Poca exigencia en clase y muchos deberes en la escuela italiana
La enseñanza en primaria se reduce básicamente a aprender a leer, escribir y hacer cuentas, según Ewa Giacomelli, polaca que vive en Italia desde hace 16 años
Ewa Giacomelli lleva 16 años viviendo en Italia. Tiene tres hijos que acuden a centros educativos públicos a unos 60 kilómetros al norte de Milán: una niña de 9 años en cuarto curso de la escuela primaria, y un hijo y una hija que van a un insituto de enseñanza media.
La mayor sorpresa para los polacos es la duración de las clases, que son de 60 minutos (en Polonia duran 45) y las vacaciones estivales de tres meses. Pero aquí los niños tienen educación obligatoria hasta los 16 años de edad. Los mayores van a clase incluso los sábados. La otra gran diferencia es el deporte. En Polonia se considera importante que los niños puedan moverse lo más posible. Tienen cuatro clases a la semana de educación física. Aquí esas clases se organizan de vez en cuando, a veces no hay dinero para ello. Tampoco hay clases de manualidades. A cambio las escuelas organizan "semanas alternativas": entonces en vez de clases normales se dan clases de manualidades, de cultura y de deporte.
En Italia hay cinco años de escuela primaria, tres de enseñanza media y cinco de escuela secundaria (de formación profesional o de liceo de formación básica). No hay exámenes de ingreso para la escuela secundaria. Se apunta a los niños a la escuela que ellos elijan. Si hay muchos candidatos, se abre una clase más. Se tienen que presentar a exámenes al final de la enseñanza media. Pero en muchos centros esos exámenes no son de los contenidos de los tres años de enseñanza media, sino tan solo del último curso.
En ocasiones tengo la impresión de que los niños pierden el tiempo"
La enseñanza en primaria se reduce básicamente a aprender a leer, escribir y hacer cuentas. Mi marido, que es italiano, opina que el nivel de exigencia se está reduciendo con los años. Incluso ha llegado a decir que antes el material que se daba en matemáticas en quinto de primaria era comparable a lo que ahora nuestro hijo estudia en tercero de enseñanza media. A veces el estudiante tiene la suerte de dar con un profesor de la generación de más edad que tiene ganas de trabajar y que despierta en el niño las ganas de aprender.
En ocasiones tengo la impresión de que los niños pierden el tiempo en la escuela italiana. Con frecuencia ven alguna película durante las clases. Sería estupendo si el tema de las proyecciones estuviera relacionado con los contenidos de la asignatura o si después se discutiera sobre ellas. Pero, por regla general, solo sirven para matar el tiempo, cuando por ejemplo no hay nadie para sustituir a un profesor. En cambio, les mandan demasiados deberes para casa. Cuando echo un vistazo a los cuadernos de mis hijos, veo que lo que hacen no les sirve para desarrollarse, sino que consiste en repetir lo mismo una y otra vez. Y hay una diferencia más. Aquí a los niños se les manda deberes para las vacaciones. Pero claro, como las vacaciones duran casi cuatro meses, algo hay que hacer para que no se les olvide lo que han aprendido.
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