La UE ataca por primera vez la costa de Somalia para destruir botes piratas
Aviones europeos atacan depósitos de armas y combustibles
A punto de cumplirse los dos meses de la decisión política de la UE de atacar a los corsarios somalíes en tierra, un helicóptero de la operación Atalanta destruyó en las primeras horas del martes y en noche cerrada varias naves piratas en la costa somalí sin causar victimas ni entre los piratas ni entre la población civil vecina. Es la primera vez desde su despliegue en 2008 que la fuerza europea interviene en tierra, tras múltiples operaciones en las aguas vecinas a Somalia.
Esas anteriores intervenciones habían servido para evitar ataques, rescatar a personas y barcos ya capturados por los piratas y, en general, para reducir el número de asaltos sobre buque mercantes y de otro tipo en uno de los corredores marítimos más transitados del mundo. Aun así los piratas seguían siendo una amenaza y por ello el pasado mes de marzo los ministros de Exteriores y de Defensa de la Unión se pusieron de acuerdo, previa aprobación de las autoridades somalíes, en extender el área de operaciones de Atalanta para incluir una franja costera de dos kilómetros y las aguas territoriales e internas del país.
Con esa capacidad de acción reforzada, Atalanta había mantenido su curso de operaciones, en el que a finales de la pasada semana vio cómo los piratas se apoderaban de un petrolero griego y su tripulación. Fue el detonante para el nuevo bautismo de fuego europeo. Tras ultimar preparativos, el comandante de operaciones, el almirante francés Jean-Baptiste Dupuis, que tomó en abril el relevo del contraalmirante español Jorge Manso, creyó llegado el momento de atacar. Atalanta dispone de nueve barcos de seis países, incluida España. En la operación intervinieron helicópteros y un avión de vigilancia marítima, cuya nacionalidad no ha sido revelada.
"Un helicóptero nos destruyó cinco botes. No hubo víctimas"
“Hemos estado durante bastante tiempo vigilando diversos lugares y el momento y el lugar elegidos fueron ideales”, señaló un portavoz de Atalanta, según el cual, “el objetivo eran barcos piratas en una playa” en la costa central de Somalia. Un pirata contactado por la agencia Reuters dio su versión: “Un helicóptero nos destruyó cinco botes. No hubo víctimas. Estábamos preparando una salida cuando nos atacó. Escapamos sin contraatacar”.
Sin entrar en detalles tácticos -“solo puedo confirmar que fue una operación desde el aire”, dijo- , un portavoz comunitario confirmó en Bruselas la ausencia de bajas civiles, uno de los puntos contenciosos en la reunión de ministro de marzo. “Se excluye cualquier tipo de operación que cause daños colaterales, a las personas. Y los piratas son personas”, declaró entonces el ministro de Defensa español, Pedro Morenés.
Atalanta tiene más instinto de policía que de militar, en línea con lo cual el comandante de Atalanta, el almirante británico Duncan Potts, considera que tras este golpe “se va a incrementar la presión sobre los piratas y dificultar sus planes de echarse a la mar para atacar barcos”.
Atlanta, que vio en marzo prorrogada su misión hasta finales de 2014, capturó el año pasado 117 individuos y desmanteló 27 bandas piratas, aunque todavía hay nueve barcos y unos 250 marineros en manos de los bandidos. Un trabajo de la One Earth Foundation estima en unos 7.000 millones de dólares los costes creados por la piratería en la zona somalí, incluidos 2.000 millones en operaciones militares y de seguridad.
La piratería en las aguas del Índico vecinas a Somalia se ha convertido en un buen negocio –en 2011 se pagaron del orden de 160 millones de dólares en rescate de rehenes-- con muchos años de vida y los expertos consideran que el ataque costero de este martes tardará en tener efecto. Como las intervenciones de Atalanta tienen estrictas limitaciones (estrecha franja costera, no desplegar soldados en tierra, no causar víctimas mortales) los analistas predicen que los piratas buscarán zonas más seguras en el interior desde las que seguir con el negocio.
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