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EL FUTURO DE EUROPA

“Todos han de reducir el déficit”, advierten Cameron y Clegg

La coalición británica ratifica su compromiso con la austeridad pero lanza puentes a François Hollande

David Cameron (derecha) y  Nick Clegg en un mitin en Basildon.
David Cameron (derecha) y Nick Clegg en un mitin en Basildon.SUZANNE PLUNKETT (REUTERS)

David Cameron y Nick Clegg han intentado hoy impulsar políticamente la coalición que gobierna Reino Unido tras el batacazo que sufrieron conservadores y liberales-demócratas en las elecciones municipales de la semana pasada. Pero lo hicieron reafirmando su compromiso con la política de austeridad, rebautizada por Cameron como “eficiencia: afrontar nuestro déficit presupuestario y conseguir crecimiento al mismo tiempo”. Y advirtieron que “todos han de reducir el déficit”.

Pero, a pesar de la dureza de ese mensaje a Europa en general y Francia en particular, el primer ministro conservador y el primer ministro adjunto liberal-demócrata tuvieron especial cuidado en no abrir una confrontación con el ganador de las elecciones presidenciales francesas, François Hollande, que llega al Elíseo con el compromiso de poner más el acento en el crecimiento y menos en la austeridad. Cameron y Clegg vinieron a decir que en realidad todos están hablando más o menos de lo mismo.

“El programa de Hollande para reducir el déficit está en muchos aspectos el mismo camino que nosotros. Es un poco un mito creer que alguna gente en Europa puede gastar mucho más dinero y que nosotros tenemos que reducir nuestro déficit. Todos tenemos que reducir nuestros déficit. Y si no lo hacemos, nuestros tipos de interés subirán. Por eso tenemos que llevar a cabo esta difícil reducción del déficit publico y hacer todo lo posible para conseguir crecimiento al mismo tiempo”, dijo Cameron.

“Es una caricatura decir que la gente al otro lado del canal no está afrontando el problema del déficit”, remachó Clegg. “El presidente Hollande ha dejado claro que quiere poner énfasis en el crecimiento pero sabe que no puede crear crecimiento con montañas de deuda. Todos queremos trabajar con él y sus ministros en sus nuevas ideas para generar crecimiento”, explicó el líder liberal.

Ante una audiencia de trabajadores de una factoría de camiones en Basildon (Essex), al Este de Londres, Cameron intentó ser didáctico al defender su programa de reducción del déficit público, que a juicio de la oposición laborista es el factor que explica por qué la economía británica está de nuevo en recesión a pesare de que había vuelto a la senda del crecimiento en los meses finales del Gobierno laborista.

“Aquí tenemos los tipos de interés a niveles históricamente bajos, tenemos un gran déficit presupuestario, no podemos incrementar el gasto, no podemos hacer recortes fiscales”, explicó. “La manera de conseguir crecimiento en nuestra economía, y diría que también en la economía francesa, es hacer que nuestras empresas vuelvan a funcionar. Y para eso necesitamos que los bancos estén prestando dinero, hacer más fácil el empleo, que sea más barato para las empresas emplear gente, y, por supuesto, Europa”, añadió.

“Hablamos mucho del mercado único pero ni siquiera lo hemos completado en áreas como energía, tecnología digital, cosas como música, servicios. Una de las discusiones que tenemos que tener con el nuevo presidente francés es que hay que completar ese gran mercado europeo porque es la mejor manera de fortalecer el crecimiento cuando nuestros tipos de interés ya son bajos y nuestros presupuestos no se pueden estirar más”, añadió, conciliador siempre con François Hollande.

La comparecencia conjunta de Cameron y Clegg, a los dos años de la formación de la coalición, tuvo una puesta en escena muy diferente del romántico trasfondo del jardín de rosas de Downing Street de su famosa primera comparecencia. Eligieron un escenario industrial para poner el acento en que la prioridad del Gobierno es la economía. No solo porque esa es también la prioridad de los votantes sino porque, tras el descalabro de la semana pasada, el ala derecha del Partido Conservador ha puesto en marcha una campaña para desgastar a Cameron y poner en su lugar a un político de perfil más derechista. Y su primer objetivo ha sido precisamente denunciar que el Gobierno no debería perder el tiempo con proyectos como la siempre pendiente la reforma de la Cámara de los Lores.

“No es lo más importante que tiene que hacer este gobierno pero el Parlamento puede hacer más de una cosa al mismo tiempo”, ironizó Cameron. “Nos acusan de haber hecho demasiadas cosas, no de haber hecho pocas cosas, en tan solo dos años”, bromeó antes Clegg. “Siempre hay altibajos, pero creo que es bueno que dos partidos hayan puesto sus diferencias al margen para hacer cosas juntos”, añadió en defensa de la coalición.

Los dos parecían atacar así el programa legislativo alternativo que ha puesto en circulación la derecha tory a través del grupo Conservative Home. Un programa de derecha pura que creen que el partido podría estar aplicando si David Cameron hubiera alcanzado la mayoría absoluta en las elecciones de 2010 y no dependiera de los liberales-demócratas para gobernar.

Sitúan en primer plano lo que llaman ley de Derechos de Gran Bretaña para conseguir que la aplicación de la Convención Europea de Derechos Humanos sea controlada por los tribunales británicos y que solo en casos excepcionales se recurra directamente al Tribunal de Estrasburgo.

En esa misma línea antieuropea promueven una Ley de Doble Referéndum Europeo por la que Gran Bretaña renegociaría sus relaciones con la Unión Europea y el resultado de esa negociación sería sometido a referéndum. Con la probable consecuencia implícita de que, en caso de ser rechazado ese acuerdo, Reino Unido abandonaría la UE.

Otra propuesta pretende reducir el acceso de los visitantes a los servicios públicos, en lo que parece un paso para limitarlos también a los inmigrantes. También proponen una ley para recortar el poder de los sindicatos.

La gran mayoría de las demás propuestas tienen, sobre todo, un trasfondo económico: desde aumentar la libre competencia a mejorar el servicio de ferrocarriles, reducir la congestión en las carreteras, abaratar el coste de la energía, y, sobre todo, una Ley Financiera para reducir el tipo máximo del IRPF al 40% y asegurarse de que solo los más ricos tengan que pagar ese tipo máximo.

Otras propuestas tienen un contenido político marcadamente ideológico, como la propuesta de ley para asegurar que las normativas sobre movilidad social –es decir, para promover el ascenso de los más humildes en la escala social– y sobre acceso justo “no comprometen la independencia de las universidades” o la que promueve más derecho a elegir en la Educación.

Otra promueve aumentar el traspaso de competencias a Escocia pero al mismo tiempo exige que los diputados escoceses en Westminster no puedan votar en las decisiones legislativas que solo afectan a Inglaterra y Gales, lo que aumentaría el poder de decisión de los tories en los Comunes porque los diputados escoceses son, casi todos, laboristas o independentistas. No falta una propuesta para endurecer la legislación criminal bajo el nombre de Ley para hacer que las prisiones funcionen.

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