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Una mayor participación electoral da un respiro al régimen de Argelia

Dos formaciones islamistas emergen con fuerza, según los primeros datos Votó un 43% de los llamados a las urnas, siete puntos más que en 2007

Una mujer se dispone a votar en un colegio electoral hoy jueves.
Una mujer se dispone a votar en un colegio electoral hoy jueves.MOHAMED MESSARA (EFE)

Acaso haya sido la mayor oferta electoral o el agradecimiento a las subidas salariales desde que, en el norte de África, empezó la primavera árabe, pero los argelinos acudieron este jueves a las urnas en mayor proporción que en otras ocasiones.

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El Ministerio del Interior anunció anoche que la participación había alcanzado el 42,9% del censo, más de siete puntos superior que en las anteriores legislativas de 2007. Casi 9,2 millones de argelinos votaron de los 21,6 millones inscritos en el censo de un país de 36 millones de habitantes, con una fuerte proporción de jóvenes y menores. Los resultados de la votación se esperan a lo largo de este viernes.

Aunque el resultado no se aleja mucho de los deseos formulados por los principales responsables políticos, que confiaban en que se acercarse al 50%, la participación en Argelia es inferior a la de todos sus vecinos árabes, incluido Marruecos, donde en noviembre pasado llegó al 45%.

El incremento de la anhelada participación produjo alivio entre las autoridades que confían en poder sortear así una primavera árabe agitada y hasta traumática como la que han vivido sus vecinos orientales. El ministro del Interior, Dahou Ould Kablia, restó importancia anoche a las riñas en colegios y denuncias de fraude que describió como “problemas contenidos”.

El jefe de la misión de los observadores de la Unión Europea, el eurodiputado español José Ignacio Salafranca, confirmó que los “incidentes” eran “muy limitados”.

Los argelinos dieron sobre todo la espalda a las urnas en muchas grandes ciudades empezando por Argel (69,5% de abstención) y la conflictiva región de Cabilia en cuya capital, Tiziouzou, solo depositó una papeleta el 19,74% de los inscritos. Fue en las zonas desérticas del sur donde mas votaron.

Mohamed Hadibi, un candidato de la coalición islamista moderada Alianza Verde, anunció que eran los vencedores en Argel, un dato aún no confirmado. Del inicio del escrutinio sí se desprende que cinco partidos van a dominar los 462 escaños de la futura Asamblea Nacional Popular que deberá enmendar la Constitución.

Junto al histórico Frente de Liberación Nacional, que gobierna desde hace medio siglo, emergen dos corrientes islamistas, la moderada Alianza Verde y el Frente para la Justicia y el Desarrollo, y otros dos grupos de izquierdas, el socialdemócrata Frente de Fuerzas Socialistas y los antiguos trozkistas del Partido del Trabajo, el único que encabeza una mujer, Louisa Hannoun.

Argel no fue el fiel reflejo de la realidad del país. Apenas había, por ejemplo, afluencia en el colegio electoral de Foujeroum en el barrio de Bouazareah. Fouzia, miembro de la comisión de magistrados que supervisa los comicios, reconocía en los pasillos semidesiertos “que había poca gente” a media mañana. “Confío en que vengan por la tarde, sobre todo las mujeres”, comentó.

“Por el cambio”, rezaban los folletos de propaganda con el rostro sonriente de varios candidatos esparcidos en el suelo de la cafetería adyacente a la escuela. “Querrán decir más bien por su enriquecimiento”, comentó en voz alta un cliente y todos rieron de buena gana mostrando su aparente desafección por la consulta. Ninguno de los varones allí sentados tenía la intención de votar.

“Si, claro, esto no es Túnez, donde la gente se agolpaba ante las puertas de los colegios media hora antes de que abriesen”, constataba el eurodiputado italiano Antonio Panzeri que copreside la delegación del Parlamento Europeo desplazada a Argelia. Túnez celebró en octubre sus primeras elecciones democráticas.

Ni siquiera los escasos compromisarios de los partidos sentados frente a las mesas electorales parecían interesados por lo que allí sucedía. “Soy militante por un día y porque me pagan 100 dinares” (10 euros), explicaba en Bologuine, otro barrio de Argel, Ahmed, un joven estudiante que representaba al FLN. “Y, por cierto, no voy a votar”, recalcaba.

En una sala contigua, Fátima, cubierta con un pañuelo que no dejaba al aire ni un pelo, escrutaba la votación con atención. “El dinero que me paguen es lo de menos, estoy aquí por convicción”, repetía ante el periodista. Esta estudiante de filología germánica era compromisaria de la Alianza Verde.

Argelia votó cuando aún persiste la polémica soterrada entre la misión de observación de la Unión Europea, encargada de supervisar el proceso, y el titular de Interior, Dahou Ould Kablia, a propósito del acceso al censo electoral nacional que el ministro guarda celosamente.

Salafranca, que encabeza la delegación de 150 observadores europeos, ha escrito una carta al ministro en la que le recuerda que entre los derechos que asisten a su misión figura el poder consultar el censo como pudo hacerlo en otros países (Líbano, México y Perú) cuyas elecciones vigiló por cuenta de la UE, según indican fuentes diplomáticas europeas.

La misiva de Salafranca es el último episodio de un largo tira y afloja sobre el censo que arroja sombras sobre el proceso en curso en Argelia, el primero de una larga serie que concluirá dentro de dos años con las presidenciales. Ould Kablia denegó a la UE y a los partidos políticos argelinos el acceso al censo nacional so pretexto que contiene “datos personales y confidenciales” de los electores “que la ley argelina prohíbe comunicar”, según una nota difundida por la agencia de prensa oficial APS. Les propuso, en cambio, consultar los censos provinciales que contienen menos detalles.

“Los observadores europeos se hubiesen conformado con una versión expurgada del censo nacional”, señalan las mismas fuentes. “Los censos provinciales no les valen porque no disponen de medios para cruzarlos y comprobar que un mismo elector no está inscrito en varias circunscripciones”, añaden.

Varios partidos de oposición argelinos sostienen que el censo ha sido hinchado artificialmente, una sospecha no compartida por la misión europea. Desde las elecciones presidenciales de 2009 el censo aumentó en unos 900.000 electores, hasta alcanzar los 21,6 millones, una cifra razonable en un país con una población joven.

En su nota dirigida a los observadores las autoridades argelinas les recuerdan que “deben desarrollar su tarea con discernimiento, imparcialidad, objetividad y discreción y lejos de cualquier polémica (…) que pueda perjudicar la credibilidad de su misión”. Salafranca ha sido más que prudente.

El equipo de la UE ha hecho otros dos reproches a las autoridades argelinas. El primero es que hasta hace unas horas no tenían previsto permitir a los partidos políticos asistir al último recuento provincial de los sufragios, en la sede de la Wilaya (Gobierno Civil), antes de enviarlos al Ministerio del Interior.

También las ha criticado por autorizar a votar in situ a los 30.000 militares que han sido desplegados a finales del año pasado en la provincia de Tinduf (60.000 habitantes), tras el secuestro de los tres cooperantes europeos, dos de ellos españoles, en los campamentos de refugiados

“Los recién llegados eligen a los representantes de la provincia en vez de los lugareños”, comentó una fuente conocedora del proceso electoral en esa provincia del suroeste fronteriza con Marruecos. El ministro del Interior prometió enmendar la ley para que la próxima consulta los militares no impongan su decisión a la población civil de Tinduf.

La prensa independiente argelina se ha alineado con los argumentos de la UE mientras que algunos diarios oficialistas les han tachado de actuar como espías. Todo esto “puede aumentar las dudas sobre las intenciones de las autoridades y corre el riesgo de desacreditar aun más el proceso electoral”, recalcaba hoy el diario El Watan.

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