Los militares retan a Rousseff
El general Paiva pone en duda que la presidenta brasileña fuera torturada durante la dictadura
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ha abierto un contencioso con los militares, que han visto con malos ojos que dos de sus ministras, María do Rosario, de Derechos Humanos, y Eleonora Menicucci, de Políticas de la Mujer, hayan criticado, según su opinión, al Ejército, al tiempo que defienden una revisión de la ley de amnistía sancionada por la Constitución. Acusan a Rousseff de no haber llamado al orden a sus dos colaboradoras.
Militares en la reserva publicaron hace unos días un manifiesto titulado “Alerta a la nación. Que vengan, por aquí no pasarán”. Además de las críticas a la presidenta por no reprender a sus ministras, afirman que no reconocen la autoridad del ministro del Ejército, Celso Amorim. Los presidentes de los clubes militares fueron obligados por el ministro a publicar un texto desautorizando el manifiesto, que finalmente acabó retirado del sitio web donde había sido publicado.
Aconsejada por el ministro Amorim, la presidenta decidió castigar a los 98 firmantes de la proclama. La reacción de los militares en la reserva fue inmediata: el número de firmas subió a 235. Y ahora son tres los generales del Ejército en la reserva que firman el documento contra Rousseff. Uno de ellos, Valdésio Guilherme de Figuereido fue ministro del Superior Tribunal Militar ( STM), y antiguo integrante de la Corte Militar, lo que introduce un elemento político en la polémica.
Que el malestar de los militares, no solo de los reservistas sino también de los activos, es real ha quedado en evidencia con la entrevista concedida a la periodista Miriam Letão, una de las analistas económicas de más prestigio Brasil, por el general de División en la reserva, Luiz Eduardo da Rocha Paiva, en la que ha desafiado a Rousseff poniendo en tela de juicio que hubiese sido torturada durante la dictadura. El general ha declarado que la presidenta debería también ser convocada por la Comisión de la Verdad, aprobada por el Congreso para investigar los crímenes de la dictadura.
El general ha afirmado que está en contra de la Comisión de la Verdad porque considera que “no es imparcial y es maniquea” al investigar solo los crímenes perpetrados por los militares
Tras afirmar que no está seguro de que sea verdad que la exguerrillera, presa durante tres años en una cárcel militar a sus 23 años, fuera torturada, añadió que está en contra de la Comisión de la Verdad porque considera que “no es imparcial y es maniquea” puesto que investiga solo los crímenes perpetrados por los militares y no los que, según el general, fueron cometidos por los grupos armados de izquierdas.
“Si el objetivo de la Comisión de la Verdad es promover el esclarecimiento de las torturas, muertes, personas desparecidas y ocultación de cadáveres, ¿por qué no promover también el esclarecimiento de atentados terroristas y secuestros de personas y aviones y de ejecuciones incluso de compañeros de lucha armada?” se pregunta el militar que hoy trabaja en la Fundación M. Tranpowski, realizando investigaciones para el Centro de Estudios Estratégicos del Ejército.
Paiva pone en duda que la Comisión vaya a citar a Rousseff a declarar: “¿Por qué no llamar también a la presidenta Dilma? Ella militaba en el grupo VAL-Palmares que fue el que lanzó la bomba que mató al soldado Mario Kozel Filho. Ella era del grupo de apoyo. ¿Será que ella no participó a esa operación? ¿Por qué entonces la comisión no la va a citar? Esa es mi posición”, sostiene el militar.
Es evidente que la duda del general sobre las torturas infligidas a la entonces guerrillera Dilma Rousseff es solo una provocación, porque además de sus confesiones de la presidenta al respecto, existen los testimonios de sus compañeras de cárcel, entre ellas varias ministras, que siempre han declarado que la joven militante fue torturada durante 21 días seguidos.
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