastos porque el mercado no les va a prestar. Pero también necesitamos estímulos y para tener esos estímulos a nivel europeo tenemos que aceptar también estas reglas, la disciplina. Si habla con políticos alemanes, incluso socialdemócratas, le dirán que ningún Gobierno alemán tiene capacidad política de ayudar a otros miembros con transferencias sin ese paquete de reglas”.

Bennett admite que el tratado no hubiera cambiado nada en países como Irlanda y España, que tenían superávits presupuestarios antes de la crisis. “Eso es cierto. Pero este tratado no se redactó pensando en Irlanda o España, sino en Grecia y en la UE y en el problema de Gobiernos que han actuado de forma irresponsable con la deuda y el déficit. El problema de uno es el problema de todos en la Unión monetaria”.

El dilema entre austeridad y estímulos ha sido abordado a fondo desde el campo del no por el economista David McWilliams, que lleva años criticando las políticas de ajuste en sus artículos. Cree que es bueno sanear las cuentas, pero considera un inmenso error reducir el gasto público al mismo tiempo que la población no gasta. “Lo que es bueno para el individuo puede ser malo para el colectivo”, escribe. El gasto de unos es el ingreso de otros. Si todos ahorran, nadie ingresa. Y si nadie ingresa, nadie gasta.

“Si todos estamos ahorrando y al Gobierno se le fuerza por ley a que también ahorre, ¿quién va a gastar? Y si nadie gasta, ¿qué pasa con los ingresos de todos? Y si bajan los ingresos de todos, ¿qué pasa con los objetivos de austeridad, que están expresados en términos de deuda en relación a los ingresos [el PIB nacional]? Como la deuda se calcula como porcentaje de los ingresos y los ingresos caen pero la deuda es la misma, eso significa que el ratio se hace mayor en lugar de menor”, denuncia. Por eso, en su opinión, “el tratado fiscal es economía kamikaze para la mayoría de la UE”.

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