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“Vamos a dormir en el jardín”

La región apenas había empezado a recobrarse tras otro temblor registrado hace nueve días

Trabajadores de los equipos de rescate ante una fábrica en Medolla.
Trabajadores de los equipos de rescate ante una fábrica en Medolla.Pierre Teyssot (AFP)

Nueve días de primavera pueden bastar para tragarse el pavor y reanudar una vida casi normal. Luciana Guidetti y su marido, Remo Bergamini, lo intentaron hace dos noches, cuando decidieron dejar el coche en el garaje y dormir en su cama. “Pero volvió a ocurrir. Casi idéntico. Como si alguien hubiese rebobinado la misma película del domingo pasado [20 de mayo]”, cuenta ella, 65 años, jubilada. “Esta noche vamos a dormir en el jardín, entre las macetas, sacamos las camas plegables y ya está”, la tranquiliza el marido. Sacude la cabeza y levanta la mirada hacia las grietas que se abren en la fachada de la iglesia de Medolla, en la provincia de Módena, uno de los pueblos más afectados por el terremoto de ayer y suspendido en una atmósfera irreal: tiendas, escuelas, oficinas, cafeterías cerradas, pero un imparable vaivén de vecinos, bomberos y voluntarios de Protección Civil.

Los 6.000 habitantes han dejado sus casas y han salido a las calles. La tierra no para de temblar a lo largo del día y adivinar la magnitud casi se transforma en un juego entre los abuelos reunidos en la plaza. “Llevamos una semana de trabajo sin pausa —cuenta el alcalde, Filippo Molinari—. Los funcionarios nos turnamos las 24 horas para mantener abierta la oficina donde recoger los datos de los edificios afectados y de las personas que necesitan asistencia. Ahora debemos empezar desde cero. Otra vez”.

La impotencia frente al intento de volver a la normalidad se palpa sobre todo en los esqueletos a que han quedado reducidas muchas industrias de la zona. Naves que habían abierto sus puertas el lunes, tras los correspondientes controles, se desplomaron ayer. Algunos trabajadores murieron en sus puestos. “Era demasiado temprano para volver a vivir”, apostilla Nadia Luppi, 38 años, obrera en una fábrica de hemoderivados. “Ayer reanudamos nuestros turnos. Nos contaron que todo estaba seguro. De repente esta mañana sentimos una sacudida fortísima, no una de las que habíamos empezado a reconocer. Nos pusimos a gritar y nos abalanzamos fuera, ni recogí mi bolso en la taquilla. El edificio todavía temblaba. ¿Ves lo grande que es?”, enseña una moderna estructura de paneles y pocas ventanas, “pues oscilaba como un juguete”.

Justo enfrente, un ala entera de otra fábrica se desplomó y cuatro obreros quedaron atrapados bajo los escombros. El cuerpo de uno de ellos fue recuperado al mediodía, pero se sigue excavando para encontrar a los otros. Mattia Rigazzi, dueño de la empresa, no se lo explica. “Nos dieron el permiso [para reabrir]. Habían hecho controles y encontraron estables las instalaciones”, dice. “Estábamos tranquilos. Sabíamos que los técnicos habían dado el visto bueno. Hasta había un certificado sellado colgado en la entrada”, confirman los trabajadores. Sin embargo, a las nueve de la mañana, una nave del edificio no aguantó la sacudida y se desplomó.

Las dos fábricas pertenecen a la industria biomédica, pilar de la economía local. “Medolla tiene 6.000 habitantes y casi todos trabajan en esto. Es la zona más importante de Europa en el sector”, comenta Luca Pasini, de 43 años, técnico en una fábrica de material médico; “lo que me preocupa es que si vamos a cerrar durante mucho tiempo, los hospitales se van a quedar sin instrumentos de primera necesidad”, opina.

“Nunca tuve tanto miedo”, cuenta Livia Tagliazucca, de 84 años. Al borde de la calle, con los ojos brillantes y la mano masajeándose las rodillas, observa desde una cauta distancia su casa, un palacete de dos plantas que comparte con la familia de su hija. “Estaba en la cocina preparando la comida, cuando empezó a temblar todo. Me cobijé bajo la mesa, pero luego no podía volver a levantarme, por el miedo y porque mis piernas ya no funcionan como deberían. Por suerte mi nieto es todo un hombre y me sacó en brazos hasta el jardín”.

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