España niega que la fragata fuera alertada de la presencia de una lancha a la deriva
Defensa dice que la 'Méndez Núñez' "nunca estuvo a 11 millas náuticas de la embarcación siniestrada"
El Ministerio de Defensa español ha asegurado hoy, a través de un portavoz, que la fragata Méndez Núñez “no tuvo noticia, por ningún medio, de que una embarcación a la deriva, con 72 refugiados a bordo, se encontraba en sus proximidades. De haberlo sabido, no habría dudado en acudir en su auxilio”. En concreto, según el mismo portavoz, la fragata española “no recibió ninguna alerta de emergencia desde el Centro de Coordinación de Rescate de Marítimo (MRCC) de Roma ni tampoco desde el Mando de la OTAN en Nápoles”, que dirigía la operación de bloqueo naval a Libia.
En la Armada ha caído como una bomba el informe de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, que señala directamente a un buque de guerra español y a otro italiano como responsables de faltar a su deber de socorrer a unos náufragos. “Es el peor insulto que le puede hacer a un marino”, han dicho fuentes militares. Además de un presunto delito.
El ministro de Defensa, Pedro Morenés, remitió el 6 de marzo una carta a la ponente del informe, Tineke Strik, en la que negaba la mayor: “Puedo confirmar que la Méndez Núñez nunca estuvo a [solo] 11 millas” del lugar —fijado mediante sus coordenadas— desde el que los inmigrantes hicieron su última llamada antes de que se les agotase la batería del móvil. Eso sí: el ministro no revela la localización de la fragata y se limita a decir que la OTAN “estuvo siempre informada de sus movimientos”.
Morenés insiste en que la Méndez Núñez tampoco “tuvo nunca ningún contacto en absoluto con la embarcación a la deriva” ni “recibió ningún fax desde el MRCC de Roma ni ninguna otra comunicación” sobre la situación de la lancha. Además, asegura que el helicóptero de la Méndez Núñez no voló, por lo que no pudo ser el que vieron los ocupantes de la lancha.
Si es cierto lo que dice el ministro, el MRCC de Roma mentiría cuando asegura que lanzó una alerta a todos los navíos, tanto civiles como militares, que navegaban por la zona y que la repitió cada cuatro horas durante diez días. El Méndez Núñez tenía que haberla recibido.
Fuentes militares recuerdan que el comandante de la fragata tiene autoridad para decretar una emergencia SOLAS (Safety of Life at Sea) y abandonar la misión que esté realizando para socorrer a unos náufragos. Pero ello requiere que tenga conocimiento directo de que hay vidas en peligro o que reciba una orden del mando de la OTAN. Ninguna de las dos cosas sucedió.
Morenés agrega en su misiva que “todos los buques de la Marina española son conscientes de sus obligaciones bajo la Ley del Mar, incluida la de prestar asistencia a personas y buques en peligro” y recuerda que el 26 y 27 de marzo, —justo cuando zarpó de Trípoli la lancha cargada de inmigrantes— la fragata “tomó parte en otras dos operaciones de rescate tras recibir las órdenes del mando aliado”.
No fue un caso aislado, la fragata Juan de Borbón —que sustituyó a la Méndez Núñez en la Operación Protector Unificado— rescató a 114 inmigrantes que navegaban a la deriva sin comida ni agua frente a las costas libias el pasado 11 de julio. No pudo desembarcarlos hasta pasados cinco días, después de que Malta se negase a acogerlos y Túnez accediera finalmente a hacerse cargo de ellos.
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