“Brasil sufre un aumento de inversiones especulativas”
El Gobierno brasileño "trabaja para una región que ya no es solo el Mercosur, sino Unasur”, afirma la ministra
“Separar la paja del trigo”. Esta es la imagen con la que Miriam Belchior (Santo Andrè, 1958), ministra de Planificación de Brasil, expresa una de las prioridades de su Gobierno sobre las inversiones que se han registrado en el país latinoamericano en los últimos tiempos. En momentos de crisis financiera en gran parte del planeta, Brasil, el cuarto país del mundo que recibe más inversiones, corre el riesgo de convertirse en un apetitoso objetivo de la inversión especulativa, la que a medio plazo es perjudicial. “Hemos detectado un aumento de este tipo de inversión”, apunta Belchior, quien ha participado en Madrid en la reunión de ministros latinoamericanos de Fomento, preparatoria de la Cumbre Iberoamericana que se celebrará en Cádiz el próximo mes de noviembre.
Con un Mundial de fútbol y unos Juegos Olímpicos a la vuelta de la esquina (en 2014 y en 2016, respectivamente), Brasil tiene necesidad de construir infraestructuras no solo relacionadas con ambos eventos deportivos, sino que sirvan a amplias zonas del país. Como parte de ese esfuerzo el Gobierno de Dilma Rousseff ha anunciado una inyección de 5.000 millones de dólares al Banco Nacional de Desarrollo (BNDS). “En Brasil, el responsable de las grandes inversiones siempre ha sido el sector público y luego le ha acompañado la banca privada. En el momento actual la banca privada se retrae y es ahí donde debe actuar el Estado”, explica la ministra, quien destaca que el crecimiento debe producirse especialmente en infraestructuras, energía y transportes, pero también en producción de bienes mediante asociaciones entre empresas brasileñas y españolas. Sobre los transportes, además de la línea de alta velocidad entre Río de Janeiro y São Paulo —para la que opta un consorcio español—, también están en proyecto las líneas São Paulo-Belo Horizonte y São Paulo-Curitiba.
Desde hace años la diplomacia brasileña es especialmente cuidadosa en no despertar el recelo de sus vecinos y socios económicos ante la evidente pujanza de su mercado y el atractivo que supone para empresas de todo el mundo. “Esa no es nuestra perspectiva. Tanto con el presidente Lula como ahora con la presidenta Dilma trabajamos para una región que ya no es solo el Mercosur, sino Unasur”, subraya Belchior en referencia a la Unión Sudamericana, constituida en 2008. “Nuestra estrategia es la de trabajar de manera cuidadosa con las asimetrías regionales. Necesitamos acelerar todavía más los intercambios en toda América del Sur no solo en comercio, sino a otros niveles, como, por ejemplo, universidades. Eso es todo lo contrario de un país haciendo la competencia a todos los demás”.
La administración brasileña está recibiendo críticas por el retraso en las obras para la celebración del Mundial de Fútbol. Belchior les resta importancia y se considera optimista respecto a su finalización en plazo. “Eso es algo que siempre se dice sobre los países organizadores de este tipo de acontecimientos, pero lo cierto es que las obras se acabarán bien”, asegura y añade: “Circula la broma de que en Brasil lo que preocupa en realidad no es sí los estadios estarán preparados, que lo estarán, sino si la selección nacional estará preparada”.
Uno de los puntos más polémicos en esta preparación para el Mundial y las Olimpiadas es la lucha contra el crimen organizado en las favelas de Río de Janeiro. “El Gobierno ha adoptado una línea muy adecuada en la lucha contra la violencia”, explica la ministra brasileña. “De lo que se trata es de elevar la presencia del Estado no solo con la policía. Se trata de presencia social y en este sentido puedo decir que hemos liberado muchas zonas”.
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