El Asad dice a Annan que no es posible el diálogo mientras haya "terroristas"
El enviado de la ONU y la Liga Árabe pide al líder del régimen que detenga sus ataques También se lo exigirá a la oposición en el exilio en cuanto abandone el país en guerra
El enviado especial de la ONU y la Liga Árabe para Siria, Kofi Annan, ha fracasado hoy en su intento de convencer al presidente sirio, Bachar el Asad, para que cese la represión. Aunque la televisión local aseguró que la entrevista entre ambos se había celebrado en un “ambiente positivo”, no hay signos de que haya servido para atajar la violencia del régimen contra quienes piden un cambio democrático. Mientras estaban reunidos, el Ejército bombardeaba la ciudad de Idlib, donde continúan las protestas después del aplastamiento de la resistencia en Homs, y hubo al menos 63 muertos en todo el país.
“Ningún diálogo político puede tener éxito mientras haya grupos terroristas armados que propagan el caos y la desestabilización con ataques a civiles y militares”, le dijo el presidente sirio a Annan, según la agencia oficial de noticias, Sana. Esa advertencia vacía de contenido su afirmación previa de que “Siria está dispuesta a sacar adelante cualquier esfuerzo sincero para encontrar una solución”. El país está al borde de la guerra civil como resultado de la violencia con la que el régimen ha respondido a las manifestaciones contra la dictadura.
El Asad, que no parece darse por enterado de la indignación internacional que suscita, volvió así a escudarse en la pretensión de que las protestas son un fenómeno inoculado desde el exterior. Sus portavoces defienden que terroristas respaldados por Al Qaeda, incluidos numerosos combatientes extranjeros, están detrás de la revuelta popular que se inició de forma mayoritariamente pacífica hace un año. Los opositores, tanto dentro como fuera de Siria, desmienten con contundencia esa acusación.
Bassma Kodmani, una portavoz de la oposición en el exilio, calificó la entrevista de Annan con El Asad de “pérdida de tiempo”. La víspera, el líder del Consejo Nacional Sirio, Burhan Ghaliun, rechazó el llamamiento al diálogo del ex secretario general de la ONU. Ghaliun se mostró convencido de que cualquier solución a la crisis requiere presión militar sobre el régimen.
Sin embargo, esa opinión no es compartida por respetados opositores dentro del país. Annan, que almorzó invitado por Moallem en un restaurante de la ciudad vieja de Damasco, tenía previsto entrevistarse por la tarde con representantes de la sociedad civil, entre ellos con el Abdelaziz al Jari, miembro del órgano ejecutivo del Consejo de Coordinación Nacional, uno de los grupos de la oposición interna. Mañana domingo viajará a Turquía donde se encontrará con los disidentes en el exilio.
Sin embargo, la impresión generalizada es que su esfuerzo de mediación ha chocado contra un muro de intransigencia. “Un análisis rápido confirma que El Asad le ha soltado un sermón a Annan”, interpreta Salman Shaikh, director del Centro Brookings en Doha. “El Asad no se ha comprometido a frenar la violencia, luego va a aumentarla”, concluye.
Mientras Annan y El Asad estaban reunidos, las tropas sirias proseguían su asalto a Idlib, al noroeste del país, con carros de combate y artillería pesada. Al menos 46 personas resultaron muertas, según los Comités de Coordinación Local, una organización paraguas que agrupa a la oposición interna. Además, otras 8 murieron en Deraa, al sur, 3 en la periferia de Damasco y 1 en la provincia de Homs. Entre los muertos en Deraa, habría 5 soldados a los que sus compañeros ejecutaron al descubrir su intención de desertar.
La ONU estima que las fuerzas de seguridad sirias han matado a por lo menos 7.500 personas desde el inicio de las protestas en marzo del año pasado. El Gobierno, que ha vetado el acceso a la prensa internacional, afirmó el pasado diciembre que dos millares de soldados y policías han muerto a manos de los “terroristas”.
Mientras tanto, en El Cairo, los ministros árabes de Asuntos Exteriores lograron consensuar con el jefe de la diplomacia rusa, Sergei Lavrov, un llamamiento al fin de la violencia en Siria “venga de donde venga”. El comunicado conjunto apoya el cese de las hostilidades, la creación de un mecanismo neutral que supervise el alto el fuego, la no intervención extranjera, el acceso de la ayuda humanitaria y el respaldo a la misión de Annan.
El gesto es especialmente significativo porque Moscú es uno de los pocos amigos que le quedan a El Asad en la comunidad internacional y su papel se considera clave. Sin embargo, Rusia y China, vetaron el mes pasado en el Consejo de Seguridad un proyecto de resolución que respaldaba el plan de la Liga Árabe para que el presidente sirio dejara el poder como parte de un proceso de transición a la democracia.
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